jueves, 14 de febrero de 2013

Pronto se lanza Rubalcaba al "váyase, señor Rajoy"

                                                                       Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
El líder del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió ayer la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Primera vez que lo exige en sede parlamentaria. Lo raro es que lo haya hecho tan sólo una semana antes del debate sobre el estado de la Nación, lo cual nos lleva a preguntarnos qué sentido tiene malgastar tanta munición en un cruce parlamentario de tres minutos cuando está al llegar el cuerpo a cuerpo del miércoles que viene.

No se entiende bien, pero no creo que sea gratuito. Alguna carta debe de guardar bajo la manga el secretario general del PSOE. Una vez destapada, sobre la marcha del gran debate de la semana que viene, o más bien en el tramo final del mismo, nos vendría a explicar el porqué del durísimo alegato de ayer contra Mariano Rajoy y la petición de que dimita. Quedamos atentos a la pantalla mientras también nos preguntamos si el escándalo Bárcenas es suficiente para que ayer Rubalcaba se lanzase en tromba: “Le pido que renuncie, que lo deje. Usted no puede resolver la crisis política que ha creado. Dimita. Es lo mejor para España y los españoles”.

Al revés de lo que hicieron Aznar en 1995 y Rajoy en 2011, Rubalcaba no pide el adelanto electoral. Está convencido de que no sería bueno para el país meterse ahora en la dinámica de unas elecciones generalesNada nuevo bajo el sol, aunque tal vez sea prematuro. Ya estamos ante el “váyase, señor Rajoy” de Rubalcaba, inspirado en el “váyase, señor González” de Aznar y en el “la prima de riesgo es usted, señor Zapatero”, de Rajoy. Con una diferencia: al revés de lo que hicieron Aznar en 1995 y Rajoy en 2011, Rubalcaba no pide el adelanto electoral. Está convencido de que no sería bueno para el país meterse ahora en la dinámica de unas elecciones generales. Para la moción de censura siempre tendrá tiempo. Y del gobierno de coalición como último recurso democrático frente a un creciente riesgo de colapso político, el líder socialista no quiere ni oír hablar.

De sus latigazos verbales en la sesión de control al Gobierno se deduce que el PSOE ha decidido centrarse en el ataque a la persona que en estos momentos representa a la institución de la Presidencia del Gobierno, sin poner en duda la legitimidad democrática conquistada en las urnas por los 186 diputados del PP y su derecho a ostentar el poder en los tres años que restan de legislatura. Pero acusa al presidente de incumplimiento de programa y le hace personalmente responsable de haberse cargado los consensos nacionales en educación, sanidad y legislación laboral.

No obstante, es el caso Bárcenas, considerado por el PSOE como la caja negra de la financiación ilegal del PP, el que determina la estrategia de acoso político contra Mariano Rajoy. El diagnóstico es que está atado de pies y manos por Luis Bárcenas. Y el reproche, que es incapaz de desatarse. De ahí que Rubalcaba base en la “incapacidad” de Rajoy para gobernar la petición de que abandone la Presidencia. No debe de ir muy desencaminado cuando la réplica de Rajoy consiste en presumir de haber hecho públicas sus declaraciones de renta y patrimonio y exigirle a su adversario que haga lo mismo. Como si ese fuera el fondo de la cuestión. Ni media palabra para negar que Bárcenas sea una parte del caso Gürtel y Gürtel sea un aparato de financiación ilegal del PP, tal y como reza la sospecha ya judicializada en la Audiencia Nacional.

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