martes, 29 de enero de 2013

El preceptor de las Infantas también sale en las coplas

                                                               Antonio Casado Alonso
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL
La mismísima Menegilda zarzuelera, que aprendió a sisar en la casa donde servía (La Gran Vía), se quedaría espantada ante los embrollos de estos tesoreros de ducha diaria. Después de Naseiro, Bárcenas y Cornide, entra en las coplas el secretario de las Infantas Reales, Carlos García Revenga, en su condición de tesorero del Instituto Nóos entre 2004 y 2006. Probablemente, en estos momentos la infanta doña Cristina, esposa de Iñaki Urdangarín, el proscrito, debe de estar pensando que quien tiene un amigo tiene un tesoro, pero si el amigo es tesorero lo que tienes es un dolor de cabeza más.


García de Revenga ha sido empapelado por el instructor de la ruidosa pieza separada número 25 del caso Palma Arena, la que afecta a todo lo que cuelga del ya famoso Instituto Nóos pilotado por Urdangarín. El empapelamiento como imputado se reduce por ahora a una comparecencia dictada de oficio por el juez Castro y fijada para el próximo 23 de febrero. Aunque ni el fiscal ni las otras partes personadas habían sentido esa curiosidad, quiere saber el juez en qué consistía el cargo y las funciones de García Revenga en la trama ideada por Urdangarín para forrarse al amparo de su pertenencia a la Familia Real.

Ahora se trata de saber si esa tarea de preceptor se ha extendido también al marido de doña Cristina y si hay algo judicialmente relevante en lo relacionado con los negocios de su esposoEl preceptor de la Infantas, desde su primera escolarización en el colegio Santa María del Camino (Puerta de Hierro, Madrid), ha venido ejerciendo la tutela educativa de doña Elena y doña Cristina en el tiempo, incluso más allá de sus respectivos casamientos. Quien mejor podría acreditarlo, si no se lo impidiera su respeto a la Corona y a la Familia Real, es don Jaime de Marichalar, en cuyo alejamiento tuvo tanto que ver el susodicho jefe de la Secretaría de las Infantas.

Ahora se trata de saber si esa tarea de preceptor se ha extendido también al marido de doña Cristina y si hay algo judicialmente relevante en lo relacionado con los negocios de su esposo. Eso trata de descubrir el juez después de haber sido instruido por el socio de Urdangarín, Diego Torres, en el conocimiento de treinta correos electrónicos donde García Revenga aparece como un activo consejero del duque de Palma. No me extraña que éste le llegase a colocar de tesorero del Instituto Nóos (Fundación 'sin ánimo de lucro' creada en 1999). Máxima fiabilidad.

Es evidente que el goteo de pruebas comprometedoras para la Corona responde a una estrategia del tal Diego Torres, el socio, que no está dispuesto a caer solo. Ahora surge la figura del secretario de las Infantas como presunto colaborador necesario. Luego pueden surgir nuevas y más altas figuras que expliquen cómo se las arreglaba Urdangarín para aprovechar su “parentesco con la Casa Real para acudir a altas instancias políticas puenteando escalones y trámites que para cualquier ciudadano serían insoslayables” (el entrecomillado corresponde a un auto del juez Castro). A nadie se le va a acelerar el pulso por saber hasta dónde han llegado las prácticas corruptas, aunque el socio del duque de Palma, Diego Torres, esté practicando algo parecido al chantaje. Será mejor que lo veamos como una oportunidad de avanzar en la transparencia exigible a las instituciones y en la ejemplaridad de quienes las representan.

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