martes, 2 de abril de 2013

Las cifras del paro: dosis de recuerdo para un drama


Antonio Casado
AL GRANO
ELCONFIDENCIAL.COM
Las cifras del paro golpean una vez al mes sobre el maltrecho estado de ánimo de los españoles. La herencia del Rey, las cuentas de Bárcenas o la foto de Núñez Feijóo carecen de importancia frente a los dramas familiares que se esconden detrás de esas cifras. Casi 5.000 españoles y españolas abandonaron la cola del paro durante el mes de marzo, pero el drama sigue vivo en los más de cinco millones registrados en los servicios públicos de empleo (antiguo INEM).

No conviene engañarse en asunto tan sensible. Hablamos de la primera fuente de pobreza y desaliento en nuestro país. Que haya 4.979 españoles menos que en el mes de febrero esperando un puesto de trabajo en un solo sector, el de los servicios, mientras en todos los demás la cola aumenta, no nos remite a un cambio de tendencia. Es el llamado efecto estacional de la Semana Santa. Por desgracia, no viene acompañado de señales de recuperación. Al contrario, pues tenemos 284.376 parados más si echamos la vista atrás un año. Y por segundo mes consecutivo se supera la cifra récord de los cinco millones, casi seis en el otro sistema de medición: la Encuesta de Población Activa (EPA).
Se entiende que el Gobierno quiera celebrar la disminución de parados en el mes de marzo como un efecto de su política y restar importancia al favorable efecto coyuntural de la Semana Santa sobre el turismo, nuestra primera industria. Pero no se ajusta a la realidad. La prueba es que el paro sólo ha bajado en el sector servicios y ha subido en los demás. En cuanto a que este ha sido el mejor mes de marzo para el empleo desde el principio de la crisis es rigurosamente cierto, pero conviene recordar que la Semana Santa no había vuelto a caer en dicho mes desde 2008. Por tanto, en los meses de marzo de estos últimos años esta no pudo influir en el empleo porque cayó en abril. Si lo comparamos con la Semana Santa del año pasado, resulta que entonces el paro se redujo en 6.000 personas. Ahora no llega ni a 5.000.

Tampoco el resto de los datos difundidos ayer por el Servicio Público de Empleo revelan ninguna señal de mejora. Todos empeoran: menos contratos, menos contratos indefinidos, menos prestaciones, menos parados con cobertura y una prestación media más baja que la de hace un año.

Sin novedad, tampoco, en la derivada política. El presidente y los ministros nos dicen que el año que viene será mejor. También lo decía Rajoy en vísperas de las elecciones generales. Y lo cierto es que desde que el PP llegó al Gobierno hay 612.884 parados más y un millón de afiliados a la Seguridad Social menos. Eso sí, la canciller alemana, Angela Merkel, aplaude nuestro sacrificio sin dejar de escandalizarse por el paro juvenil en España. Pero el caso es que los frutos de la política de ajustes los vamos viendo en estas dosis de recuerdo que nos administran regularmente la llamada EPA y el antiguo INEM, mientras se nos anticipa al menos un año más de recesión económica.

Estos son los frutos de la cruzada contra el déficit público. Esto es lo que da de sí la política de austeridad dictada desde Berlín. Claro que Merkel no habla de austeridad, sino de “consolidación”. “Consolidación y crecimiento son caras de la misma moneda”, dice. Eso está por ver. Hasta ahora, esa hoja de ruta no ha hecho más que generar la consabida secuencia: los recortes nos llevan a la recesión y la recesión, en el uso y el abuso de la reforma laboral del Gobierno Rajoy, al despido fácil y barato.

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