martes, 29 de marzo de 2016

Isabel Alonso "A las mujeres periodistas llegar nos cuesta el doble"






Periodista y emprendedora, conduce el programa Salta Bebé por la radio AM 840.
Isabel Alonso (35) se inició como una voz de las noticias en el programa Despertar, de la FM Profesional 89.9. También trabajó en Aries, Radio Mitre, FM Pacífico y actualmente conduce en Radio Salta su programa Salta Bebé, que se emite los sábados, de 14 a 16. 
¿Por qué estudiaste periodismo y hace cuánto lo ejercés?
Todos nacemos con dones o capacidades que podemos potenciar con el tiempo. Siempre me gustó la comunicación, desde que iba al colegio. En primer grado mi maestra me eligió para hacer el personaje de "periodista" en un acto del 25 de Mayo, en el que debía entrevistar a mis compañeritas. ¿Quién iba a decir que esa sería la profesión que amaría tanto al crecer? Elegí el periodismo y lo ejerzo desde hace 16 años. De cada uno de los lugares donde trabajé me llevé un valioso aprendizaje que fue fortaleciendo mi convicción acerca de que el periodismo cumple una función social muy importante. 
¿Te gusta más el periodismo escrito o el radial?
Es una pregunta muy difícil de responder. Me encanta escribir y darles forma a los artículos que se publican en la revista, pero creo que la radio es magia. Te permite conectarte con la audiencia de un modo muy diferente y hermoso, con esa complicidad e inmediatez que solo la radio tiene. 
¿Es más complicado ser mujer en este medio?
Sí, pienso que a las mujeres nos cuesta el doble que a los hombres demostrar que podemos ser buenas profesionales. Siento que el medio nos exige más que a ellos. Nos vemos en la permanente obligación de demostrar que somos talentosas y capaces de valernos por nosotras mismas. Creo que también nos resulta más difícil compatibilizar la maternidad con el plano laboral. 
Somos mujeres multitareas que vivimos bajo la presión de ser buenas madres, esposas, hijas, amigas y trabajadoras. Lo cierto es que nos las arreglamos y cumplimos con todo. Al final de cuentas, somos más poderosas de lo que pensamos.
¿Cómo te surgió la idea de hacer Salta Bebé, un programa y una revista especializados en maternidad y embarazo?
Cuando estaba embarazada de mi hijo Galo (8) noté que en Salta no había un espacio informativo para los nuevos y futuros padres y decidí tomar la posta y arrancar con un programa radial que se llamó Bebé a Bordo, mientras cursaba mi cuarto mes de gestación. Fue muy divertido hacer confluir mi trabajo como periodista con una experiencia tan maravillosa como es la dulce espera. Cuando Galo tenía tres meses de vida, no pude reincorporarme al trabajo porque sentía la necesidad de quedarme junto a él. En 2009 me decidí a ir por más. Convencida de la necesidad de información que tenían otras mamás salteñas, al igual que yo, me propuse editar la revista Salta Bebé y rebautizar al programa radial con el mismo nombre. Un año más tarde nació el portal web para padres ávidos de información, que hoy utilizan internet para mantenerse actualizados.
¿Cuál creés que es el espacio para los medios que trabajan en una propuesta pensada en la necesidad y utilidad de la gente y con noticias positivas como Salta Bebé?
Considero que somos pocos los medios que hacemos este tipo de periodismo. Fuimos creando ese espacio y abriéndonos camino poco a poco. En lo personal, deseo que sean muchos más los que se animen a producir contenidos positivos y útiles para la gente.

lunes, 28 de marzo de 2016

Los diamantes de Popigai


Ricardo N Alonso
Dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet

En Siberia se encuentra la mayor concentración individual de diamantes en un solo lugar en todo el planeta.
Los diamantes son una sustancia cristalina singular y paradójica. Están formados exclusivamente de átomos de carbono, que se ordenan en una arquitectura cúbica, que los convierte en la materia natural más dura del planeta. 
Alcanzan el grado 10, o el máximo posible, en las escalas de dureza. Si pudiéramos someter un trozo de carbón común a presiones enormes, lo convertiríamos en un diamante. Algo parecido al sueño de la piedra filosofal que buscaba convertir en oro a cualquier material mediante los juegos de la alquimia. Existen numerosos lugares en el mundo en donde se encuentran diamantes que son el producto de un tipo particular de rocas conocidas como kimberlitas. 
Los mayores hallazgos se dieron originalmente en la mitad austral del continente africano y en la India. Luego se hicieron descubrimientos importantes en Rusia, Australia, Canadá, Venezuela y Brasil, por mencionar algunos sitios donde aparecen rocas alcalinas muy antiguas que provienen de grandes profundidades en el interior terráqueo. Esas rocas en la mayoría de los casos fueron destruidas por la erosión y los diamantes pasaron a formar parte del lecho de los ríos, aluviones o arenas. Su resistencia a la meteorización física o química los mantuvo estables por millones de años y así pasaron de un periodo geológico a otro sin mayores problemas. Se los encuentra junto al oro, a otros minerales pesados tales como magnetita, ilmenita, zircón, o incluso con otras gemas. 
Como dijimos entonces, los diamantes son el resultado de carbono y presión. Las grandes presiones ocurren en rocas que se engendran a decenas o centenas de kilómetros de profundidad. O bien en rocas que se forman donde dos placas continentales colisionaron en el pasado y podemos encontrar luego de cientos de millones de años esas raíces antiguas aflorando. Y queda otra alternativa que es el impacto de asteroides con las cortezas planetarias. Todas las caras de los planetas están marcadas por las cicatrices dejadas por cientos de impactos asteroidales. En el caso de planetas con poca o nula actividad erosiva, esas marcas son notables. Marte, o nuestro satélite la Luna, son excelentes ejemplos de cómo se preservan las lluvias de asteroides del pasado. 
En la Tierra, la mayoría de esas cicatrices han sido borradas por la intensa erosión a que están sometidos los ambientes. El resto han sido engullidos por la dinámica de las placas activas. Sin embargo, quedan todavía algunos lugares intactos, caso del Meteor Crater en el desierto de Arizona, el cráter de Monturaqui en el desierto de Atacama en Chile, los cráteres u hoyos de Campo del Cielo en Santiago del Estero, por mencionar solo algunos de reconocido origen cósmico. 
También quedan otros cráteres que yacen bajo el mar, o bajo los hielos, o bajo grandes cubiertas sedimentarias, que se prestan a duda en cuanto a su verdadero origen.


Uno de ellos es un enorme cráter de más de 300 km de diámetro que se encuentra en la plataforma de Malvinas, sobre el cual ya nos hemos explayado en estas columnas, y en donde las islas no serían otra cosa que dos bloques arrancados y desplazados por el tremendo impacto, tal como sostienen los científicos planetarios Michel Rampino de Nueva York, Max Rocca de Buenos Aires y Jaime Baez Presser de Asunción (Paraguay). Desde hace un tiempo se empezó a sospechar que ciertos cráteres formados por esos grandes impactos cósmicos podrían ser portadores de diamantes. La cuestión era saber si la roca original que recibió el choque era rica en carbono. Se empezó una búsqueda sistemática y se descubrió que al menos nueve cráteres de impacto a lo largo y ancho del planeta eran poseedores de diamantes. 
Vaya sorpresa! Arreciaron los estudios científicos en muchos de estos restos de colisiones cósmicas pasadas. El gran hallazgo se dio en Popigai, en Siberia. Allí estaba la combinación perfecta. El lugar justo en el momento justo. La causalidad asociada a la casualidad. Rocas antiguas ricas en grafito, una de las formas naturales del carbono, yacían en un sector de la plataforma siberiana. El contenido en grafito estaba entre 1 y 5% dentro de viejos gneises. Hace 35 millones de años un asteroide, probablemente una condrita ordinaria de unos 8 km de diámetro, se estrelló en Popigai a una velocidad de 72.000 km por hora. Ello generó en la zona cero una presión equivalente a 624 gigapascales y generó una energía extraordinaria que debió tener consecuencias devastadoras para aquella época de finales del periodo Eoceno. 
Tal vez ocurrieron extinciones de vida y cambios en el clima planetario como pasó con otros impactos cósmicos en distintos momentos de la vida de la Tierra. La enorme presión convirtió el grafito de las rocas del basamento en micro diamantes. Las rocas impactadas pertenecían mayormente a los tiempos Arcaico, Proterozoico y Paleozoico. El grafito, era carbón biogénico, transformado por metamorfismo, que se encontraba en las rocas arcaicas de 2.400 millones de años de antigedad. Precisamente allí se dio el foco del impacto que convirtió una vieja roca carbonosa en una roca diamantífera, en un radio entre 12 y 14 km de la zona central del impacto. Los isótopos confirmaron además que fue el mismo carbono original el que dio lugar al grafito y a los diamantes. En el lugar quedó un cráter o astroblema de 100 km de diámetro y las rocas fueron golpeadas hasta 10 km de profundidad. La presión del impacto no solamente fundió y convirtió en vidrio muchas rocas del territorio, sino que además las desplazó hasta más de 70 km de distancia. Incluso rocas con restos de diamantes se encontraron a 150 km de distancia del cráter. Se calcula que en el punto del impacto hay al menos unos 1.600 kilómetros cúbicos de roca diamantífera. Ello representa la mayor concentración individual de diamantes en un solo lugar en todo el planeta Tierra. La información se ha mantenido mayormente en secreto y poco se sabe del tenor o contenido de la roca diamantífera, ni el total de quilates allí presentes. Un quilate es la quinta parte del gramo a sea 200 miligramos. Se ha determinado que en su mayoría los diamantes están en cristales individuales de un micrómetro de diámetro y se presenta de dos maneras; la forma clásica que es la de cristalización cúbica, y la especie conocida como lonsdaleita, que es de naturaleza cristalina hexagonal. 
Tomando en cuenta el volumen de roca diamantífera se cuenta allí con un enorme depósito, aún cuando no se ha producido nada a nivel comercial. El astroblema de Popigai comenzó a estudiarse en la década de 1970 por parte del científico ruso V. L. Masaitis, el mayor experto en el tema. Algunas décadas más tarde anunciaron la presencia diamantífera en el lugar. Desde entonces muy poco es lo que se sabe sobre este interesante y singular cráter meteorítico diamantífero.

lunes, 21 de marzo de 2016

Fenómenos geológicos curiosos

Ricardo N. Alonso
Dr en Ciencias Geologicas
Unsa. Conicet

 Existen varios casos de fenómenos geológicos que son llamativos para un público más amplio que el académico. Uno de ellos tuvo lugar en nuestro país y es el de la famosa "piedra movediza", de Tandil.
El planeta está lleno de fenómenos geológicos que resultan raros, extraños o singulares. Precisamente esta cualidad los hace llamativos para un público más amplio que el estrictamente académico.
En nuestro país, en Tandil, fue famosa una curiosa "piedra movediza", trapezoédrica, que se balanceaba lentamente sobre otra que le servía de soporte. Las leyes de la física habían logrado un equilibrio entre los dos grandes bloques. Ello era posible gracias a un largo proceso de erosión, en una zona de extremadamente baja sismicidad.

Por el contrario, en el norte de Chile hay unas "piedras molino", que son bloques que a raíz de los fuertes sismos del pasado saltaron en un mismo lugar y aplastaron cientos de veces el suelo hasta convertirlo en harina de roca.
El desierto extremo y la recurrencia de sismos de alta energía hicieron posible ese raro fenómeno.
Tampoco dejan de ser curiosos los "glaciares de arena", que se dan en algunas regiones de dunas trepadoras en pendientes de serranías áridas. Hay algunos de ellos en la zona de Corral Quemado (Catamarca). Las arenas se mueven pendiente abajo como si fueran glaciares. O mejor aún las raras dunas musicales, arenas que tienen la propiedad de emitir sonidos en una extraña sinfonía natural.
El Huancar de Abra Pampa (Jujuy) y el cerro Bramador en el norte de Chile son dos ejemplos de estas curiosas dunas musicales.
La sal de roca tiene también características muy especiales y una de ellas es que puede fluir y ascender cuando las capas quedan enterradas a gran profundidad.
En ese caso van a formar domos o diapiros. Un tipo especial lo constituyen los "glaciares de sal" en los Montes Zagros de Irán. Allí la sal llega estrujada a la superficie y se derrama en forma de glaciares.
Otro fenómeno curioso son los géiseres y su regularidad horaria. Cada cierto tiempo expulsan a distintas alturas gruesos chorros de agua caliente. Uno de ellos es el "viejo fiel", en el parque nacional Yellostone en Estados Unidos. A una hora determinada produce una erupción de agua caliente que resulta un espectáculo y un privilegio para los turistas que lo visitan y que coinciden con el fenómeno. Un chino dejó caer un jabón en uno de esos géiseres y se produjo una violenta e involuntaria erupción.
Otro fenómeno extraño es el de las piedras que se mueven solas en el Valle de la Muerte en California. Allí sobre superficies de lodo seco se ven bloques que se han movido en solitario algunas decenas de metros y han dejado claramente una huella tras ellos. Hubo muchas interpretaciones pero hasta ahora ninguna resulta convincente.
Una curiosidad es la caída de rayos sobre las dunas de arenas.
Las arenas se funden y se convierten en un vidrio llamado lechatelerita, que es una forma de sílice formada a alta temperatura y a presión ambiente.
Dichos vidrios adquieren formas de tubos, a veces ramificados, y se conocen como fulguritas. Tienen que ver con las "piedra rayo", populares en la medicina tradicional de los kallawayas, médicos del antiguo imperio Inca.
Otro tipo de vidrios y que se encuentran diseminados en grandes áreas son las tectitas. Se piensa que son el producto de impactos meteoríticos en la Luna que fundieron la corteza y los vidrios fundidos expulsados cayeron a la Tierra. Se las llamó "lagrimas de la Luna" por esta presunción. Otros sospechan que son vidrios generados durante el impacto de asteroides contra la Tierra.
En la Payunia (Mendoza) se encuentra una colada de lava basáltica que alcanza una extensión de 180 kilómetros de longitud y que se considera no solamente la más larga del mundo, sino también de todo el sistema solar conocido. Es una lava que fue muy líquida y fluida y en función de la pendiente alcanzó esa larga distancia desde el cráter de salida.
Muy distintos son los curiosos "volcanes de barro", muy comunes en el norte argentino, y que son una masa de fango pastoso que se pone en movimiento a raíz de fuertes precipitaciones y puede alcanzar decenas de kilómetros. Precisamente recibieron el nombre por su similitud con verdaderas coladas de lava. El ejemplo emblemático es volcán en la quebrada de Humahuaca.
Más compleja es la formación de lagos en cañones estrechos por el colapso de las laderas a raíz de fuerte sismos que producen un dique natural. La laguna de Luracatao es un ejemplo actual. Cuando esos diques se rompen toda la masa de agua se derrama catastróficamente pendiente abajo. En el pasado se han encontrado abundantes ejemplos de este fenómeno en las principales quebradas del norte argentino, esto es Humahuaca, El Toro, Las Conchas, Escoipe, Juramento y otras.
En la Puna son curiosos los "ojos de mar", que se encuentran en las orillas de muchos salares. Nada tienen que ver con el mar, pero sus aguas turquesas o verdosas salobres así lo recuerdan. En ese medio salobre y alcalino viven algas que precipitan carbonato formado colonias vivas de estromatolitos. Existe la versión de que no tienen fondo, lo cual no deja de ser un mito.
Los salares de la Puna y los Andes Centrales son otro de los fenómenos geológicos que desafían a la imaginación. Se trata de extensas superficies blancas y especulares, con una costra salina de decenas de kilómetros cuadrados y gran espesor en profundidad. El sentido común indica que son antiguos mares que se evaporaron. Sin embargo no tienen nada que ver con el agua de mar y son el producto de la acumulación de cientos de metros de espesor de sales de origen continental.
El salar de Atacama en Chile contiene la friolera de tres mil kilómetros cúbicos de sal gema en su interior y es la mayor concentración en un solo punto en todo el planeta Tierra.
Al igual que el cerro Rico de Potosí, que es la mayor acumulación de plata en un depósito individual a nivel mundial. O Araxa en Brasil que es el mayor depósito individual de niobio del planeta.
También se consideran entre las maravillas geológicas curiosas las montañas multicolores de Danxia (China); el río Vinagre de Colombia, donde fluye ácido sulfúrico; los tubos, cuevas y jameos volcánicos de Lanzarote en las Islas Canarias; el cráter ardiente de Darvaza o "La puerta al infierno", en Rusia; el bosque de piedra de Shilin en China; las cuevas de Naica y sus cristales gigantes de yeso selenítico en México, el glaciar Perito Moreno y su desplome cada cuatro años, entre otros muchos ejemplos.
Pero si de rarezas hablamos nada más insólito que la preservación en ámbar de un arácnido en Malasia que mantuvo el pene erecto por 100 millones de años.


lunes, 14 de marzo de 2016

Los amparadores mineros

Ricardo N. Alonso
Doctor en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet


 El de amparador es un oficio antiguo. Ellos cuidaron y aún cuidan, a veces por decenas de años, los campamentos mineros que quedan a sus cargos cuando las faenas se detienen.
Los amparadores mineros son los héroes solitarios de la Puna. 
Seres anónimos y desconocidos, la mayoría pasan sus vidas, o largos años de ellas, en la más absoluta soledad. Gozando de toda la libertad, en medio de una cárcel inconmensurable y voluntaria: el espinazo andino y la altiplanicie de la Puna. 
Son los guardadores de los campamentos mineros. 
El de amparador es un oficio antiguo. Viene del español amparar, o sea resguardar y proteger. Y precisamente ellos cuidaron y aún cuidan, a veces por decenas de años, los campamentos mineros que quedan a sus cargos cuando las faenas se detienen. La ciclicidad en el precio de los metales o de los distintos minerales y rocas de aplicación, hace que muchas veces deje de ser rentable su explotación. Y allí quedan estos seres solitarios, acompañados de alguna vieja radio de onda corta y un infaltable perro chusco, que como se sabe, es el mejor compañero que se puede tener en el mundo. 
Tal como lo exalta Arturo Pérez Reverté en su bellísimo libro, de lectura recomendada, que titulara "Perros e hijos de perra"; una apología a los animales y un furibundo ataque a los malos humanos. 

Esa fidelidad de los perrunos que motivó al conde sueco Eric von Rosen a llevarse a su castillo escandinavo a un caschi de la plaza 9 de Julio, de Salta, que lo había acompañado sin desmayos en la larga expedición científica a los Andes en 1901. 
En la década de 1980, mientras exploraba la Puna de punta a punta, tuve la suerte de conocer y tratar a muchos de los viejos amparadores puneños. Hombres de palabras cortas y de silencios y miradas profundas. Llegar a esos campamentos perdidos en la inmensidad del desierto y compartir a veces un plato de comida. Poder dejarles víveres, enseres, medicinas, proveeduría y algo valioso que atesoraban: los diarios, aun cuando fueran viejos. Esa hambre innata y a su vez adquirida de leer para informarse, entretenerse y pasar el tiempo. 
Guardo innumerables anécdotas de aquellas visitas. Sería imposible mencionarlos a todos, sea a los que conocí personalmente o bien de los que tengo referencias por mentas. 
Roberto Cruz, con quién coincidimos en mina Tincalayu en 1980, fue el último amparador de mina La Casualidad. 
Hace poco lo encontré y juntos elaboramos una lista de aquellos amparadores que ambos recordábamos. Uno de ellos, Saturnino Varas, un chileno de la vieja Boroquímica, era amparador del campamento de mina Porvenir en el salar de Cauchari. Nos dejaba lavar sus tierras auríferas secretas y preparaba un delicioso estofado de vizcachas bien picante. Con limón sutil que le proveían los caravaneros que cruzaban desde el norte chileno.
"En la década de 1980, mientras exploraba la Puna, tuve la suerte de conocer y tratar a muchos de los viejos amparadores puneños".
También en Porvenir supo estar don Bartolomé Soriano. Ricardo Morales, minero nativo de Santa Rosa de los Pastos Grandes, que fuera amparador de mina Sijes y también de Porvenir. Dionisio Córdoba pasó largos años de su vida cuidando las instalaciones de Olacapato. Su padre, Esperidión Córdoba, estuvo una vida entera en las minas de borato de Tres Morros, en Salinas Grandes. 
En Estación Salar de Pocitos estaban Saturnino Rodríguez, que amparaba a Boroquímica, y Florencio Flores, boliviano, que amparaba las instalaciones de Omar Espinosa y se caracterizaba por una caligrafía perfecta. Cuando ponía una firma lo hacía con una ceremonia que indicaba el valor que él daba a cualquiera de los actos por muy simples que fueran. 
Crescencio Casimiro, cuidaba las instalaciones de Neptalí Sanz en el salar de Pastos Grandes y en otras minas del lugar. 
Lechín Salva, de Catamarca, así como Natividad Guitián y Juan Morales, fueron todos ellos amparadores de las minas de perlita de Quirón en la falda sur del volcán Quevar. 
Especialmente a Juan Morales se le deben muchos de los hallazgos del vidrio volcánico hidratado en esa zona. Lucio Fabián pasó su vida en salar del Rincón. 
Pedro Fabián fue amparador de la mina de hierro Frontera en el límite con Chile. 
Carlos Rodríguez amparó largos años la mina de ónix Arita, al sur del salar de Arizaro. 
Vicente Varas estuvo en Guanaquero y Eugenio Varas, chileno, vivió también en Arita, en las canteras de ónix de los Cvitanic. 
Tomás Cruz estuvo largos años en las canteras de ónix de Gavenda, en Norma y Casa del Zorro, cerca de Catua. El único salar con carbonato de sodio, que fuera explotado largos años por la empresa Mellado, tuvo como amparador a Juan Silvestre. 
Las minas de sal de roca de Tolar Grande tuvieron como amparadores a Mario Cervantes y también a Rufino Pérez. Este último perdió la mano por una voladura de dinamita. 
Los bolivianos Vedia, Mamaní y Salomón Zambrana pasaron largos años en Río Grande, dependiente de la mina La Casualidad. Cuando llegaba el tren les dejaba los víveres en una estación a varios kilómetros y ellos iban a buscar esas mercaderías y proveedurías con una carretilla. Era su contacto con el mundo. 
Muchos de los amparadores eran chilenos, bolivianos o nativos puneños. En Chile amparar tiene un significado algo diferente y es el de llenar las condiciones con que se adquiere el derecho de sacar o beneficiar una mina. Para valorar en su real dimensión la figura del amparador hay que pensar en el significado de una vida en otra dimensión. 
Solos en la nada, a decenas de kilómetros del lugar poblado más cercano, viviendo a 4.000 o más metros de altura sobre el nivel del mar. Con lo que significan las inclemencias del tiempo. Temperaturas nocturnas siempre bajo cero y que alcanzan hasta menos 30 grados centígrados en invierno, además de las extremas amplitudes térmicas durante el día y la noche. 
Con nevadas intensas que pueden dejar aislados los campamentos durante semanas o meses. A lo que se suma el famoso viento blanco, que congela cuerpo y espíritu, y que tan bien rescatara Juan Carlos Dávalos en su ya clásico libro. 
Con tormentas eléctricas y la posibilidad cierta de ser alcanzados por un rayo. Como le ha pasado a varios pastores y habitantes de la Puna. Los vientos secos que evaporan la piel, los salares infinitos donde el surumpio puede cegar, la heliofanía y la intensa radiación ultravioleta; todo ello, en conjunto, forman un combinado de elementos que hacen de los amparadores una especie de figuras fantasmagóricas. 
Parcos, silenciosos, templados, con la piel seca y oscura quemada por el sol, envueltos en sus ropas andinas, están dotados de una profunda filosofía natural. La que da el pensamiento solitario en la inmensidad del cosmos, ya que ellos son los dueños de la vía láctea en las largas noches nocturnas. Justo en la Puna donde el cielo estrellado alcanza dimensiones colosales por la transparencia del aire.

lunes, 7 de marzo de 2016

Los trilobites gigantes de Pascha

Ricardo N Alonso
Doctor en Ciencias Geologicas
Unsa . Conicet


Sus ruinas arqueológicas y la belleza de sus paisajes, hacen de esta localidad cercana a la Quebrada del Toro, uno de los lugares más fascinantes de nuestra Salta.
Pascha es una pequeña localidad de la provincia de Salta enclavada en uno de los valles de la Cordillera Oriental. Más concretamente en un afluente occidental de la Quebrada del Toro. Se encuentra aproximadamente a la latitud de Gobernador Solá, un poblado a orillas de la ruta nacional 51 y del ramal C-14 del FFCC General Belgrano. Hasta no hace mucho tiempo el acceso era solo a lomo de mulas y eso dificultaba grandemente la tarea de los maestros que viajan allí a enseñar en la escuela del lugar.
El valle de Pascha contiene al río homónimo que también aparece mencionado como Incamayo o río del Inca. Todo allí hace referencia a topónimos incas, especialmente Incahuasi, o Casa del Inca.

Hay ruinas arqueológicas en las que entre otros objetos se conserva un sillón de piedra, que dicen estaba reservado a altos dignatarios del Cuzco. Numerosos objetos de valor arqueológico fueron removidos desde allí y llevados a distintos museos. Juan Martín Leguizamón, estadista salteño del siglo XIX, envió numerosas piezas a Buenos Aires e intercambió correspondencia con el sabio Florentino Ameghino. Entre los objetos enviados se encontraba un "Cuchillo de madera de grandes dimensiones, hallado en un antiguo túmulo en el paraje denominado Incahuasi (la mansión del Inca) y una cabeza de un ídolo hecha con tierra cocida", ambos descubiertos por el doctor Outes, según comenta el propio Leguizamón.
Pascha es un pequeño oasis con casitas de adobe y hermosos sauces y árboles frutales, rodeado por parcelas de cultivo, especialmente alfalfares. Ello da lugar a la crianza doméstica de ovinos y caprinos. El resto es una región árida a semiárida, que forma un valle de orientación norte sur entre dos cadenas montañosas que son parte de la ramificación austral del sistema del Nevado de Chañi.
El topónimo Pascha es de origen discutido. Para José V. Solá derivaría del quechua "paskani", de pernoctar, descansar. Para Atilio Cornejo derivaría del quechua "pascca" en el sentido de soltar, perdonar. Para Fernando Figueroa derivaría del quechua "phajcha" y significaría una cascada o caída de agua.
En 1973 visité por primera vez Pascha en una excursión que organizaba el Club Amigos de la Montaña, de la mano del recordado José Fadel, más conocido como "Juanito". Este gran hombre era un ejemplo en sí mismo por sus valores humanos. Recto, humilde, solidario fue un guía sabio para quienes daban sus primeros pasos en el montañismo, enseñando a conocer y conocerse, aprehendiendo la esencia de la montaña. Su libro emblemático y de lectura recomendada lleva por título "Mi amiga la Montaña". Con Fadel y otros aspirantes a montañistas hicimos el camino por el cerro Gólgota, partiendo de la localidad de Ingeniero Maury en la Quebrada del Toro. Subimos el cerro y luego bajamos hacia el río y las ruinas de Incahuasi. A mediados de la década de 1970 volví al lugar acompañando al Dr. Juan Carlos M. Turner (1918-1979), considerado por sus aportes como el padre de la geología salto-jujeña y hoy destacado en la galería de los veinte grandes maestros de la geología argentina.
Compartía como estudiante el viaje de campaña junto a profesores de la Universidad Nacional de Salta, el Dr. José A. Salfity y la Lic. Susana Malanca. Esa vez lo hicimos a lomo de mula siguiendo la ruta que parte desde Gobernador Solá por la quebrada del Hormigal. La importancia del viaje radicaba, y radica aún hoy, en que en esa región se encuentra una secuencia de rocas geológicas muy completa que abarca los tiempos Precámbrico, Cámbrico y Ordovícico.
A principios del siglo XX fue reconocida y estudiada por el Dr. Juan Keidel, un alemán que le dio argumentos a Wegener para defender sus ideas sobre la deriva continental. Desde entonces se han publicado decenas de trabajos sobre distintos aspectos geológicos y paleontológicos referentes a las rocas de Pascha. Es que no solamente se conserva allí una gruesa pila de viejos sedimentos marinos, generalmente de aguas poco profundas, sino que además hay un riquísimo contenido en fósiles de los más diversos grupos taxonómicos.
Entre ellos los graptolites, unos organismos que se caracterizaban por su naturaleza planctónica y que tenían una amplia distribución en los mares mundiales de aquellas épocas. Estos son excelentes porque permiten correlacionar rocas equivalentes entre continentes que hoy se encuentran muy separados entre sí. Por ejemplo, los mismos fósiles de graptolites que yacen en las rocas de Salta, fueron encontrados también en lugares tan distantes como Australia, Escandinavia o China. Todas esas regiones estaban cubiertas en ese tiempo por el océano y los graptolites, por su corto rango de vida a nivel de especies, son una ayuda cronológica precisa y útil. Ahora bien lo notable allí son unas concreciones de colores marrones a ocres, medianas a grandes, con formas de bochas, tortas, platos, ovales o lo que podamos usar como analogía. Estas yacen incluidas en los sedimentos marinos de color verdoso y son liberadas cuando la erosión fluvial las deja al descubierto. Al romperlas dejan ver su interior, el que en la mayoría de los casos está vacío. Sin embargo lo que hace famosa a Pascha, es que a veces dichas concreciones encierran un verdadero tesoro paleontológico, esto es trilobites de gran tamaño perfectamente preservados en su ataúd de roca. Esos trilobites tienen una antigedad cercana a los 475 millones de años y pertenecen a una época del período Ordovícico inferior conocida como Arenigiano o Floiense.
Los trilobites fueron artrópodos primitivos, completamente extinguidos, que tuvieron un gran desarrollo en los mares del Paleozoico. Constaban de tres lóbulos laterales y de allí su nombre. Además se puede diferenciar un cranidio (cabeza), un tórax y un pigidio (cola). El trilobite más común de las rocas de Pascha es el Thysanopyge, que también se encuentra en las rocas del cerro San Bernardo de la ciudad de Salta.
En la Universidad Nacional de Salta se conserva un hermoso ejemplar procedente de Pascha y que tiene el tamaño de un plato. Las concreciones que rodean al trilobite son silíceas o de carbonato de calcio y muestran generalmente una estructura que se conoce como "cono en cono". Lo que normalmente ocurría era que al morir el trilobite quedaba en el fondo oceánico y al ser un cuerpo extraño empezaba a precipitar sales del agua de mar. Pronto era rodeado por una fina capa que lo aislaba del medio y luego el proceso de precipitación continuaba durante largo tiempo dando lugar a las mencionadas concreciones que pueden alcanzar hasta 40 cm de diámetro.
Por sus ruinas incaicas, por sus trilobites gigantes, por la belleza de sus paisajes, Pascha es un lugar fascinante y poco conocido de nuestra Salta.


viernes, 4 de marzo de 2016

Un libro para sumergirse en la geología social



La obra de Alonso reúne reflexiones del foro "Salta en un mundo en cambio".
La geología social es la disciplina de la geología que estudia la interacción entre el ambiente y el desarrollo social, especialmente, la influencia de los recursos y de los riesgos geológicos en la gestión territorial y social de las zonas urbanas, de acuerdo con una definición de científicos de la española Universidad Politécnica de Cataluña. 
Este es el tema abordado en el libro "Geología social y urbana", del geólogo, escritor y docente salteño Ricardo Alonso, quien compendia una larga lista de artículos sobre temas vinculados al valor social del conocimiento geológico. 
En resumen, el autor transmite un mensaje que es un enunciado de la importancia social de la geología, o lo que es lo mismo, de la importancia de la geología social. 
"Un mensaje que los planificadores públicos, por otra parte, no deberían dejar de atender", según sostiene en el prólogo José Selles Martínez, geólogo y doctor por la Universidad de Buenos Aires. 
El libro está dedicado al doctor William "Bill" Wayne, de 93 años, profesor emérito de Geomorfología, en la Universidad de Lincoln , Nebraska (Estados Unidos), quien escribió para esta publicación unas breves palabras sobre la Geología Urbana. 
Con historia
A su vez, Alonso recuerda en sus páginas cuando en 1987 Wayne estuvo en Salta: "Fue el primero en estudiar y señalar que fuertes terremotos en el pasado geológico reciente (cuaternario) hicieron ceder las laderas de algunos de los grandes y profundos cañones del noroeste argentino y formaron lagos y diques temporarios. A la par que recorría las quebradas del Toro, Humahuaca, Escoipe, etc., pidió conocer las cuestiones que hacían a la geología de la ciudad de Salta, entre ellas, la localización de basurales o vertederos de residuos sólidos urbanos, las fuentes de alimentación de aguas superficiales y subterráneas, el destino de los efluentes cloacales, la constitución del subsuelo, la preparación edilicia ante los fenómenos sísmicos, la provisión de áridos y rocas de construcción , entre muchos otros asuntos". Y sigue Alonso: "El Dr. Wayne, con paciencia de "viejo sabio'' nos fue ilustrando que había otro mundo en el campo de la geología y que ese mundo estaba fuertemente vinculado a lo humano, al hombre como agente que modifica la naturaleza y que, a su vez, puede ser severamente afectado por ésta".
El autor consigna luego que en el libro se tratan cuestiones geográficas y geológicas relacionadas con lo urbano, lo ambiental, lo económico y lo social. Entre estos temas, se menciona la dinámica de los ríos y el peligro para las poblaciones ribereñas, los puentes, los basurales, el barro de los diques, los pasivos ambientales, la pobreza, el desarrollo, la minería, los cambios climáticos.
"Muchas de estas cuestiones -prosigue Alonso- fueron motivo de pacientes intercambios de opiniones en el marco de un foro de columnistas que nos reunimos bajo el lema: "Salta en un mundo en cambio'', entre ellos, José Armando Caro Figueroa, Daniel Nallar, Sergio Romero, Javier Cornejo, Francisco Sotelo, María Cristina Garros Martínez, Céltico Rodríguez, Armando Frezze, Julio Moreno, Silvia Álvarez, Natalia Buira, Juan Lucas Dapena, Jorge Paz, Waltr Neil Buhler, John Grover Dorado (h), Darío Arias, Israel Cinman, Luis Borelli, Gustavo Barbarán, Jorge Silisque, Walter Luna, Antonio Lovaglio, Julio San Millán, Agustín Pérez Alsina, César Álvarez, entre muchos otros"