lunes, 8 de abril de 2013

Las fuentes del desaliento: paro, corrupción y clase política

Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
El último chequeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre los grandes quebraderos de cabeza de los españoles nos vuelve a traer malas noticias. Siguen al alza la corrupción y la clase política mientras el paro se mantiene como el principal problema, en valores similares a los dos últimos años. El indicador que se dispara de verdad es el de la corrupción y tiende a bajar el de las cuestiones económicas. En otras palabras, los españoles están más preocupados por las trapacerías de Iñaki Urdangarin y Luis Bárcenas que por la prima de riesgo.

En su día ya descubrimos que se consideraba más importante rescatar a los bancos de la ruina que a los españoles del estupor. Encarrilado quedó el problema bancario con la excusa de ser sistémico (40.000 millones de la UE tuvieron la culpa). El sondeo confirma que la preocupación por los bancos baja casi a la mitad desde junio de 2012. Del 8,2% al 4,6%. Pobre consuelo frente al drama de una sociedad deprimida ante esos surtidores de malas noticias en que se han convertido los medios de comunicación. Y los sondeos del CIS. Como este barómetro de marzo, donde se nos recuerda que la primera y gran preocupación sigue siendo el paro. Si lo juntamos con corrupción y pérdida de confianza en la clase política tendremos el origen de la pobreza y el desaliento que están marcando el devenir de nuestro país.
En cuanto al paro, seguimos a la espera de que se invierta la tendencia para empezar a ver los consabidos brotes verdes en el recuento de personas a la espera de un puesto de trabajo. De momento, sólo contamos con el mantra de que todo empezará a cambiar el año próximo, según el discurso oficial instalado desde la barrida del PP en las urnas.

Y en cuanto a la falta de confianza en la clase política, procede levantar acta de que, según el CIS y otros institutos de sondeos, el único partido realmente al alza en las intenciones del ciudadano es el del desaliento. Ya es casi un tópico anunciar una facturación electoral conjunta PP-PSOE por debajo del 50%. Entretanto, se hace cada vez más insistente y menos difuso el clamor por la re-configuración de un sistema saturado de vicios ocultos. Antes de que colapse del todo. Atención a la conferencia-coloquio del expresidente  Felipe González, anunciada para mañana, miércoles, en la Asociación para la Defensa de la Transición.

El partido ganador de las últimas elecciones generales prometió que nos sacaría del agujero. Si no lo ha hecho todavía es por culpa de la herencia recibida, dice. Pero el heredero sale perdiendo si le aplicamos la vara de medir que él aplicaba cuando reclamaba la herencia. Al menos en las tres grandes fuentes del desaliento nacional: paro, corrupción y desconfianza en la clase política. Los tres indicadores han ido a peor desde que Rajoy pronunciase su discurso de investidura el 19 de diciembre de 2011. Al Gobierno sólo le queda plantear una cuestión de fe: “El año que viene, si Dios quiere”, como nos dicen cada dos por tres el presidente y sus ministros respecto a la salida del túnel.


No hay comentarios: