miércoles, 22 de mayo de 2013

Y Bárcenas que no cesa, esa pesadilla de Rajoy

Antonio Casado
AL GRANO         
EL CONFIDENCIAL,COM
Y Bárcenas que no cesa. Es la pesadilla del PP y del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El retablo se amplía con salidas verbales tan ocurrentes como la del barón de la peineta, el protagonista, cuando se escandaliza por la cuantía de la fianza que le pide la acusación popular porque el origen de su fortuna “no es de origen delictivo en su totalidad”. O la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, señora de Aznar, que se molesta cuando le preguntan si hubo contrapartidas por el “regalo de boda” de Francisco Correa, el cerebro de la trama Gürtel: “La duda ofende”, decía ayer la madre de la novia.

El juez Ruz siguió tomando declaración a los dirigentes del PP que admitieron en su día haber recibido dinero en las cantidades consignadas en la contabilidad oculta del extesorero, pero no avanzamos respecto al fondo de la cuestión: el origen y la razón de las donaciones anónimas que entraban en la tesorería del partido, controlada por Luis Bárcenas. En la tarea de despejar esa incógnita, parece una batalla perdida contar con la colaboración de los actuales responsables del PP. Que lo digan los jueces. Y de ahí no los sacamos.

Remitirse a los tribunales es legítimo, aunque del partido en el poder debería esperarse, además, una posición de inequívoca colaboración con la Justicia para depurar conductas reprobables en la vida pública. Caiga quien caiga, como decía Antonio Basagoiti, uno de los pocos que defendió la necesidad de sacar del cesto las manzanas podridas. La banda sonora de Génova, sin embargo, sigue siendo esa otra salida verbal que anima el retablo Gürtel-Bárcenas: “Ningún partido es tan transparente como el PP”, decía ayer en un comunicado oficial.

Se lee en ese comunicado que en torno a este asunto hay sectores políticos y mediáticos más interesados en perjudicar al PP y a sus dirigentes que en rastrear la verdad. Tal vez. Pero las apariencias tampoco colocan al PP en el lado de quienes buscan la verdad a toda costa en nombre de la cruzada contra la corrupción. Me temo que en el partido de Rajoy, Cospedal y Bárcenas, importa más minimizar los daños del escándalo (una trama de corrupción encajada en las estructuras del partido) que depurar conductas irregulares.

Esa forma de reaccionar, echando balones fuera en vez de jugar el partido, aminora y debilita el fundadísimo argumento de que en el PP hay mucha gente decente, empezando por el presidente, Mariano Rajoy. Pero esa gente debería ponerse inequívocamente a disposición de la Fiscalía Anticorrupción, la policía y los jueces, con el saludable objetivo de acabar con los sinvergüenzas propios y ajenos. La deliberada ingenuidad del argumento es el camino más corto para denunciar las contradicciones del PP en este asunto.

Trescientos políticos y cien banqueros están  implicados en casos de corrupción en esta España de la crisis, la pobreza, la desigualdad y los seis millones de parados. ¿No es argumento suficiente para acortar la distancia entre lo que se dice y lo que se hace cuando se apuesta por la transparencia y la lucha contra la corrupción en la vida pública?

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