lunes, 24 de septiembre de 2012

Los Monos y el gas no convencioal

Ricardo Alonso

En el período Devónico, esto es unos 350 a 400 millones de años atrás, durante la época paleozoica, el noroeste argentino junto a gran parte de Bolivia y Paraguay estuvo cubierto por el mar. Esta situación se mantuvo desde mucho antes ya que trozos de continentes y cuencas oceánicas se superpusieron muchas veces desde el lejano periodo Precámbrico.

Las rocas pizarrosas duras de la Quebrada del Toro, las calizas negras de Las Tienditas (Salta) y de Volcán (Jujuy) pertenecen también a viejos mares. Al igual que las rocas que forman la Sierra de Mojotoro y que podemos apreciar en el Cerro San Bernardo frente a la ciudad de Salta, las que están llenas de fósiles de conchillas marinas y de trilobites que nos hablan de remotas aguas de mar en la región.

Esas rocas fosilíferas pertenecen a los periodos Cámbrico y Ordovícico. Aquellas cuencas oceánicas pretéritas y sus continentes aledaños tenían una disposición geográfica completamente diferente a lo que vemos hoy día. Formaban la parte austral del supercontinente Pangea, o sea el Gondwana, donde América del Sur y África estaban unidas.

La vida era entonces muy primitiva. Los mares tenían abundancia de invertebrados pero no habían aparecido todavía los grupos básicos de vertebrados del tipo peces, reptiles, anfibios y aves. Tampoco las plantas. Con el correr de los millones de años el mar se retiraba en unos casos y avanzaba en otros formando nuevas cuencas oceánicas donde se depositaban los sedimentos que llegaban de la erosión de los continentes vecinos formando capas superpuestas en pilas sedimentarias de varios kilómetros de espesor.

Así se fueron depositando los estratos del periodo Silúrico en las cuales se presenta un extenso depósito de hierro marino, que aflora claramente desde Unchimé a Zapla el cual representó un activo importante en la siderurgia argentina y hoy espera su nueva puesta en valor.

Cuando llegó el periodo Devónico lo que hoy es el territorio de Salta y el noroeste argentino se encontraba a una latitud alta, esto es cerca del círculo polar de entonces.

La posición paleogeográfica de nuestras tierras estaba entonces más allá de lo que hoy es Tierra del Fuego entre los 60 y 70 grados de latitud sur, en una situación “antártica”. El polo sur estaba en el sur África, casi a la latitud de Salta. En esos mares “periantárticos” y deficientes en oxígeno comenzaron a depositarse sedimentos finos, esto es lodos y barros marinos junto con gran cantidad de materia orgánica. Dichos lodos estaban formados por arcillas las cuales se acumulaban en finas capas hojaldradas en el fondo marino que con el correr del tiempo van a dar lugar a una roca que se conoce como lutitas. El cerro San Barnardo está formado en parte por ese tipo de lutitas marinas que parecen las hojas de un libro y que en su interior guardan las impresiones de invertebrados marinos que vivieron en el viejo océano Ordovícico. Volviendo a los mares helados del Devónico, cientos y cientos de metros de arcillas se acumularon en su fondo atrapando los restos orgánicos formados por el material planctónico muerto. En 1996, Eduardo Ottone describió una asociación de esporas, quitinozoos y escolecodontes (dientes silíceos faríngeos de gusanos poliquetos) provenientes del pozo Quebrada Galarza, en la zona de Vespucio, fosilizados en esas sedimentitas. La sedimentación en aquellos mares del Devónico medio fue originando una arcilla negra rica en materia orgánica formada esta por la acumulación de una gran diversidad de grupos y morfologías como por ejemplo, esporas y polen, quistes de dinoflagelados y acritarcas, colonias de algas unicelulares o multicelulares, quitinozoarios, escolecodontes y otros restos de plantas como cutículas y leños, todo lo cual forma parte de la materia orgánica insoluble o querógeno. Gran parte de esa materia orgánica maduraría con el paso del tiempo para dar lugar a la generación de hidrocarburos. Es lo que se denomina una “Roca Madre”, o sea un potente paquete de lutitas negras que se ha dado en llamar “Formación Los Monos”, un término tomado de la estratigrafía boliviana por el nombre de una quebrada en la región de Villamontes.

La Formación Los Monos tiene una gran distribución en el sur de Bolivia y Noroeste de Argentina, incluido el norte del Paraguay, en la gran cuenca Chaco-Paranense que cubre 1.300.000 kilómetros cuadrados.

Su carácter oleo genético ha sido confirmado por estudios geoquímicos realizados para los anticlinales de Ramos y Aguarage. Los hidrocarburos generados son únicamente livianos, dadas las condiciones de profundidad (presión y temperatura) a las que fueron sometidas las rocas madres.

Ahora bien Los Monos está superpuesta a la Formación Huamampampa y está cubierta a su vez por la Formación Iquiri, todas de edad devónica. Hacia ellas fueron inyectados los hidrocarburos liberados de Los Monos y hoy son rocas reservorios.

Pero no todo el gas fue expulsado y quedó atrapado en formaciones permeables infra o suprayacentes como “convencional”, sino que también quedó gas seco atrapado en la propia roca madre y que por su baja permeabilidad se considera como “no convencional”. Últimamente se prefiere llamar “no convencional” al gas atrapado en rocas que no puede ser explotado económicamente a menos que se estimule el fracturamiento hidráulico del reservorio mediante técnicas que incluyen además pozos horizontales y multilaterales.

Un cambio radical

Hasta ahora los geólogos consideraban a la roca madre simplemente como generadora de hidrocarburos pero estéril ya que estos fueron arrojados de allí. Es más, se las tomaba como una molestia que había que sortear para llegar a las formaciones portadoras del gas y del petróleo.

En las últimas dos décadas esto cambió radicalmente por los desarrollos en Estados Unidos y las lutitas negras pasaron a ser consideradas roca almacén, además de roca madre. La gran diferencia con un yacimiento convencional es que este tiene límites físicos definidos por la estructura que lo contiene, caso de las combaduras de la corteza conocidas como pliegues anticlinales. En cambio las lutitas negras se desarrollan en grandes extensiones y alcanzan centenas de metros de espesor.

Por lo tanto contienen increíbles volúmenes listos para extraerse si se dispone de la tecnología necesaria. La República Argentina está considerada como uno de los principales países del mundo en recursos de hidrocarburos no convencionales. Los mejores desarrollos de la Formación Los Monos en subsuelo se encuentran en los departamentos de San Martín y Rivadavia.

La única contra, que también es válido para los yacimientos convencionales, es la profundidad a que se encuentran los depósitos de hidrocarburos líquidos y gaseosos que varían entre los 3000 y los 6000 por debajo de la superficie.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El yodo, el bocio, WikiLeaks y los celulares

                                                                dr  Ricardo N Alonso



Cuando se destaparon los documentos secretos de Estados Unidos filtrados por WikiLeaks, la filtración de documentos diplomáticos más grande de la historia y que todavía hace desfilar a Julian Assange por el asilo de varias embajadas, se descubrió que el activo estratégico de Chile no era el cobre o el litio, sino el yodo.

No hay dudas de la importancia de las gigantescas reservas de cobre y del litio de las salmueras de Atacama que ubican al país en los primeros lugares de la producción mundial. Ahora bien ¿Y el yodo? La gente lo asocia con un desinfectante cuando hay que curar una herida o en el mejor de los casos con el yodo que se agrega a la sal para evitar una conocida enfermedad de la tiroides.

Lo que se conoce menos es la importancia que tiene el yodo en los dispositivos electrónicos modernos que usan pantallas táctiles tal el caso de los teléfonos celulares y las famosas tabletas iPad de lectura de libros electrónicos entre otros múltiples usos.



El yodo es un elemento vital para las delicadas membranas polarizadoras (OPF) de las pantallas de cristal líquido.

Es el caso de las pantallas LCD, donde las mencionadas películas polarizantes ópticas necesitan del yodo como un elemento esencial. De allí que su demanda haya aumentado sustancialmente en la última década cuando la tonelada se ubicó entre 25 y 30 mil dólares.

El yodo es un elemento químico que se encuentra muy distribuido en la corteza terrestre y aguas marinas pero siempre en muy escasas cantidades.

Las principales concentraciones se presentan en algas marinas y en algunas aguas asociadas con campos petrolíferos de donde es extraído por Japón y Estados Unidos respectivamente. De todos modos las grandes reservas se presentan en el desierto del norte chileno asociado a los campos de nitratos. Precisamente Chile produce el 50% de la demanda mundial.

El origen de esos nitratos asociados con yodo, boro y otros elementos es todavía un misterio sin resolver. Se han postulado cerca de 50 teorías que intentan explicar la formación de esas exóticas sales. Lo único que está claro es que esa región de la costa chileno-peruana es uno de los lugares más secos del planeta que dan lugar a un desierto hiperárido.

Ello es consecuencia de que los vientos húmedos amazónicos que vienen desde el Este no logran superar la barrera orográfica de las altas montañas del norte argentino y del sur boliviano y descargan toda su humedad en la ladera oriental de los Andes. Por otro lado, el Océano Pacífico a esa latitud está fuertemente influenciado por la corriente fría de Humboldt que no produce evaporación y por tanto no hay formación de nubes ni precipitaciones. La suma de estos dos fenómenos, que se remonta a varios millones de años atrás, generó un paisaje reseco rico en minerales de nitrógeno, especialmente el nitrato de sodio o nitratina y el nitrato de potasio o nitro. Téngase presente que el nitrógeno es un gas de la atmósfera y por tanto su acumulación en minerales del desierto requiere de condiciones muy especiales. Más aún cuando se tiene esa rara asociación con cromatos, tal el caso del cromato de potasio tarapacaíta, así como de boratos y yodatos. Precisamente el yodo aparece formando yodatos y mezclado con los nitratos o caliche de la pampa salitrera nortina. Estos yodatos son minerales en su mayoría exclusivos de Chile entre ellos la lautarita, un yodato de calcio descubierto por A. Dietze en 1891 quien fue químico jefe de la ex Compañía Salitrera Lautaro, y que lleva el nombre por esa famosa oficina salitrera; la dietzeíta, un yodo cromato de calcio hidratado que lleva el nombre del Dr. A. Dietze; la brggenita un yodato de calcio hidratado que fue bautizado en homenaje al sabio geólogo chileno-

germano Juan Brggen (1887-1953); la hectorfloresita un yodo sulfato de sodio dedicado por George Erickesen al geólogo chileno Hector Flores; la fuenzalidaita y la carlosruizita dos yodo sulfatos complejos, entre otros minerales completamente raros y exóticos.

El primer método para la separación del yodo del salitre fue descubierto por el chileno don Pedro Gamboni, en su oficina salitrera Sebastopol, ubicada en la Región de Tarapacá. Las extraordinarias explotaciones de nitratos que se dieron en esa región en la segunda mitad del siglo XIX que provocaron la llamada Guerra del Pacífico en 1879 con la pérdida para Bolivia y Perú de importantes fracciones de territorio. En las escombreras de las explotaciones quedaron grandes cantidades de yodo que constituyen hoy un valiosísimo recurso si se toma como referencia el precio del producto y su uso masivo en las pantallas polarizantes que hemos mencionado. En sintonía con la demanda y lo descubierto por WikiLeaks la Compañía Minera Errázuriz anunció una inversión de US$140 millones en Pampa Camarones, cerca de Arica, con el fin de producir 400 toneladas mensuales de yodo refinado. La empresa ya posee otras tres plantas, y compite con Soquimich (SQM), también gran exportador de yodo (y de litio), por un mercado planetario cuya demanda se expande 3,14% anual. Resulta interesante recordar que las nitrateras quedaron completamente abandonadas cuando se sintetizaron los nitratos usando el nitrógeno del aire. Salta y el noroeste argentino acusaron fuertemente el impacto económico ya que desde estas provincias salía gran cantidad de ganado a pie (toros herrados) que eran transportados para abastecer de carne a la próspera pampa salitrera. La industria electrónica de teléfonos celulares, computadoras, televisión, tablas iPad, fotografía digital, entre otros artilugios de la vida moderna, ha devuelto el interés por elementos químicos que estaban en el frezzer tales como el litio, el coltán (columbo-

tantalita), las tierras raras, etcétera. Para que se tenga una idea, al menos 160 minerales entran en la fabricación de un simple teléfono celular. El yodo en la salud ha sido un tema de largo estudio. El déficit de yodo es el responsable del bocio o coto y también del cretinismo. Se sabe que el yodo se acumula en terrenos a baja altura y aumenta su concentración cerca del mar. En cambio disminuye drásticamente con la altura. El noroeste argentino es pobre en yodo y por eso fue un grave problema para salteños y jujeños desde tiempos coloniales.

El médico Paolo Mantegazza que visitó la región a mediados del siglo XIX hace referencia a la belleza de las mujeres salteñas que en muchos casos era perturbada por una excrecencia en la garganta que ellas cubrían delicadamente con hermosos pañuelos de seda. El agregado de yodo a la sal sirvió para erradicar este mal y mucho tuvo que ver con el trabajo fecundo de los médicos salteños entre los que destaca el Dr. Arturo Oñativia, cuyo nombre lleva hoy el hospital del bocio.

Bicentenaria argentina y otros dinosaurios





                                                             Dr Ricardo Alons0

En los últimos años la República Argentina siguió siendo el escenario para el descubrimiento de nuevos dinosaurios, muchos de ellos raros y hasta bizarros. Carnívoros feroces, remotos antepasados de otros linajes de dinosaurios, novedosos dinosaurios emparentados con las aves que incluso caen en una nueva clase de dinosaurios avianos, fueron algunos de los descubrimientos que enriquecieron a la ciencia paleontológica mundial. Los hallazgos se llevaron a cabo en Ischigualasto (San Juan) y en las provincias patagónicas de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. La mayoría de los hallazgos o de los estudios fueron llevados a cabo por los equipos de trabajo del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires bajo la dirección del Dr. Fernando Novas. A ello debe sumarse el trabajo de reconocidos investigadores patagónicos como los doctores Coria, Calvo, Salgado, entre otros. Ischigualasto es la cuna de los dinosaurios a escala mundial. Allí se encontraron remotos antepasados de los dinosaurios, en capas del periodo Triásico, de 230 millones de años de antigedad. Entre ellos merece citarse el novedoso Panphagia protos, cuyo nombre hace referencia a sus hábitos alimenticios (el que come de todo) y a su antigedad por encontrarse en las raíces del linaje de los sauropodomorphos. Fue encontrado en el Parque Nacional Ischigualasto en San Juan, en los mismos estratos que el famoso Eoraptor y dado a conocer por R. Martínez y O. Alcocer en 2009. Otro interesante dinosaurio de los viejos ancestros triásicos es el Zupaysaurus rougieri o “dinosaurio diablo”. Descripto originalmente por Arcucci y Coria en el 2003, fue reclasificado por Ezcurra y Novas en 2006 como el primer terópodo coelophysoideo de América del Sur. En 2005, F. Novas, S. de Valais, P. Vickers-


Rich y T. Rich publicaron el hallazgo de un gigantesco carcharondontosaurio en capas del Cretácico inferior (Aptiano) de la provincia de Chubut al cual dieron el nombre de Tyrannotitan chubutensis, lo que viene a significar el “titán tirano de Chubut”. Lo interesante es que este dinosaurio sería un antepasado del famoso Giganotosaurus. Tyrannotitan estaba provisto de fuertes mandíbulas y era solo un poco más pequeño que Giganotosaurus, por ahora el mayor carnívoro del mundo. En 2006, L. Salgado, I.S. Carvalho y A.C. Garrido dieron a conocer un nuevo dinosaurio saurópodo de La Formación La Amarga (Cretácico Inferior), noroeste de Patagonia, Provincia de Neuquén al que bautizaron como Zapalasaurus bonapartei, en homenaje a la localidad de Zapala y al Dr. José Bonaparte. En 2007, J.O. Calvo, J.D. Porfiri, B.J. González-Riga y A.W. Kellner dieron a conocer un nuevo dinosaurio saurópodo del Cretácico (Coniaciano) de la provincia de Neuquén al que dieron el nombre de Futalognkosaurus dukei, por "futa" que significa "gigante" y "lognko" "jefe". Los restos de tres animales, un adulto y dos juveniles, fueron encontrados en el Centro Paleontológico Barreales. El futalognkosaurio perteneció al grupo de los titanosaurios y alcanzó una longitud de 32 a 35 metros de largo y unos 15 m de alto, llegando a pesar más de 80 toneladas. El equipo describió el hallazgo fósil como "el dinosaurio gigante más completo conocido hasta ahora". El futalognkosaurio pertenece a la familia de los Saltasauridae que hace referencia al Saltasaurus (dinosaurio descubierto en Salta). En 2007, J.O. Calvo, B.J. González Riga y J.D. Porfiri, dieron a conocer un nuevo saurópodo del grupo de los titanosaurios del Cretácico tardío de Neuquén al que bautizaron como Muyelensaurus pecheni. Se encontraron restos de varios ejemplares y su característica es que eran animales más esbeltos. Tenían unos 10 m de largo y pesaban unas 8 a 10 toneladas. También en 2007, G. Casal, R.D. Martinez, M. Luna, J.C. Sciutto y M.C. Lamanna, informaron del hallazgo de una nueva especie del titanosaurio Aeolosaurus al que denominaron Aeolosaurus colhuehuapensis. Este titanosaurio es uno de los últimos que habitaron antes de la extinción y pertenece a la familia de los saltasaurios. Fue encontrado en la ribera del Lago Colhué Huapi, en la provincia del Chubut, y comprende una serie de veintiuna vértebras caudales. Este animal habría alcanzado los 12 m de largo y 16 t de peso, habiendo estado su cráneo elevado a unos 6 m de altura sobre el suelo. Se conocen sus huevos fósiles que eran esféricos y tenían un diámetro de 17 centímetros. En 2007, J. Calvo, J. Porfiri y F. Novas descubrieron un nuevo ornitópodo en capas del Cretácico tardío de la provincia de Neuquén al que dieron el nombre de Macrogryphosaurus gondwanicus. Este cuadrúpedo herbívoro es de los más grandes de su grupo con una longitud de 7 m y unos 800 kg de peso. En 2008 F. Novas, M. Ezcurra y A. Lecuona describieron un gran dinosaurio carnívoro encontrado en capas del Cretácico superior final cerca del Lago Viedma en la provincia de Santa Cruz. Le dieron el nombre de Orkoraptor burkei. Este terópodo, con un tamaño de siete metros, no sólo representa uno de los hallazgos más australes del país, sino que además pertenece a una rama hasta ahora desconocida de grandes carnívoros tetanúridos. En 2009, Fernando E. Novas y un equipo de paleontólogos integrado por D. Pol, J. Canale, J. Porfiri y J. Calvo, dieron a conocer el hallazgo de un dinosaurio terópodo, al que calificaron de bizarro, perteneciente al grupo de los dromaeosauridos. Estos carnívoros cazadores tenían brazos cortos, vivieron al final del Cretácico y son los más jóvenes de los encontrados en Gondwana. Le dieron el nombre de Austroraptor cabazai y fue descubierto en la provincia de Río Negro. Su tamaño es de los más grandes conocidos alcanzando los 5 metros. De esas mismas capas geológicas proviene también el abelisaúrido Quilmesaurus curriei. En 2012, F. Agnolin, J. Powell, F. Novas y M. Kundrát dieron a conocer un nuevo alvarezsaurido al que denominaron Bonapartenykus ultimus, en homenaje al paleontólogo Dr. José Bonaparte. Los restos se encontraron en la provincia de Río Negro y estaban asociados con huevos fósiles. Estos dinosaurios terópodos se caracterizaban por presentar miembros delanteros con forma de un ala y terminados en una garra hipertrofiada. En 2007, A. Martinelli y E. Vera, dieron a conocer otro alvarezsaurido al que llamaron Achillesaurus manazzonei, procedente de capas del Cretácico superior de la provincia de Río Negro. Finalmente en 2012, F. Novas, M. Ezcurra, F. Agnolin, D. Pol y R. Ortíz, dieron a conocer el hallazgo de un nuevo terópodo celurosaurio al que dieron el nombre de Bicentenaria argentina. Se encontraron un centenar de huesos correspondientes a varios individuos que sufrieron una mortandad masiva. Se calcula que estos eran gregarios y cazaban en grupo. Su tamaño era de unos 3 m y solo 40 kg de peso, lo que da idea de lo gráciles y hábiles para el ataque. Los restos provienen de capas del Cretácico superior de la provincia de Neuquén. Otro dato de interés es el hermanamiento de Bicentenaria con el dinosaurio chino Tugulusaurus, representando ambos a viejos celurosaurios. La lista de descubrimientos de los últimos años es verdaderamente impresionante y pone a la Argentina como una de las mecas internacionales para los hallazgos de la mayoría de los linajes de dinosaurios y aves del viejo supercontinente de Gondwana; y a los paleontólogos argentinos, entre ellos los que se mencionaron en esta nota, junto a los más reconocidos profesionales especialistas en dinosaurios a escala mundial. La fertilidad y riqueza de las capas geológicas portadoras de restos de dinosaurios del país, que contienen huesos, dientes, huevos, pisadas, impresiones de piel y otras evidencias del registro fósil, permiten vislumbrar todavía nuevos y espectaculares hallazgos de estos animales que dominaron ampliamente todos los ambientes y ecosistemas terrestres durante el Mesozoico.