jueves, 28 de febrero de 2013

La Corona y el Gobierno, a merced de dos pícaros

Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
Hace unos días se me ocurrió poner en el tablón de anuncios del ágora digital que “la Jefatura del Estado y la Presidencia del Gobierno están en manos de dos indeseables”. Entre quienes se quedaron en la literalidad de la frase, unos se rasgaron las vestiduras y otros, ay, le dieron conformidad. Es evidente que me refería a Iñaki Urdangarin y Luís Bárcenas. Si no los mencioné expresamente se debió al contexto y la limitación del espacio. Pero hay gente esquinada, qué se le va a hacer.

Hecha la aclaración, conviene dedicarle un turno a la situación de un país cuyos principales centros de poder institucional, y sus respectivos titulares, están a merced del poder conminatorio (algunos lo llaman “chantaje”) de esos dos protagonistas de la maloliente actualidad. No sólo eso. Según se va representando el drama, aparecen actores y actrices de reparto que dan mucho juego en escena. Unos alrededor de Bárcenas, por la parte de Moncloa, como Jesús Sepúlveda. Otros alrededor de Urdangarin, por la de Zarzuela, que llegan cargados de bombas fétidas, como Diego Torres o la princesa Corinna.

Siguen sin despejarse las incógnitas sobre el origen de la fortuna acumulada por el extesorero del PP. Pero el proceso indagatorio por la vía legal resulta atropellado por el sentido común de los españoles cuando se trata de hacer la pregunta del millón: ¿de dónde saca la fuerza el barón de la peineta para que el presidente del Gobierno no le repudie públicamente o los dirigentes del PP mientan como bellacos cada vez que se refieren a las relaciones laborales del partido con su extesorero?
Después de la demanda presentada ante el PP por despido improcedente, a Luis Bárcenas sólo le queda apuntarse al paro y empezar a cobrar la prestación por desempleo. Tiene derecho, gracias a las cotizaciones que el PP le ha venido pagando hasta finales del mes pasado, aunque la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, declaró no hace mucho tiempo que este señor había sido despedido en abril de 2010, aunque se mantuvo una relación laboral “simulada”.

Mientras tanto, sigue avanzando el proceso de vulgarización de la Corona. En estos momentos, su carisma se juega entre la palabra de un pícaro, Iñaki Urdangarin, y la de otro rufián, Diego Torres. Con los famosos correos electrónicos entregados hace unos días al juez Castro, Torres viene a decir que la Casa del Rey conoció, amparó y favoreció los negocios del yerno. Y el marido de la infanta Cristina dice negro sobre blanco, en breves y calculadas palabras, que la Casa del Rey “no opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades que yo desarrollaba en el Instituto Nóos”.

En estas reapareció la serenísima Corinna, una comisionista de altos vuelos que se permite hablar públicamente de los servicios que, por su “entrañable amistad” con el Rey, ha prestado generosamente al Gobierno de España. Algunos, de carácter “clasificado”. Misma pregunta que en el caso de Bárcenas: ¿de dónde sacará la fuerza esta mujer para que nadie le haya salido al paso con mayor contundencia en nombre del Rey o del Gobierno de España?


miércoles, 27 de febrero de 2013

Rubalcaba y Chacón, alineados frente a la ola soberanista

                                                                   Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL,COM
La diputada del PSOE por Barcelona, Carmen Chacón, fue la primera en tomar la palabra en la reunión semanal del grupo parlamentario socialista celebrada ayer. Anunció que pensaba romper la disciplina de voto de los 14 diputados del PSC cuando se votara la propuesta sobre el derecho a decidir de los catalanes. Los siguientes en intervenir, José Blanco y Alfonso Guerra, entre otros, le reprocharon su forma de expresarse. Ella, precisamente, no es quien iba a romper la disciplina de voto, sino los diputados catalanes que se desmarcaron del grupo socialista del Congreso al apoyar una propuesta apadrinada por los nacionalistas en defensa del llamado “derecho a decidir”.

Aunque la resolución estaba llamada a naufragar en la aplastante mayoría de PP y PSOE (275 votos en contra y 60 a favor fue el resultado), la controversia sobre ese presunto derecho nos remite a un asunto capital. Y si en un asunto capital los socialistas aparecen divididos, lo que procede es la escisión, como sugirió Alfonso Guerra, ex número dos del partido. Por respeto a los votantes y a la legalidad vigente.
La votación se produjo al final del día con la indisciplina consumada de 13 diputados socialistas catalanes (todos menos Carmen Chacón, que no votó) y una nueva sacudida en las relaciones de dos partidos legalmente distintos y políticamente alineados desde el 16 de julio de 1978. La segunda en los últimos días, tras la declaración pública del líder del PSC, Pere Navarro, en la que pedía la abdicación del Rey sin haberlo consultado previamente con el secretario general del PSOE. Demasiado para seguir manteniendo la asociación PSOE-PSC sin revisar su funcionamiento. Y eso es lo que va a ocurrir, según anunció ayer el líder socialista, Pérez Rubalcaba.

El aspecto disciplinario es de menor cuantía. Estamos ante un problema político de fondo. Hablamos del encaje de Cataluña en España, cuestionado por los nacionalistas que gobiernan en la Generalitat desde noviembre del año pasado. También es una cuestión legal. No existe en el vigente marco jurídico el derecho a decidir si el pueblo catalán quiere o no quiere convertirse en un poder constituyente. No, mientras no se cambie la Constitución que proclama al pueblo español en su conjunto como titular de la soberanía nacional y fuente de todos los poderes. Es una falacia el discurso oficial del PSC, que defiende la Cataluña española pero apuesta en la práctica por el derecho a decidir.

Tal y como está planteado el órdago secesionista que encabezan Artur Mas (CiU) y Oriol Junqueras (ERC), reclamar el derecho a decidir para luego decir 'no' a la ruptura con España es como pedir la vez en la cola del pescado y luego decirle al pescadero que quieres comprar fruta. Así es exactamente como lo ha visto tanto quien ostenta democráticamente el liderazgo del PSOE, Rubalcaba, como quien aspira a ostentarlo, Carmen Chacón.  No sólo por respeto a la legalidad. También por convicción política. “El PSOE es un partido español y trabaja por la unidad de España”, anunció ayer Rubalcaba. “No puedo apoyar esta resolución porque supone un proyecto de ruptura de Cataluña con España”, confesó Chacón.

martes, 26 de febrero de 2013

Antonio Casado Alonso
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM

La retirada del pasaporte al barón de la peineta nos devuelve la perspectiva. Por el auto del juez Ruz confirmamos que la caligrafía de Bárcenas, su visita al notario y el confeti de Ana Mato eran botes de humo. Reaparece el fondo de la cuestión: la presunta financiación ilegal del PP y el enriquecimiento del su tesorero. A la sombra de Gürtel, por supuesto, en relación con las “elevadas cantidades de dinero procedentes de la organización del imputado Francisco Correa” que aquél recibía. De todo eso cuelgan los indicios delictivos “numerosos y contundentes” apreciados por la Fiscalía, concretados por ahora en el fraude fiscal, el cohecho y el blanqueo.

La primera en la frente. Luis Bárcenas declaró en la Audiencia Nacional que entre 1999 y 2007 el PP recibió la suma de 32,7 millones de euros en concepto de “donativos”, mientras que para un periodo más largo, el comprendido entre 1999 y 2007, la actual dirección del partido (informe interno entregado al Comité Ejecutivo el pasado 2 de febrero) confiesa haber recibido solo 11,8 millones de euros por ese concepto.
Ante tanta diferencia, más del doble, se comprende que, según reconoce la secretaria general, María Dolores de Cospedal, no haya ninguna empresa dispuesta a encargarse de la prometida “auditoría externalizada”. Ni inspector de Trabajo que entienda lo de la indemnización 'en diferido' para  justificar la cobertura laboral prestada a Luis Bárcenas desde su teórico despido en abril de 2010 hasta la reciente aparición de las famosas listas. A la número dos se le escapó la palabra “simulación” y acabó de enredar la madeja. Al final no se sabe si estamos ante un salario con apariencia de indemnización, o una indemnización con apariencia de salario.

Como si Bárcenas estuviera necesitado de complementar con el sueldecito de Génova la fortuna acumulada durante sus casi veinte años de gerente y tesorero. Es decir, con el control de la llave y el libre acceso a la caja del PP, bajo la bien fundada sospecha de que eso le sirvió para aparcar en Suiza una “elevadísima cuantía de fondos cuyo origen es objeto de investigación”. Ahora resulta que en su mejor momento sus cuentas no alcanzaron los 22 millones de euros, como se suponía, sino 38. Él mismo lo confesó ayer ante el juez, el fiscal, la defensa y las acusaciones populares. ¿Se está curando en salud ante las comisiones rogatorias ya cursadas sobre otras cuentas suyas detectadas en Estados Unidos y Suiza? Eso parece, mientras insiste en que es legítimo el origen de su fortuna personal. Difícil de creer cuando tanto se ha esforzado en ocultarla a la Hacienda Pública.

La derivada política me lleva a reproducir textualmente lo que dijo la semana pasada el portavoz parlamentario del PP, Alfonso Alonso, en relación con el caso: “Fallaron los controles y se relajó la exigencia ética”. Un amago de contrición que, a mi juicio, debería tener continuidad e incorporarse inmediatamente al libro de estilo de los dirigentes del PP. Empezando por Rajoy, al que nadie imagina como un colaborador necesario del extesorero, pero sí como el consentidor que sabe, pero no actúa por evitar males mayores (pecar por omisión) o porque no sabe (pecar por desconocimiento). En cualquiera de los dos casos, la contrición sería liberadora para el presidente del Gobierno, que no tiene ninguna necesidad de aguantar al barón de de la peineta.

lunes, 25 de febrero de 2013

El monumento de ladrillo quemado

                                                                            DR RICARDO ALONSO
                                                                                    Unsa Conicet


A pocos años de terminada la Batalla de Salta de febrero de 1813 se erigió un humilde monumento para recordar la gloriosa gesta de Belgrano. El domingo 4 de septiembre de 1826, estando en Salta el viajero inglés Joseph Andrews fue invitado después de asistir a misa, en compañía del Dr. Joseph Redheada, a visitar el monumento.
Redhead fue un médico escocés radicado en Salta, muy influyente, que tuvo estrecha relación con la familia Güemes y fue el médico que atendió a Belgrano de sus dolencias. Cuenta Andrews en sus memorias que fueron a visitar el monumento erigido en memoria de la victoria obtenida por Belgrano sobre los “generales españoles Goyeneche y Tristán” y que “distaba más o menos una legua de la ciudad”. Dice Andrews “Este monumento ha sido realizado con ladrillo quemado como la mayor parte de las casas de Salta.
No lleva inscripción alguna pues los sudamericanos son poco afectos a las inscripciones monumentales, ni aún en las lozas funerarias, lo que puede quizás provenir de insuficiencia de conocimientos literarios o de falta de artistas”. Luego apunta que: “A excepción de Buenos Aires, no se encuentra en parte alguna ni siquiera una loza funeraria. En toda la provincia de Salta no hay una sola piedra tallada”.
Finalmente señala que, a diferencia de otras provincias, en Salta se usa más el ladrillo por las violentas lluvias e inundaciones que sufre la ciudad y que el adobe no puede resistir (tomado de las memorias de viaje del capitán J. Andrews, “Journey from Buenos Aires to Potosí”, edición inglesa de 1827, volumen I, pp. 287-288). Con esa sencillez, aquellos viejos salteños ensangrentados por semejante contienda, dejaban testimonio recordatorio de lo que había ocurrido.

Hay que tener en cuenta el alcance humano de la batalla. En una ciudad que no superaba los 7.000 habitantes se enfrentaron casi 6.000 hombres con un saldo aproximado de 700 muertos todo en menos de cuatro horas de violento combate. A ello deben sumarse los cientos de heridos y discapacitados que dejó la lucha sangrienta, muchos de los cuales murieron en días sucesivos incrementando la infausta estadística.
Si tomamos el porcentaje de muertos en relación con la cantidad de población de entonces y trasladamos ese porcentaje a lo que sería el cuadro en relación a la actual población de la ciudad de Salta, ello equivaldría hoy a unos noventa mil muertos. Imaginemos el aspecto desolador de muertos insepultos, de heridos graves, de madres con sus hijos muertos en el campo de batalla, de la incapacidad de asistir a los moribundos, todo en un marco devastado. Belgrano optó por perdonar a los enemigos y no fusilarlos o degollarlos como le pedían.
No hay que olvidarse que fue una guerra fratricida, entre viejos salteños que adherían a Buenos Aires y otros a España, pero que eran prácticamente todos americanos. De allí entonces que esta fecha venerable del 20 de Febrero debía recordarse con unción y respeto.
Show, bailanta, pan y circo
Justo la antítesis de lo que fueron los recientes actos de la Batalla de Salta, donde se gastaron millones de pesos en fiesta y algarabía, en show y bailanta, en pan y circo, con la actuación de artistas que sólo estaban interesados en lo que iban a cobrar (salvo honrosas excepciones), empañado por la presencia de un vicepresidente sospechado, no querido por el pueblo, dueño de un pobrísimo bagaje cultural como quedó claramente expuesto en su discurso; con la participación estelar de un falsario revisionista de la historia y psicoanalista de profesión, y como broche de oro un espectáculo de bombas de estruendos y pirotécnica a las 4 de la madrugada a pocos metros de un hospital (¡sí, de un hospital!) y que despertaron a toda Salta por la violencia de las explosiones ¿A quién o quienes se les pudieron ocurrir tan geniales ideas?
Tal vez haya que buscarlo en la hermética “Comisión Década Bicentenaria” de Salta, cuyos manejos presupuestarios resultan un misterio toda vez que se niegan a contestar los sucesivos pedidos de informes que les llegan desde la H.C. de Diputados. Mientras tanto, lo más genuino de nuestra tierra, los gauchos de los fortines, los hombres de campo y a caballo, que llegaron con sus mejores galas para desfilar en silencio y recogimiento de acuerdo a los sublimes principios de la historia, en su mayoría se quedaron afuera. Ellos estaban de más en esta bacanal del desorden y el tumulto. Quedará para el análisis los mil policías movilizados, los policías infiltrados de civil y armados, los periodistas golpeados, los ciudadanos detenidos, las pancartas políticas, el olor a proselitismo y autobombo, las silbatinas, escraches y abucheos, las agrupaciones foráneas, y todo lo que deslució lo que debía ser una conmemoración, un recuerdo y una evocación a la memoria de los salteños que se desangraron en el campo de batalla.
A ello hay que sumarle los historiadores locales ninguneados, verdaderos y profundos estudiosos, que no fueron invitados a participar de ningún acto, ni a dar ninguna conferencia aún gratuita y académica; mientras que foráneos de Buenos Aires vinieron a hablar de cualquier tema, incluso ajenos a la batalla, pero eso sí cobrando gruesos y jugosos emolumentos. Cuán lejos estamos de aquel monumento de ladrillo quemado de los salteños que combatieron en la Batalla. Y cuán lejos estamos de ese portentoso monumento que levantaron los salteños de un siglo atrás, en 1913, al cumplirse el primer centenario, y en el que participaron sublimes artistas como Lola Mora.
Ese monumento trascenderá varios centenarios. Todo lo que se hizo en este 2013 quedará en el olvido y desaparecerá dentro de 100 años junto con el nombre de los más famosos de los artistas de hoy. En tres o cuatro generaciones los salteños mirarán hacia atrás y verán que los que estuvimos en este segundo centenario no fuimos capaces de dejar nada que trascienda. Porque hay que saber ubicarse en el tiempo: cuando se cumplió el primer centenario ninguno de los presentes estuvimos allí y cuando se cumpla el tercer centenario ninguno de los actuales conciudadanos con memoria habrá sobrevivido. Es por eso trascendente y debe llenarnos de orgullo que seamos los salteños de hoy quienes tuvimos la enorme suerte de ser partícipes de este Bicentenario de la Batalla de Salta. Más allá de los profundos desaciertos con que fuera recordado.

Las bombas fétidas de Palma y el futuro de la Monarquía

                                                                        Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
Después de la traca palmesana del fin de semana, las cosas deberían volver a su cauce. O sea, al proceso indagatorio sobre las trapacerías de dos indeseables y la colaboración necesaria de los cargos políticos que les hicieron el juego. De las deposiciones judiciales de Urdangarín y García Revenga, por un lado, y el blanqueo mediático de Corinna, por otro, uno saca la conclusión de que las bombas atómicas de Diego Torres, en forma de correos electrónicos expresamente seleccionados con la intención de salpicar al Rey, e incluso al Príncipe de Asturias, son en realidad bombas fétidas. No matan, pero huelen fatal. Carecen de relevancia judicial, pero avivan el desprestigio de la institución y a las personas que la representan.

Queda formalizada en sede judicial la desvinculación de la Corona en los negocios de Urdangarín: “Declaro que la Casa de Su Majestad el Rey no opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades que yo desarrollaba en el Instituto Noós”. Es perfectamente congruente con el hecho acreditado de que, en la primavera de 2005, el asesor jurídico del Rey descubre lo que siete años después el juez Castro pondrá negro sobre blanco en un auto: que el marido de la infanta Cristina, junto a su antiguo profesor en el ESADE, están aprovechando el parentesco del primero con la Casa Real para “acudir a altas instancias políticas puenteando escalones y trámites que para cualquier ciudadano serían insoslayables”.

Todo eso no detiene el alarmante proceso de vulgarización de la Monarquía. Su creciente pérdida de carisma corre en paralelo con el deterioro físico de don Juan Carlos, que ya ha pasado seis veces por el quirófano en estos tres últimos años y lo hará por séptima vez dentro de unos días. No hay mal que por bien no venga. Tres meses más para la forja del príncipe de Asturias en el oficio de Rey que está llamado a desempeñar a la muerte de su padre. O a la abdicación. O a la renuncia. O a la inhabilitación. Tres figuras que la propia Constitución Española no descarta. No las descarta porque las contempla (artículos 57 y 59), aunque no hayan sido desarrolladas por ley orgánica. Sobre ese vacío legal trabajan los servicios jurídicos de Zarzuela, como es su deber, a fin de armarse argumentalmente frente a la formulación de diferentes escenarios sucesorios. Asunto de viva polémica en la actualidad nacional más reciente, que viene descargado de su dramático peso histórico por el enfrentamiento de españoles polarizados entre república y monarquía.

Un republicano de los de ahora como Pere Navarro, líder de los socialistas catalanes, acaba de abrir la controversia don Juan Carlos vs. don Felipe y no monarquía vs. república. Y aun así, ha sido expresamente desautorizado por la dirección del PSOE que, como todo el mundo sabe, fue un firme baluarte de la causa republicana hasta su apuesta monárquica de 1978. Esta, en nombre del consenso de la transición, a la que también se sumó el Partido Comunista de España, ha contribuido decisivamente al más largo periodo de paz, estabilidad y progreso que ha conocido España desde su aparición como Estado moderno a finales del siglo XV. Conviene no perder la perspectiva.

viernes, 22 de febrero de 2013

El pulso de la Nación, entre el Congreso y la calle

                                                                     Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM

Fue el presidente del Gobierno quien utilizó el paro como unidad de medida para conocer el estado de la Nación. Para revertir la situación económica hemos de crear empleo. “Lo demás es secundario”, dijo el miércoles al comenzar su discurso. Así que si le tomamos el pulso a la Nación a partir del indicador marcado por el propio Mariano Rajoy como primer problema (paro) y primer objetivo (creación de puestos de trabajo), hemos ido a peor. Al cierre del año 2012, 691.700 parados más y 850.400 puestos de trabajo menos.

Las consecuencias son muy visibles, hasta en el discurso del presidente: “Nunca estuvieron tan repletos los comedores sociales”. El hilo argumental nos hace ver inmediatamente que, gracias a las medidas del Gobierno y los sacrificios de los ciudadanos, dolorosos pero inevitables, “ya hemos sacado la cabeza del agua”. Conclusión: “Hoy tenemos futuro y hace un año no lo teníamos”. Fin del discurso. Éxito de crítica y público entre los 186 diputados del PP e incómoda sensación de que la ciudadanía sale con la cabeza caliente y los pies fríos. Así se desprende del relato servido por los medios de comunicación en las dos jornadas del llamado debate sobre el estado de la Nación. ¿O era sobre el estado de Rajoy?

En los sondeos no aparecen señales de que los nacionales hayan estado muy pendientes del acontecimiento. Y los que lo hicieron detectaron pronto la desconexión entre lo que se dice en el hemiciclo y lo que se dice en la calleSi de verdad era sobre el estado de la Nación, sus señorías han perdido el tiempo. En los sondeos no aparecen señales de que los nacionales hayan estado muy pendientes del acontecimiento. Y los que lo hicieron detectaron pronto la desconexión entre lo que se dice en el hemiciclo y lo que se dice en la calle.
 Probablemente la misma desconexión o distancia existente entre lo que se promete en unas elecciones y lo que el ganador hace luego desde el poder. Se explica: “No he podido cumplir mis compromisos electorales porque he tenido que cumplir con mi deber como presidente del Gobierno”. El argumento desliza la incómoda tesis de que las promesas electorales del aspirante a presidente están reñidas con la función institucional que asumirá si gana las elecciones. Y nos lleva a la aberrante conclusión de que el programa electoral del PP estaba hecho con los pies y, por tanto, habría sido desastroso aplicarlo desde Moncloa.

Se da por bueno si ayuda a superar los males que nos ahogan. A saber: paro, recesión económica, pobreza, desigualdad, corrupción, desaliento, brote secesionista y desprestigio de las instituciones. Un Mariano Rajoy voluntarista, exculpatorio y alejado de la realidad, nos dijo ayer que “hay vida después de la crisis”. Y anteayer, que “hemos dejado atrás la sensación de desastre inminente”. Lo soltó después de constatar la reducción del déficit público (se incumple lo comprometido, pero la UE hace la vista gorda), una cierta mejora en la balanza de pagos (más dinero a recibir por exportaciones que a pagar por importaciones) y el hecho de que la España empobrecida va a ser perceptora neta de la UE (aportaremos menos de lo que recibiremos).

Consideraciones técnicas que no consuelan a las personas que se libraron de la sensación de desastre inminente para vivir en el desastre cotidiano. A esas personas no les hará gracia que Rajoy les explique que están donde están “porque hemos gastado lo que no teníamos”. Un plural injusto, por no decir ofensivo, que sirve al gobernante para transferir al ciudadano la responsabilidad de una crisis que tiene culpables perfectamente descritos. Y esos culpables, esos responsables, están entre la clase dirigente y no entre la clase dirigida.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El cruce Rajoy-Rubalcaba, otra ocasión perdida

                                                               Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL,COM
El país está en peligro de ruina y los máximos responsables de evitarla, el que gobierna y el que aspira a gobernar, se dedican a darse patadas en las espinillas en vez de juntarse para mejorar el estado de la nación. De nuevo, Goya en la memoria. El relato reclama la tremenda metáfora de dos desgraciados hundiéndose en el fango mientras se dan de garrotazos.

Esa es la historia del cruce de ayer por la tarde entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del principal grupo de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, dos veteranos dirigentes cuya credibilidad está seriamente tocada. Lo de ayer no sirvió para mejorarla a los ojos de una ciudadanía presa del desaliento que se aleja cada vez más de la clase política.

Y no es que llegasen sobrados de propuestas. Uno y otro iban cargados de iniciativas, más o menos originales, más o menos sobadas o más o menos voluntaristas. Pero todas lastradas por la maldición de las líneas paralelas: por mucho que se prolonguen, nunca llegan a encontrarse. Las que propuso el presidente (“una segunda generación de reformas”, dijo) fueron descalificadas por Rubalcaba como el burdo deseo de Rajoy por reinventarse políticamente. Y las que propuso Rubalcaba (“un nuevo proyecto social para incorporar las nuevas realidades”) fueron descalificadas por el presidente porque no las llevó a cabo cuando gobernaban los socialistas.

Con la mayoría absoluta del primero y el estado de postración del segundo ninguno de los dos hace una apuesta seria, firme, creíble por el entendimiento en las grandes cuestiones que ahogan a la ciudadaníaEl plato fuerte del debate sobre el estado de la Nación, que siempre es el cuerpo a cuerpo entre los dos primeros actores de la política nacional, volvió a ser tan destructivo y tan inútil como lo fue el anterior, el de 2011, pero con los papeles cambiados. Entonces, el Rajoy que estaba en la oposición describía una situación de emergencia nacional y apremiaba al presidente Zapatero a irse por el bien de España y los españoles. Exactamente lo mismo que hizo ayer el Rubalcaba que por aquel entonces estaba sentado en el banco azul y asentía cuando el presidente acusaba a Rajoy de hacer una oposición destructiva y no arrimar el hombro en una situación delicadísima de la economía española.

Por tanto, nada de pactos por ahora. O al lobo todavía no le han crecido las orejas o el Gobierno y el PSOE han decidido mirar hacia otro lado. Cada cual fue a la suya. Sólo se pondrán a hablar en serio de un verdadero pacto nacional para evitar la ruina política, económica, social y territorial que ensombrece el mañana de los españoles cuando el PP se vea más débil y el PSOE más fuerte. Con la mayoría absoluta del primero y el estado de postración del segundo ninguno de los dos hace una apuesta seria, firme, creíble por el entendimiento en las grandes cuestiones que ahogan a la ciudadanía.

En lo demás, nada nuevo. Los garrotazos, el más eres tú y el entendimiento selectivo para olvidar lo que podía haber de positivo en el adversario y quedarse sólo con lo que se podía devolver en forma de pedrada. Rajoy sigue endosando a la herencia recibida lo que en catorce meses no ha sido capaz de mejorar: recesión, pobreza, paro y desigualdad. Y Rubalcaba apenas tuvo margen para pedir a Rajoy, y a los ciudadanos, que se reconozca su derecho a rectificar ciertas políticas del Gobierno Zapatero del que fue vicepresidente. Qué pereza.

El baile de los espías, entre el vodevil y la corrupción

                                                                  Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL. COM
Damos tantas vueltas en el baile de los espías que nos vamos a marear. Tal y como se nos está sirviendo a través de los medios de comunicación, donde parece que todos espían y todos son espiados, el escándalo supone un paso más en el alarmante deterioro de la clase dirigente en relación con las dos barandillas sobre las que siempre deberían apoyarse los actores de la vida pública. Una es la legalidad. La otra, la moralidad.

¿Sólo porque algunos partidos catalanes le encargaran a una agencia de detectives un barrido de sus respectivas sedes a fin de evitar el espionaje de sus conversaciones? Según el exdirector de la ya famosa agencia Método 3, Francisco Marco, detenido el lunes junto a otros tres agentes de la misma, esa es toda la relación del caso con la política. Lo demás es “una cortina de humo que están montando los medios con ayuda de partidos y dos exempleados de Método 3 que están diciendo tonterías”. No son esas las deducciones policiales tras los registros en las viviendas de los cuatro detenidos y en las sedes de la agencia en Barcelona y Madrid.

Los cuatro detenidos de Método 3 se limitan a decir que trabajaban por encargo. ¿Por encargo de quién? Esa es la pregunta que sigue abierta y alimenta la voracidad especulativa de políticos y periodistas, a la espera de que se filtre una lista de clientes que nos distraiga de la lista de Bárcenas
La nueva estrella invitada del vodevil es el antiguo jefe de los Mossos de Esquadra, Xavier Martorell, actual responsable político de los centros penitenciarios de Cataluña. Ayer aparecía prácticamente en todos los relatos que el periodista ha tenido ocasión de escuchar. Y casi todos sitúan en el entorno del nacionalismo catalán la búsqueda de la caja negra de esta supuesta trama de espionaje político. No debe de estar muy errada esa pista si nos fijamos en la prisa que se ha dado CiU en apuntar hacia los servicios de inteligencia del Estado. A su portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, le ha faltado tiempo para pedir la inmediata comparecencia del director del CNI, Félix Sanz, ante la comisión de gastos reservados del Congreso “para explicar si hay guerra sucia”. Me parece insultante el prejuicio gratuito de que este organismo se dedica a los menudillos de la política y a pasarse la ley por el arco del triunfo.

A medida que uno se va adentrando en el caso, crece la sospecha de que esto se parece más a una comedia de enredo que a un verdadero caso de corrupción. El restaurante La Camarga, situado frente a uno de los nidos de Método 3, era como un divertido campo de entrenamiento para clientes habituales de la tienda del espía. Y si encima cobraban, mejor todavía. Así que también es posible que sólo estemos ante un negocio privado con afluentes políticos de escaso caudal. O que se quede sólo en eso si policías y jueces no identifican a quienes encargaban los trabajillos por los que los detenidos son acusados de revelación de secretos.

Otra cosa es que en la reventa de informes facturados en su día aparezca dinero público como pago de un acto ilegal. Los supuestos espiadores lo niegan todo, mientras los supuestamente espiados se rasgan las vestiduras y piden dimisiones y comisiones de investigación. Los cuatro detenidos de Método 3 se limitan a decir que trabajaban por encargo. ¿Por encargo de quién? Esa es la pregunta que sigue abierta y alimenta la voracidad especulativa de políticos y periodistas, a la espera de que se filtre una lista de clientes que nos distraiga de la lista de Bárcenas. Puede ocurrir en cualquier momento.

lunes, 18 de febrero de 2013

El cine español, otro brote verde contra las peinetas


                                                                                        Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
A las batas blancas a favor de la sanidad pública, el grito de Ada Colau contra los desahucios, el de Beatriz Talegón contra el socialismo de cinco estrellas y la protesta estudiantil en defensa de la educación pública, se sumó la gala de los Goya como un brote verde más en la conciencia crítica de la sociedad frente a un estado de cosas manifiestamente mejorable.

Otro desmentido al supuesto de la sociedad anestesiada. Y una manera de responder a las peinetas de los Bárcenas conocidos y por conocer que han ido forjando un país que rebusca en los cubos de basura y hace cola en la lista del paro mientras crece el número de sinvergüenzas que van pasando cada día por las primeras páginas de la prensa nacional.

En cambio, hay quien lo ve como un ingrediente más de una conspiración de perdedores contra quienes conquistaron en las urnas el derecho a gobernar. Y de esa estrecha concepción de la realidad nace la enemiga de las terminales políticas y mediáticas del PP. Tan patriotas en todo lo demás, pero no en el cine nacional. Qué curioso. Es un clásico desde que esta gente de nuestro cine se pronunció públicamente contra la guerra del Irak (2003) y quienes la apoyaron, entre otros el Gobierno de Aznar.

Pero me quedo también en el bando de los tolerantes, en el que incluyo al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Con sus declaraciones de ayer demostró que sabe encajar una crítica civilizada sin hacerle la peineta a quienes no marcan el paso del poderLos del gremio llevan desde entonces el recurrente sambenito de 'los de la ceja' y son sistemáticamente vilipendiados por quienes el presidente de la Academia de Cine calificó en su discurso de la gala como “los del bigote”. En estos términos: “El cine no pertenece ni pertenecerá nunca a los de la ceja ni a los del bigote”, dijo Enrique González Macho en su discurso de la gala anual del cine español.

Por supuesto. Una obviedad que conviene al arte, al artista, a su capacidad crítica, su independencia y su libertad de creación. También al cine. No sólo como expresión cultural. También como caja de resonancia de lo que ocurre en su entorno social. Exactamente igual que cualquier otro medio de comunicación como la radio, los periódicos o las redes sociales, en su calidad de mensajeros necesarios. ¿A qué viene rasgarse las vestiduras porque la gente del cine se pronuncie contra los recortes, la subida del IVA cultural, los desahucios, el paro y la corrupción?

Me quedo en el bando de quienes amamos el cine español y disfrutamos del talento de su gente en la gala del domingo pasado. Brillante la entrañable Concha Velasco en su tardío reconocimiento, ingeniosa y chispeante Eva Hache, valiente y solidaria Maribel Verdú… Y muchos otros bien traídos fogonazos de humor, junto a una buena puesta en escena y una buena realización de Televisión Española. Me encantó la gala de los Goya y encontré en la gente del cine la vitalidad, la honradez, el talento y al amor a su oficio que ya me gustaría ver en la clase dirigente y en quienes la corean con las anteojeras de una u otra bandería política.

Pero me quedo también en el bando de los tolerantes, en el que incluyo al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Con sus declaraciones de ayer demostró que sabe encajar una crítica civilizada sin hacerle la peineta a quienes no marcan el paso del poder. Nunca perdió la sonrisa durante la gala de los Goya del domingo pasado y aguantó deportivamente las alusiones a la política del Gobierno Rajoy. Justo es reconocérselo

El socio de Urdangarín tira por elevación contra el Rey

                                                                 Antonio Casado
EL CONFIDENCIAL.,COM

AL GRANO
La Corona, de nuevo en las coplas. No es buena noticia, pero es lo que hay. Probablemente porque la Corona se lo ha buscado. Lo demás es producto de la ruptura entre dos viejos amigos y socios del Instituto Nóos, Iñaki Urdangarín y Diego Torres, primeros actores de una comedia destinada a acabar mal. Gracias a eso, o a causa de eso, los españoles van sabiendo detalles de la conducta “poco ejemplar” de ese yerno de don Juan Carlos que se hizo millonario aprovechando su pertenencia a la Familia Real. Y así fue cómo la utilización del prestigio de la Corona con ánimo de lucro puso ese prestigio cuesta abajo.

El sábado pasado, en Palma de Mallorca, el colaborador necesario del yerno del Rey, el mencionado Diego Torres, no tuvo la menor consideración con la Familia Real a la hora de explicar el funcionamiento del Instituto Nóos en el lucrativo trasvase de dinero público hacia sus bolsillos privados. “Todo lo hacíamos con el visto bueno de la Casa Real”, le dijo al juez Castro y al fiscal Horrach, en presencia de los abogados de las partes que, por cierto, demostraron una apremiante sed de transparencia informativa digna de mejor causa.

Menos de 24 horas después estaban a disposición de la ciudadanía los más completos relatos de una agotadora jornada de siete horas de interrogatorios. Con todo lujo de detalles, incluidos los subjetivos procesos de intención del compareciente: “Juró venganza y ayer se la cobró”, escribía el firmante (firmantes) de una pieza informativa aparecida el sábado. Como si hubiera estado presente, se permitía describir el esbozo de “una tenue sonrisa burlona” en el rostro del compareciente cuando explicaba que nunca tuvieron la sensación de estar haciendo algo ilícito puesto que “todo estaba tutelado por la Casa Real”. Entre col y col, la bomba.

Como queda dicho, los proyectiles de grueso calibre lanzados el viernes por Torres tienen su antecedente en las declaraciones de Urdangarín, que hace un año echó balones fuera y responsabilizó a su exsocio de las decisiones que se tomaban en el Instituto Nóos. Y tendrán su consecuente en la nueva comparecencia judicial del duque de Palma, citado para el próximo día 23 en otra jornada judicial que se espera tan apasionante como la del viernes pasado.

Los ciudadanos aplican al caso la doctrina del mal que por bien no venga. Ya advirtió Torres en su día de que tiraría de la manta si se le convertía en cabeza de turco. Todo sea por la transparencia, que está de moda y conviene a la higiene de la sociedad. Se habla de “chantaje al Rey”, y el diagnóstico me parece certero. También puede ser una oportunidad de avanzar en la transparencia y ejemplaridad exigible a las instituciones y a quienes las representan, sin que eso suponga tomar el testimonio de Diego Torres como verdad revelada. Máxime cuando parece evidente su intento de protegerse tirando por elevación, lo cual le hace incurrir en grotescas historietas para mezclar incluso a la Reina, porque en Zarzuela les recomendaban la compra de una impresora como la que utiliza doña Sofía. O al mismísimo príncipe de Asturias porque, al parecer, en algún momento mostró interés por los acontecimientos deportivos que Torres y Urdangarín se ofrecían a promocionar.

Más creíbles son las referencias de Torres a la infanta Cristina como persona corresponsable de los negocios del Instituto Nóos, en cuya Junta Directiva figuraba en condición de vocal. Como colaboradora necesaria o como consentidora, es de sentido común que estaba al corriente de los negocios de su marido. En realidad, eso ya lo sabían los ciudadanos sobre la certeza de que la hija del Rey no es idiota. Ahora, con la prueba testifical ya formalizada, lo que ya sabían los ciudadanos cobra relevancia judicial.

domingo, 17 de febrero de 2013

El Valle de Lerma en tiempos de la Batalla de Salta

                                                                      DR RICARDO ALONSO
                                                                                Unsa . Conicet

¿Cómo se encontraba el Valle de Lerma en tiempos de la Batalla de Salta? ¿Cómo eran el clima, la hidrología, la flora y la fauna? Datos geológicos, mapas de la época, documentos varios y relatos de viajeros nos ayudan en esa reconstrucción histórica. La pequeña ciudad de entonces que no superaba los 10 mil habitantes se expandió a lo largo y a lo ancho del valle modificando la topografía.
En 200 años hubo muchos cambios que afectaron el relieve y el paisaje. Se sabe por ejemplo que el planeta pasaba entonces por los estertores de la “Pequeña Edad de Hielo” que sucedió al “Período Cálido Medieval”. El clima era más frío y los inviernos rigurosos. Existe en el Archivo Histórico de Salta un documento colonial escrito por Filiberto de Mena en 1791, en el que además de hablar de los sitios arqueológicos de los antiguos habitantes del valle, de los terremotos que afectaron la región y de las minas de plata que entonces estaban activas en las sierras vecinas que bordean el valle; hace un comentario valioso respecto al hielo. Comenta que los antiguos salteños traían hielo de las sierras del poniente de la ciudad para fabricar “helados”. Téngase presente que la cota de los hielos eternos bajó hasta 4.500 m en el Pleistoceno y los glaciares activos descendieron hasta la base de muchos cerros. Excelentes ejemplos de actividad glaciaria se conservan en el Chañi, Acay, Cachi, Chuscha y otros.
Al oeste de Salta se extienden los cordones de Lesser o Nevados de Castillo, que estuvieron fuertemente glaciados y desde donde los salteños traían el hielo mencionado por Mena. Este dato lo vuelve a repetir el médico italiano Paolo Mantegazza a mediados del siglo XIX. Para el tiempo de la gran batalla que ganó Belgrano los cerros del oeste debieron lucir muy blancos.
Por tanto si había mayor cantidad de hielos, entonces había también mayor cantidad de agua que se liberaba en el verano alimentando por deshielo los ríos que bajaban desde las montañas del oeste. El valle era húmedo y estaba surcado por los ríos que tenían mayor profundidad. Temple (1826) habla de ríos profundos y muy rápidos en lo que hoy serían el Vaqueros y el Caldera, mientras que J. Scrivener dice lo mismo de los ríos al sur de la ciudad. El nivel de los ríos subió de tal manera que muchos puentes con el paso del tiempo quedaron obsoletos o fueron destruidos durante crecidas extraordinarias.
Téngase presente que el valle está segmentado por la divisoria de las aguas de las altas cuencas de los ríos Bermejo y Juramento. Estos dos ríos estaban entonces controlados por el Paraná y tenían su propia dinámica (no había diques, ni canales, ni desvíos importantes). Lo cierto es que desde el Huayco al norte el sistema hídrico pertenece a la alta cuenca del río Bermejo y desde el Huayco al sur a la alta cuenca del río Juramento. Mucho antes, en el Pleistoceno, todos los ríos del valle fluían al Juramento y el río La Caldera pasaba por la actual avenida Virrey Toledo. En tiempos coloniales se conoció a ese cauce como la “Zanja Blanca”. El Valle de Lerma era más húmedo y estaba lleno de arroyos, charcas, lagunas, pantanos, vertientes e incluso los famosos tagaretes. Existe un excelente mapa topográfico de 1807, obra del topógrafo J. Larramendi, que muestra la distribución de cauces en la vieja ciudad de Salta.
Estos eran unos canales o zanjones naturales que corrían preferentemente desde el oeste hacia el este, tales como los que se encuentran debajo de las actuales avenidas Entre Ríos (“Zanjón del Estado”) y Belgrano (“Tagarete de Tineo”), además de sus afluentes laterales generalmente con dirección norte a sur. Había zonas pantanosas en el actual parque San Martín (precisamente una de ellas es donde hoy se encuentra el lago del parque); en la zona del Colegio Nacional; en un sector con unos cuatro pantanos limitados por Ituzaingó y Jujuy y San Martín y La Rioja; en la costa del cerro San Bernardo, y también una laguna de gran tamaño en la actual plaza Gurruchaga. Esta última era la Laguna de Chartas con un eje este-oeste de 600 metros. El nivel del agua estaba casi superficial y por eso se tenían dichas zonas pantanosas. Muchos de los bajos inundables de la ciudad que se anegan hoy en la época de lluvias coinciden con aquella vieja topografía. También había vertientes o manantiales, donde las aguas subterráneas afloraban, tal el caso del pie de la Sierra de Mojotoro. Los viajeros que pasaron por Salta en la época colonial coinciden en señalar la insalubridad del terreno. Las zonas pantanosas eran el hábitat de mosquitos que producían las temidas fiebres palúdicas y las tercianas.
El viajero inglés Temple que pasó por Salta en febrero de 1826 menciona que esa es la época del año en la que se sufre “las fiebres intermitentes y al paludismo, llamado chucho”. Señala que toda su gente “están en cama, algunos de ellos extremadamente enfermos y con alta fiebre”. La peste de cólera que afectó Salta con centenares de muertos en la década de 1880 tuvo que ver con esa insalubridad.
Al punto que a principios de 1900 se dispuso un completo trabajo para lograr el saneamiento de la ciudad y de esa época quedó un excelente plano preparado por el Ing. Carlos Nyströmer. Concolocorvo, seudónimo de un viajero español encargado de correos que pasó por el norte argentino a mediados del siglo XVIII comenta el tema del tráfico de mulas desde Sumalao camino al Potosí.
Muchas de las mulas morían en su paso por el valle y sus esqueletos nauseabundos quedaban allí expuestos a los carroñeros. Anton Z. Helms que pasó por Salta en 1789 menciona el tema de los pantanos, los mosquitos, el pésimo ambiente y hasta refiere que se encontraban “cocodrilos”.
Probablemente esto no sea cierto pero pudo haber algunos lagartos si se tiene en cuenta que el Mojotoro conecta a través del Lavayén y el San Francisco con el Bermejo y podría ser una vía para la migración de estos y otros reptiles. Los ríos eran generosos en peces con abundancia de bagres, sábalos y dorados. Los campos tenían abundante caza especialmente distintos tipos de palomas, perdices, pavas, patos, corzuelas y chanchos del monte.
En cuanto a la vegetación gran parte del valle presentaba montes incultos, cerrados, especialmente churcales. Según Andrews (1826), los “bosques llegan hasta una legua y media de la ciudad”. Había potreros con alfalfa para el ganado, sembradíos de maíz, hortalizas, frutales y el resto estaba formado por montes bajos, algarrobos aislados y abundantes ceibos y sauces en las orillas de los ríos y arroyos. Esos arroyos de agua limpia y cristalina tenían cantidad de berros, de mojarras y eran fuente de provisión de agua potable. Las sierras de Mojotoro y de Lesser estaban cubiertas por una vegetación más densa. Gran parte de ese paisaje que fue testigo de la Batalla de Salta de 1813 desapareció por los cambios climáticos y demográficos aquí comenta              dos.

viernes, 15 de febrero de 2013

Los secretos de Bárcenas no están en la nómina de Rubalcaba

                                                                      Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
Aunque no quería entrar en el juego, Pérez Rubalcaba enseñó su nómina ayer por la tarde en el Congreso. El embarullado discurso del PP, que va pisando engrudo desde la publicación de las listas de Bárcenas, se venía centrando estos últimos días en poner a prueba la disposición del líder socialista a ser tan transparente como Mariano Rajoy. El propio presidente del Gobierno le había emplazado a seguir su ejemplo en la dura sesión de control parlamentario de hace dos días.

Se había lanzado la insensata acusación -preventiva, eso sí- de que si Rubalcaba no hacía públicas sus declaraciones fiscales es porque tendría algo que ocultar. Lo habían repetido tanto los sucesivos portavoces del PP, que hasta parecían convencidos de ir ganando la batalla de la transparencia. La celebración les servía de pantalla sonora frente a los ecos persistentes del caso Gürtel y sus múltiples ramificaciones. He ahí el verdadero problema. Y el PP no lo va a resolver negando al adversario fuerza moral para dar lecciones. Ni tampoco consiguiendo que sus dirigentes y los del PSOE publiquen o dejen de publicar sus declaraciones de renta y patrimonio.

Los dirigentes del PP con más trienios disimulan como pueden el ataque de pánico que sufren, mientras rezan para que las prescripciones y los defectos de forma, como ocurriese hace veinte años con el caso Naseiro, acaben dando lugar al apagón judicial del caso GürtelLos secretos de Bárcenas no van a aparecer en las nóminas de Rubalcaba, como el mismo líder del PSOE dijo al comparecer ante los periodistas para adelantar su declaración de la renta en la próxima campaña anual de Hacienda. En 2012 cobró exactamente 67.299 euros netos. La mitad de lo que cobraba Rajoy cuando era jefe de la oposición: 135.000 euros, según los datos fiscales publicados en la página digital de la Moncloa, pues a los ingresos como jefe de la oposición sumaba lo que percibía del PP. También nos dijo Rubalcaba que ya se ha dirigido a la Agencia Tributaria para pedir los mismos certificados que ha presentado Rajoy, en los mismos términos, con los mismos epígrafes, “para que puedan compararse al detalle”.

Bueno, ¿y qué? Eso no va a desactivar de ninguna manera la caja de bombas que guarda Luis Bárcenas. Los dirigentes del PP con más trienios disimulan como pueden el ataque de pánico que sufren, mientras rezan para que las prescripciones y los defectos de forma, como ocurriese hace veinte años con el caso Naseiro, acaben dando lugar al apagón judicial del caso Gürtel. Mientras tanto, las raíces del escándalo son cada vez más visibles, como las del chopo castigado por una larga sequía. Desde las mayores, que tienen que ver con la financiación ilegal del PP, el sospechoso enriquecimiento de su tesorero y las donaciones inconfesadas de empresas agradecidas, hasta las de menor cuantía, como los regalos de Francisco Correa a la esposa de Jesús Sepúlveda (hoy ministra de Educación, Ana Mato), el curioso regalo de las cotizaciones del extesorero a la Seguridad Social sin contrato laboral de por medio o la controversia caligráfica en torno a las listas parcialmente verdaderas de Bárcenas.

jueves, 14 de febrero de 2013

Pronto se lanza Rubalcaba al "váyase, señor Rajoy"

                                                                       Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
El líder del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió ayer la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Primera vez que lo exige en sede parlamentaria. Lo raro es que lo haya hecho tan sólo una semana antes del debate sobre el estado de la Nación, lo cual nos lleva a preguntarnos qué sentido tiene malgastar tanta munición en un cruce parlamentario de tres minutos cuando está al llegar el cuerpo a cuerpo del miércoles que viene.

No se entiende bien, pero no creo que sea gratuito. Alguna carta debe de guardar bajo la manga el secretario general del PSOE. Una vez destapada, sobre la marcha del gran debate de la semana que viene, o más bien en el tramo final del mismo, nos vendría a explicar el porqué del durísimo alegato de ayer contra Mariano Rajoy y la petición de que dimita. Quedamos atentos a la pantalla mientras también nos preguntamos si el escándalo Bárcenas es suficiente para que ayer Rubalcaba se lanzase en tromba: “Le pido que renuncie, que lo deje. Usted no puede resolver la crisis política que ha creado. Dimita. Es lo mejor para España y los españoles”.

Al revés de lo que hicieron Aznar en 1995 y Rajoy en 2011, Rubalcaba no pide el adelanto electoral. Está convencido de que no sería bueno para el país meterse ahora en la dinámica de unas elecciones generalesNada nuevo bajo el sol, aunque tal vez sea prematuro. Ya estamos ante el “váyase, señor Rajoy” de Rubalcaba, inspirado en el “váyase, señor González” de Aznar y en el “la prima de riesgo es usted, señor Zapatero”, de Rajoy. Con una diferencia: al revés de lo que hicieron Aznar en 1995 y Rajoy en 2011, Rubalcaba no pide el adelanto electoral. Está convencido de que no sería bueno para el país meterse ahora en la dinámica de unas elecciones generales. Para la moción de censura siempre tendrá tiempo. Y del gobierno de coalición como último recurso democrático frente a un creciente riesgo de colapso político, el líder socialista no quiere ni oír hablar.

De sus latigazos verbales en la sesión de control al Gobierno se deduce que el PSOE ha decidido centrarse en el ataque a la persona que en estos momentos representa a la institución de la Presidencia del Gobierno, sin poner en duda la legitimidad democrática conquistada en las urnas por los 186 diputados del PP y su derecho a ostentar el poder en los tres años que restan de legislatura. Pero acusa al presidente de incumplimiento de programa y le hace personalmente responsable de haberse cargado los consensos nacionales en educación, sanidad y legislación laboral.

No obstante, es el caso Bárcenas, considerado por el PSOE como la caja negra de la financiación ilegal del PP, el que determina la estrategia de acoso político contra Mariano Rajoy. El diagnóstico es que está atado de pies y manos por Luis Bárcenas. Y el reproche, que es incapaz de desatarse. De ahí que Rubalcaba base en la “incapacidad” de Rajoy para gobernar la petición de que abandone la Presidencia. No debe de ir muy desencaminado cuando la réplica de Rajoy consiste en presumir de haber hecho públicas sus declaraciones de renta y patrimonio y exigirle a su adversario que haga lo mismo. Como si ese fuera el fondo de la cuestión. Ni media palabra para negar que Bárcenas sea una parte del caso Gürtel y Gürtel sea un aparato de financiación ilegal del PP, tal y como reza la sospecha ya judicializada en la Audiencia Nacional.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Todos contra los desahucios: será bonito mientras dure

                                                                      Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
“Si no están locos, rectificarán”, decía el miércoles pasado la aguerrida Ada Colau, brote verde de la conciencia social y banda sonora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Se refería a los 186 diputados del PP, cuyo portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, sostuvo hasta dos horas antes que su grupo votaría en contra de la admisión a trámite de la iniciativa legislativa popular antidesahucios presentada por 1.402.854 ciudadanos. Pero hubo llamada de Moncloa, Alonso se la envainó y los diputados del PP, que no están locos, rectificaron.

Así que ayer, en el Congreso, todos contra los desahucios, pero sin entrar en detalles. Eso vendrá luego. Será bonito mientras dure la unanimidad de las fuerzas políticas en la decisión de tramitar las propuestas del movimiento ciudadano que ha despertado a la sociedad frente al drama de los desahucios. Las propuestas centrales incluyen la dación en pago retroactiva, la paralización de los desahucios en deudores de buena fe y la habilitación de las viviendas vacías en régimen de alquiler social.

Una cosa es tramitarlas y otra conseguir que se incorporen a la legislación ordinaria. Eso dependerá de la voluntad del partido dominante, que “no comparte las medidas que propone esta iniciativa” (Alonso)Una cosa es tramitarlas y otra conseguir que se incorporen a la legislación ordinaria. Eso dependerá de la voluntad del partido dominante, que “no comparte las medidas que propone esta iniciativa” (Alonso). No bastarán los persistentes mensajes a los móviles de los diputados de Rajoy. Ni el apoyo de los partidos de la izquierda, en clara minoría frente al PP.

Un par de horas antes de aprobarse en el Congreso la admisión a trámite de esta iniciativa ciudadana, con el inesperado voto favorable del PP, supimos que una pareja de jubilados había decidido suicidarse en Calviá (Mallorca), acuciados por la pérdida de su vivienda, de la que iban ser desalojados la semana que viene. Así lo dejaron escrito en una carta. Un trágico suma y sigue de víctimas de la burbuja inmobiliaria creada por gobernantes y banqueros. Los mismos que están interpelados para buscar una solución al problema de las familias que se han quedado y se van a seguir quedando sin techo por impago de la hipoteca. No sólo es legislativo el emplazamiento. También es moral. Como moral es el último recurso de los ciudadanos convertidos en escudos humanos para impedir el desalojo de una vivienda por impago de la hipoteca.

Con su éxito de ayer en el Congreso, cuya ruidosa celebración les costó el desalojo de la tribuna de invitados, los agitadores del movimiento antidesahucios ya han logrado que su iniciativa se tome en consideración. Pero eso es una pura formalidad. Lo de ayer se puede quedar en nada si son rechazadas sus propuestas, una vez convertidas en enmiendas al proyecto de ley sobre “medidas urgentes para reforzar la protección a los deudores hipotecarios”, que ya se está tramitando.

Lo deseable sería que PP y PSOE pusieran en común la voluntad política de terminar con esta “lacra social”, como la han calificado los propios jueces. Ya la mostraron a finales del año pasado, pero duró poco, cuando se aprobaron las medidas que suavizaron el problema sin resolverlo en absoluto. Hay margen para modular las propuestas de la iniciativa popular admitida ayer a trámite sin alterar el respeto a la propiedad privada y las bases del mercado hipotecario. Lo que no puede hacer el legislador es seguir mirando hacia otro lado mientras la legalidad vigente sigue apadrinando el rescate de los bancos y no el de las familias.

martes, 12 de febrero de 2013

El adiós del Papa zumba en los oídos del Rey y de Rajoy

                                                                      Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
A mediodía de ayer, Benedicto XVI anunció en latín, formal y libremente, como manda el protocolo vaticano, que el próximo día 28 de febrero deja el trono de San Pedro (“por el bien de la Iglesia”) y se retira a un convento de clausura. Y todas las cuentas de las redes sociales, excepto la suya (@Pontifex), convirtieron la noticia en el acontecimiento más comentado del día. También en España. Con una salvedad. De la sorprendente noticia, “El Papa dimite”, lo que triunfó fue el verbo y no el sujeto.

Es la derivada nacional de un acontecimiento cuyo precedente más próximo nos remite al año 1415 (Gregorio XII). Hace casi seis siglos, oiga. No hace falta remontarse tanto tiempo para encontrar la renuncia al trono de un rey español. La espantada de Amadeo de Saboya fue en 1873. O la dimisión de un presidente del Gobierno. Ahí tenemos todavía fresca la de Adolfo Suárez a principios de 1981. ¿Quién va a reprochar a nuestros jerarcas que no saben irse a tiempo como los papas?

Los ecos nacionales en esos foros se tomaron la renuncia del Papa como excusa suplementaria para glosar las ventajas de una dimisión a tiempo, previo reconocimiento de una situación de incapacidad. Por si cunde el ejemploSin embargo, ayer le zumbaron los oídos al Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que compartieron el protagonismo con Benedicto XVI en esa red de redes que desconoce las fronteras de la libertad de expresión. Tampoco en los circuitos convencionales, mediáticos y políticos, dejó de circular la malicia. Empezando por la reacción oficial del PSOE. “Respetamos profundamente la renuncia del Papa, aunque no es esta la que nosotros habíamos pedido”, dijo Elena Valenciano. La espontánea carcajada de los periodistas hizo innecesaria cualquier aclaración a las palabras de la número dos del partido.

Sería una insensatez entrar al trapo de quienes ayer alzaron en las redes sociales la pancarta de que “el Papa dimite porque no es español”. Las comparaciones son odiosas. Pero el síntoma de la desafección de nuestros conciudadanos respecto a sus dirigentes reapareció ayer en esas redes sociales a las que Benedicto XVI se incorporó hace dos meses porque, según monseñor Claudio Maria Celli, una especie de ministro de Comunicaciones del Vaticano, “el deseo del Santo Padre es estar allí donde los hombres habitan”. Los ecos nacionales en esos foros se tomaron la renuncia del Papa como excusa suplementaria para glosar las ventajas de una dimisión a tiempo, previo reconocimiento de una situación de incapacidad. Por si cunde el ejemplo.

Ya nos acercaremos al proceso de sucesión en la cúpula de una Iglesia católica afectada por una sensible caída en el número de fieles, las tensiones internas en la corte vaticana y los escándalos de pederastia. Hoy tocaba referirse a esta curiosa, pero sintomática, reacción popular de cercanías a la noticia dominante de ayer. La oficial estuvo marcada por el respeto a la decisión de Benedicto XVI, que ha puesto los intereses de la institución por encima de los suyos personales. En estos términos: “He de reconocer mi incapacidad para ejercer el ministerio que me fue encomendado”. ¿Realmente son odiosas las comparaciones?

lunes, 11 de febrero de 2013

Wanda y las amatistas del Paraná

                                                                     DR. RICARDO N ALONSO
                                                                             UnSA- Conicet

La amatista es una piedra semipreciosa portadora de una rica historia y leyenda. Se cuenta que fue la amatista la piedra escogida por San José para adornar el anillo de prometida de la Virgen María, simbolizando así su pureza, castidad, serenidad y modestia. Esto, junto a las cualidades espirituales que representaba la piedra, llevó a que fuera escogida para adornar el anillo de los obispos, ya que además se creía que ahuyentaba los malos pensamientos.
No por algo, en la Edad Media se la usó generosamente en la fabricación de rosarios, pues se la consideraba la mejor piedra para la oración y la meditación. Se cuenta también que San Valentín, patrón de los enamorados, llevaba siempre una, lo cual desencadenó la creencia en su poder para favorecer el amor y mantener la unión y la felicidad conyugal. De todos modos, la mayor fama de la amatista proviene en que era un antídoto contra la embriaguez. Precisamente la etimología de la palabra amatista deriva del griego y significa “no embriaga”.

Por ello se usaba en la creencia de que quien portaba una amatista y bebía no se emborrachaba. La propia Cleopatra llevaba un anillo de amatista con esa intención para así permanecer “sobria y decente”. Plinio, en la antigua Roma, menciona que los magos preparaban unos talismanes de amatista a los cuales “se les graba el nombre del Sol y de la Luna y se las cuelga del cuello con pelos de cinocéfalo o plumas de golondrina, porque rechazan todos los venenos, abren la entrada de los palacios de los reyes y desvían el granizo y los saltamontes”.
El talismán era ineficaz si no se conocía la oración que debía recitarse y que el mago facturaba por aparte. Plinio ya entonces no tiene dudas de calificarlos de charlatanes.
Lo cierto es que la amatista no es otra cosa que un cuarzo de color violeta púrpura. El cuarzo, cuya composición química es óxido de silicio, es uno de los minerales más abundantes de la corteza terrestre (12%).
Forma parte de los granitos, de la mayoría de las rocas sedimentarias y metamórficas, y lo encontramos abundantemente en las arenas de los ríos y en los médanos y dunas. El más común es el cuarzo blanco que se encuentra en los ríos de montaña. Son esas piedras blancas y duras que cuando se golpean en una habitación oscura desprenden luminosidad.
El cuarzo se presenta puro y transparente llamado cristal de roca (en la antigedad se pensaba que era hielo petrificado) y también en una gran variedad de tonalidades: púrpura (amatista), amarillo (citrino), ametrino o bolivianita (bandas de amatista y citrino), blanco (lechoso), rosado, ahumado, aventurina, rutilado, ojo de gato, ojo de tigre, etcétera.
Las variedades más comunes están ampliamente representadas en muchos lugares del planeta. Lo que pocos saben es que los mayores yacimientos de amatistas del mundo se encuentran en una región geológicamente compartida por Brasil, Uruguay y la Argentina. En nuestro país son especialmente famosas las minas de Wanda en la provincia de Misiones. Forman parte de un tour obligado junto a las Cataratas del Iguazú y las ruinas jesuíticas de San Ignacio.
Los cristales de amatista, bellamente facetados y de un profundo color púrpura han crecido lentamente en oquedades redondas o alargadas, que alcanzan desde algunos centímetros hasta varios metros y que los geólogos llaman geodas. Estas grandes balones huecos y llenas de cristales perfectos se destacan nítidamente de la roca basáltica que las contiene.
Se han realizado decenas de estudios científicos para tratar de explicar el origen de las geodas, apelando a técnicas isotópicas, radimétricas, láser, microscopía electrónica y otras, pero aún persisten numerosos interrogantes. Lo cierto es que entre aproximadamente 140 y 130 millones de años atrás, durante la apertura del océano Atlántico, se derramó una extraordinaria cantidad de magma basáltico que cubrió más de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados de una región que hoy comparten Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay (Provincia Basáltica Continental del Paraná).
Esa gran pila de basalto, que puede alcanzar hasta un kilómetro de espesor, sepultó un antiguo desierto de arenas rojas del periodo Cretácico que hoy se encuentra embebido en agua dulce y potable dando origen al famoso “Acuífero Guaraní”. Las lavas basálticas, al enfriarse, formaron distintos mantos o “trapps”. Se piensa que burbujas de dióxido de carbono de distintos tamaños, actuando en la lava caliente, fueron las responsables de generar los huecos o espacios vacíos.
Con el tiempo esas cavidades se fueron embebiendo con las soluciones silíceas circulantes formando distintas capas minerales. Si se examina una de esas geodas, generalmente en el contacto con la roca se tiene un mineral verde que la gente confunde con cobre pero que en realidad se trata de celadonita y que no es otra cosa que un tipo de mica de hierro y potasio.
Luego le sigue una capa de calcedonia, que es sílice microcristalina.
Cuando esta calcedonia está bandeada se conoce como ágata. Viene entonces una capa de cuarzo transparente incoloro y sobre esta crecen los cristales de amatista que alcanzan varios centímetros de longitud.
El centro de la geoda queda hueco. A veces las geodas están casi completamente rellenas de ágatas y otras veces en lugar de amatistas aparecen los citrinos de color ámbar.