viernes, 24 de mayo de 2013

Una absurda acusación contra la Policía Nacional

Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM

Siete meses después de la desdichada noche de Hallowen en el Madrid Arena, elevamos a definitiva una conclusión: cientos de fallos privados no se habrían producido si previamente no hubiera habido cientos de fallos públicos. Pasó lo que suele pasar si el gobernante no hace bien sus deberes. Cuando ya no hubo remedio, sólo pudimos lamentar las muertes de Katia, Belén, Cristina, Teresa y Rocío, solidarizarnos con sus familias y sobreponernos al duelo mediante una innegociable exigencia de responsabilidades políticas y judiciales.

Y ahí es donde hemos topado con el lamentable espectáculo de que nadie se siente culpable de nada. Nos faltaba por oír esta disparatada transferencia de culpa que ayer endosó a la Policía Nacional quien era la delegada de Seguridad del Ayuntamiento, Fátima Núñez, cuando ocurrieron los hechos. Según ella, en línea con las tesis de la alcaldesa, Ana Botella, la culpa de lo ocurrido en una fiesta privada celebrada en el edificio del Ayuntamiento la tiene la Policía Nacional por no haber evitado el problema de orden público. Fantástico.

Esa es la aportación judicial de la exconcejala. ¿Víctima política del Madrid Arena por culpa de la Policía Nacional? Absurdo. Ayer declaró como imputada ante el juez instructor, Eduardo López-Palop, que era la Policía Nacional, “a las órdenes de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes”, la que debía haber controlado las alteraciones de orden público que se produjeron tanto en el interior como en el exterior del pabellón. Sin que se le descolocara ningún músculo facial, Núñez explicó al juez, y a las partes, que no salían de su asombro, que su cargo era de carácter meramente político y que ella estaba allí para dar instrucciones políticas y no para controlar la seguridad de nadie. No me extraña que los letrados de la acusación particular, que actúan en nombre de las víctimas, abandonaran la sala para expresar su malestar por el "mitin" de Fátima Núñez.
No hay en su repertorio legal de competencias (Ley orgánica 2/1986) absolutamente nada que, a priori, antes de ocurrir lo que ocurrió, concerniese ni de lejos al Cuerpo Nacional de Policía en relación con aquella fiesta donde, como es sabido, se cometieron un sinfín de irregularidades y se violaron todas las normas que hacían al caso. No se respetó el aforo. La actuación de los servicios de seguridad fue caótica. Insuficiente a todas luces el servicio médico. Y, para colmo, a la delegada de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, esta misma concejala, ni se le ocurrió avisar al Samur ni a Protección Civil de que se iba a celebrar esta fiesta. ¿Y qué culpa tiene de todo eso el Cuerpo Nacional de Policía?
Ojo con la derivada política del episodio de ayer. Puede dar lugar a la comparecencia judicial de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, a la que la alcaldesa Ana Botella ha empezado a ver como una adversaria política. Medios cercanos a la dirección nacional del PP se malician que algo de eso puede haber en la deposición de Fátima Núñez (“un mitin político”, según los abogados de la acusación particular). En la Delegación del Gobierno las declaraciones de Núñez han causado malestar porque se las ve como un ataque “muy injusto” contra la Policía Nacional. Serán rebatidas con toda seguridad por Cristina Cifuentes, al margen de su presunta intencionalidad política.

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