lunes, 1 de abril de 2013

El 'president' y su secreta sed de centralidad

Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL.COM
Para administrar la escasez no hace falta ser soberano. Es el último descubrimiento de Artur Mas. La independencia puede esperar. Ahora lo prioritario, lo apremiante, es salir de la dramática situación presupuestaria de la Generalitat. Entenderse con Madrid es imprescindible, aunque sea en secreto y a deshora. Sobre todo después de comprobar que la escenificación pública de la ruptura (otoño 2012) no le ha traído más que desgracias a CiU en términos de apoyo popular. Así que mejor el entendimiento en privado, sin aclamación multitudinaria en la plaza de Sant Jaume, que una ruptura pública de efectos ventajosos en la facturación electoral de ERC.

Ante el dilema de gobernabilidad o caos, a Artur Mas siempre le quedará Rajoy. Otras alternativas: su propia espantada (retirada de la vida política como consecuencia lógica de su fracaso) o una nueva convocatoria de elecciones. Por las señales recibidas estos últimos días, toca ponerse en la mejor de las hipótesis. Al president le ha entrado una repentina sed de centralidad. Ya lo había anticipado hace días en Madrid el portavoz parlamentario de CiU, Durán i Lleida, en presencia de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Declaró sin rodeos que para afrontar los dos principales retos, la asfixia financiera y la consulta soberanista, Cataluña está condenada a entenderse con el Gobierno central. A Rajoy le viene bien que Mas se incorpore a la lucha contra el déficit público, aunque sea con tregua en los umbrales comprometidos, y  Mas necesita la ayuda del Estado para pagar las nóminas, saldar las deudas con las farmacias y evitar la bancarrota de la Generalitat.
Advierten los dirigentes de CiU que  la ayuda económica para salir del agujero en ningún caso paraliza el proceso soberanista que ha de arrancar con la celebración de la prometida consulta. Durán lo expresa en estos términos: “El compromiso es llevarla a cabo en 2014, o aplazarla si las circunstancias lo aconsejan, pero en el marco de la ley y con el apoyo de una mayoría lo más amplia posible”. El marco de la ley es justamente la exigencia de Moncloa. Otra cosa es decidir si hay marco legal para ese tipo de consultas. Vale, pero con esa formulación se gana tiempo, según la más pura doctrina marianista.

Parece confirmarse, pues, un golpe de timón nacionalista en clave de retorno a la centralidad. Implicaría acercarse a Moncloa y distanciarse de ERC. Se explica. A pesar de las apariencias siguen vivos los tres elementos que siempre presagiaron una vida corta y accidentada del pacto soberanista firmado por CDC (Mas), UDC (Durán) y ERC (Junqueras). El primero nos remite a las diferencias de modelo en ese nuevo “tripartito”. El segundo es la angustiosa dependencia financiera del Gobierno central. Y el tercero es la corrupción, que ha vuelto a zarandear la barca nacionalista con la imputación del secretario general de CDC (Convergencia Democrática de Cataluña) y delfín político del actual president, Oriol Pujol Ferrusola, por un presunto delito de tráfico de influencias.

Los catalanes empiezan a ver que entre los nacionalistas no es patriotismo todo lo que reluce.

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