viernes, 18 de enero de 2013

El caso Bárcenas no es ni será "un asunto particular

                                                                Antonio Casado Alonso
AL GRANO – EL CONFIDENCIAL
Dice el abogado de Luis Bárcenas que el extesorero del PP está en paz con Hacienda, y dice Hacienda, mediante una nota oficial distribuida ayer tarde, que eso es mentira. El fraude fiscal es uno de los supuestos delitos cometidos por el también exsenador. Ya veremos si está o no en paz con el Fisco. Con quien no está en paz de ninguna manera es con Mariano Rajoy y con los compañeros de su partido, que no tienen por qué sufrir las consecuencias de sus chanchullos. “Siento vergüenza y asco”, dijo Antonio Basagoiti cuando el nombre de Bárcenas salió vinculado a la trama Gürtel. Esa es la clave. Una vez más, el cuento de la manzana podrida.

Si Bárcenas está bajo la actualizada sospecha de malas prácticas en el ejercicio de su cargo como tesorero del PP, es absurdo que la dirección se desentienda porque “este señor ya no tiene nada que ver con nosotros”. “Es un asunto particular”, declaraba ayer la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Como absurdo sería si alguien calificase de asunto particular de Aznar una mirada retrospectiva a sus ocho años de Gobierno. Para lo bueno y para lo malo, el expresidente seguiría siendo un valor del PP aunque hubiera abandonado la militancia.

Si a Bárcenas se le juzga por lo que ocurrió cuando era uno de los suyos, todavía es uno de los suyos. No para arroparle sino para dejar claro que el PP no es BárcenasEn el caso de Bárcenas, la mirada retrospectiva es solo para lo malo, porque malo era conectar a los sinvergüenzas de fuera (Correa, el Conseguidor) con los sinvergüenzas de dentro (ciertas Administraciones gobernadas por el PP). Son policías, fiscales y jueces los que nos invitan a echar la vista atrás a la caza de un presunto delincuente. Por tanto, con más razón para que el PP se ponga al frente de la manifestación con quien está arrastrando por los suelos la imagen del partido. Si a Bárcenas se le juzga por lo que ocurrió cuando era uno de los suyos, todavía es uno de los suyos. No para arroparle, sino para dejar claro que el PP no es Bárcenas. Y para acreditar con datos que de la parte inconfesable de su comportamiento como tesorero nunca supieron nada sus jefes políticos.

Si sus dirigentes empiezan diciendo que es asunto particular, porque abandonó los cargos y la militancia hace más de dos años, ese discurso beligerante contra la corrupción, “venga de donde venga” (ayer en la radio Esperanza Aguirre), no hay quien se lo crea. Dice Cospedal que a ella, como al resto de los españoles, el caso le produce indignación. Si siente lo que dice, y no tengo por qué dudarlo, espero que ofrezca al juez, sin esperar a que se lo pida, toda la información que pueda ser relevante de los años de despacho de Bárcenas en la calle Génova. Y espero que el PP sea generoso en las explicaciones que le piden en el Parlamento y en los medios de comunicación.

Si, por el contrario, el PP acaba adoptando una actitud pasiva en el proceso indagatorio respecto a los supuestos delictivos achacables al extesorero, “a la espera de que se conozca toda la verdad”, no se van a frenar las conjeturas sobre la financiación ilegal o las "gratificaciones" en negro. El dueño de la casa debe ser el más interesado en mantenerla limpia, so pena de que le alcance la sospecha, por injusta que sea. Ya le están recordando que ordenó pagar al abogado de Bárcenas con cargo al PP. Y que en abril de 2009 Rajoy declaró: “Nadie podrá demostrar que Barcenas no es inocente”.

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