Antonio Casado
Al grano .. El Confidencial
Con mucho menos que esto le amargaron la vida al exministro y número dos del PSOE, José Blanco. O al dirigente canario del PP y hoy ministro de Industria, José Manuel Soria, por mencionar a alguien del otro lado de la barricada política nacional. En cambio, al nacionalismo catalán se le dispensa trato de especie protegida, con carácter general. En este caso se miden las palabras y nadie osa cuestionar o parecer que cuestiona la presunción de inocencia, “mientras no se demuestre lo contrario”. Es el protocolo judicial. Pero en política las cosas funcionan de otro modo. Sobre todo cuando está abierto el mercado del voto.
Artur Mas, Jordi Pujol, Felip Puig, se mueven estupendamente hablando de Cataluña como una unidad de destino en lo universal. Sin embargo, les falta convicción al desmentir la existencia de cuentas privadas alimentadas con dinero público, la práctica del peaje político impuesta a empresas concesionarias de la Generalitat y algunas otras corruptelas. Se envuelven en la senyera estelada e interpretan esas acusaciones como si fueran ataques a Cataluña perpetrados desde las alcantarillas del Estado. Vale, pero eso no nos saca de dudas. Las mismas dudas que tenemos sobre si realmente estamos ante un episodio de guerra sucia con fines políticos. No sería la primera vez.
La duda funciona como pedrada electoral de ida y vuelta, según quien la gestione ante la opinión pública catalana. Puede acabar pinchando la burbuja secesionista pero también puede disparar el voto nacionalista
La filtración policial de un borrador de indagaciones preliminares (no judicializadas) ha convertido la duda en un argumento político de primer orden a cinco días de la cita con las urnas. La duda funciona como pedrada electoral de ida y vuelta, según quien la gestione ante la opinión pública catalana. Puede acabar pinchando la burbuja secesionista, pero también puede disparar el voto nacionalista. ¿Es verdad o es mentira lo que se cuenta y lo que se sugiere en ese borrador cuya autoría corresponde a un policía, o a unos cuantos policías, pero no a la Policía como institución, según la explicación oficial?
La respuesta no viene determinada por las querellas criminales presentadas ayer por Pujol y Mas en un Juzgado de Barcelona. Eso no desmiente nada. Tampoco prueba nada la inexistencia de cuentas bancarias en paraísos fiscales a nombre del uno o del otro, porque la ingeniería financiera dispone de numerosos recursos para camuflar la titularidad. Pero es que estamos igual de vendidos por la otra parte, donde se persigue al filtrador y se nos dice que los máximos responsables del Ministerio del Interior desconocían la existencia del documento, a pesar de estar redactado en papel oficial. ¿Es verdad o es mentira que estamos ante un montaje contra los autores intelectuales del desafío secesionista al Estado español?
Hay quien habla de montaje construido con basura policial. Es decir, material inservible rescatado de las papeleras, desechos del trabajo indagatorio de la policía judicial, hipótesis abiertas en su día que luego se revelaron infundadas, etc. El silencio del presidente del Gobierno y el desmarque de Jorge Fernández (a la caza del filtrador) sugieren que las acusaciones están formuladas sobre bases movedizas (salvo lo relacionado con Felipe Puig, que tiene una referencia documental de fácil comprobación), pero hay otra duda que también nos corroe: ¿están haciendo teatro Mariano Rajoy y el ministro del Interior, máximos responsables políticos del Estado y sus desagües?
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