lunes, 6 de mayo de 2013

El Rey quiere unidad PP-PSOE contra el paro y la pobreza

Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
La Casa del Rey confirma que don Juan Carlos ha hecho ver al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por un lado, y al líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, por otro, la necesidad de remar juntos para combatir el drama del desempleo y salir cuanto antes de la crisis económica. Aunque está en su papel el llamamiento a la concordia entre el partido que ocupa el poder, constituido en Gobierno de la Nación, y el partido que aspira a ocuparlo, esta vez los medios de comunicación han amplificado el llamamiento. Lógico. Es más necesario que nunca. El paro y la pobreza galopan sobre una España atormentada por la crisis.

No ha sido un llamamiento explícito ni directo, como el de cada año en los mensajes navideños, sino indirecto y deducido de la interpretación de un excelente periodista, Miguel Ángel Sacaluga, después de entrar en Zarzuela con las cámaras del programa Audiencia Abierta (TVE), emitido el sábado pasado. Según Sacaluga, que tiene un alto nivel de información sobre las actividades de la Casa del Rey, don Juan Carlos se ha impuesto en su progresivo retorno al trabajo oficial la tarea de motivar a las dos principales fuerzas políticas de la Nación en la búsqueda de “pactos, acuerdos y consensos” frente a la crisis.
¿Estamos ante una operación de rescate de la maltrecha imagen de la Corona o de relanzamiento de su papel moderador? Un portavoz oficial de Zarzuela me dice que no hay nada de eso, entendido como un plan elaborado, aunque reconoce que la posición de la Casa del Rey coincide con las conclusiones del periodista de TVE. Para el caso es lo mismo y no me parece mal. En horas bajas del país y de quien lo representa al más alto nivel institucional, lo importante es la reactivación del papel del Rey en los términos del artículo 56 de la CE (“arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”). Y lo irrelevante es si esto responde o no a un plan orientado a frenar las especulaciones sobre una eventual abdicación de don Juan Carlos.

Lo que nos importa de verdad es que el Gobierno del PP y el PSOE, como averiados pilares de un sistema amenazado de ruina, luchen juntos por un país habitable. Si es con la esponsorización de la Corona, mejor que mejor. En cuanto a la eventual sintonía PP-PSOE contra el paro y la recesión económica, ya tengo mis dudas. Me temo que la hiperactividad de Rubalcaba, que no deja de ofrecer públicamente pactos al Gobierno, no es el mejor método para favorecer el entendimiento. Oigo decir en la distancia corta a un dirigente del PP que los verdaderos pactos se cocinan en la trastienda. Según él, sólo se sirve el plato si está terminado el guiso. Es una forma de descalificar las ofertas de diálogo al más alto nivel que viene planteando el líder socialista, que sigue hablando de mano tendida: “Hace falta que nos sentemos en una mesa y pongamos lo mejor de cada uno para que podamos salir de esta difícilísima situación por la que atraviesa nuestro país”.

En el Gobierno y en el PP siguen hablando de ocurrencias de fin de semana. Sin embargo, y teniendo en cuenta que las últimas cifras del paro y la revisión del escenario presupuestario han reducido notablemente el margen de maniobra de Moncloa, me temo que a partir de estos momentos Rajoy tendrá que diversificar mucho las excusas para seguir rechazando el pacto nacional contra la doble crisis política y económica que proponen los socialistas y sugiere el Rey. Tal vez cambie de opinión un minuto antes de verle las orejas al lobo.

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