lunes, 28 de octubre de 2013

Mario Teruggi, entre la geología y el lunfardo

Ricardo N. Alonso
dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet

En una amable conversación con mi colega y amigo Francisco “Paco” Fernández, columnista de temas lingísticos en El Tribuno, abordamos el tema del origen de las frases, dichos y curiosidades de la lengua y le comenté del enorme papel que había jugado un geólogo argentino en los estudios sobre el lunfardo. Me animó a escribir sobre el tema y por eso lo hago en esta oportunidad. Mario Egidio Teruggi (1919-2002), fue un científico y escritor argentino. Estudió y se doctoró en Ciencias Naturales en La Plata con orientación en geología y se especializó en Londres en petrología. Sus intereses fueron múltiples. Fue el padre fundador de la sedimentología argentina, formando discípulos reconocidos hoy internacionalmente. Publicó más de 120 artículos científicos. Varias de sus obras merecieron elogiosos comentarios fuera de la Argentina, tal el caso de “Las rocas eruptivas al microscopio (1951)”, o el “Léxico Sedimentológico (1963)” que escribiera con el Dr. Félix González Bonorino y del que se realizaron más de diez reimpresiones, ambas piezas de consulta de muchas generaciones de geólogos. Fue director del Museo de Ciencias Naturales de La Plata y del Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de Buenos Aires. Un nuevo mineral descubierto en la Puna de Jujuy (un boro arseniato de calcio y magnesio) le fue dedicado en su nombre y bautizado como teruggita por científicos de Harvard (USA). En 1967, el Prof. Alfred S. Romer, de la Universidad de Harvard, bautizó en su honor un vertebrado triásico de La Rioja, Massetognathus teruggii. Ocupó el cargo de director del Conicet. Fue un destacado especialista argentino en meteoritos y por sus trabajos, en la inauguración del planetario de Buenos Aires, recibió la medalla de oro del gobierno. Los méritos en el campo científico le valieron numerosos premios y designaciones académicas del más alto nivel. Entre ellas fue nombrado “Caballero Oficial de la Orden del Mérito” de Italia.
Un erudito notable
Fue un hombre de una erudición notable y un profesor brillante y entretenido. Profesor titular emérito de la Universidad Nacional de La Plata, en la década de 1970 fue invitado a dictar clases en la UNSa y así nuestra universidad puede exhibir con orgullo el paso de este notable académico por sus claustros. Cultivó también el campo de las letras. Conocedor profundo del idioma inglés se especializó en la obra de James Joyce. Abordó el estudio de otras lenguas y escribió un tratado sobre la génesis y la esencia del lunfardo en comparación con el slang americano y otras hablas coloquiales urbanas. Autor de cientos de artículos y libros científicos, escribió además novelas y ensayos como La túnica caída (1977), Casal de patitos (1982), El Omnium de las cornucopias (1987), Prohibido tocar los gauchos (1994), El meteorólogo y Shakespeare (1998), Pozo negro (2001), y Mi pariente Tarisio (1796-
1854) (2002), ésta su última novela que terminó días antes de morir y que versaba sobre un antepasado, un campesino analfabeto, que se transformó en el mayor y mejor fabricante de violines de la Europa de aquella época. Jorge Gottling, de Clarín, decía que “hay señales que, en ella, elaborada con trazos que suenan a autobiográficos, hacía también una despedida amable de la vida”. Escribió además: “Reality life”, Armiño y yuyos (1981), libro de relatos, y “Finnegans Wake por dentro” (1995), un ensayo sobre la galimática novela de James Joyce que lo reveló como el mayor especialista argentino sobre el escritor irlandés. Según los críticos, Teruggi se incorpora con claves propias en "Finnegans Wake por dentro", el libro jungla de James Joyce, y logra desarmar la maquinaria verbal joyceana ante los ojos del lector, como una especie de reto para que cada uno continúe por su cuenta. En todos ellos se encuentran chispazos de su profunda filosofía, donde la apertura y la libertad son motores de enriquecimiento.
El otro territorio
Tuve el privilegio y la suerte de conocer personalmente al Dr. Teruggi y asistir a sus clases como alumno de sedimentología de la Universidad Nacional de Salta en la década de 1970. Además de todo lo que aprendí me quedó profundamente grabada una charla que dictó sobre el lunfardo y el origen de algunas de sus frases y términos. El lunfardo era para Teruggi el territorio común en que los argentinos se entienden y convierten por un momento, en pares. En este sentido se destacan sus obras “Panorama del lunfardo. Génesis y esencia de las hablas coloquiales urbanas” (1974, 1978), y en 1998 su “Diccionario de voces lunfardas y rioplatenses” que incluye más de 7000 vocablos. Al decir de los expertos, entre ellos Oscar Conde de la Academia Porteña del lunfardo, Teruggi supo desmontar los mecanismos lingísticos de los lexemas lunfardos y clasificar y explicar siempre de modo sencillo, pero con altísima precisión los fenómenos fonéticos y morfológicos que hacen a la conformación de los términos que integran este repertorio léxico. Su obra Panorama del lunfardo” constituye uno de los pocos estudios teóricos serios relativos al lunfardo, junto a Lunfardía, Nueva Lunfardía y Aproximación al lunfardo de José Gobello; El lunfardo de Buenos Aires, de José Barcia; Lunfardología, de Enrique del Valle; El habla popular de Buenos Aires, de Arturo López Peña, y El lunfardo en Salta, de Susana Martorell de Laconi. De la conferencia que dictara en la UNSa me quedaron algunos de sus comentarios sobre el origen de ciertas palabras de lunfardo como “marote”, por cabeza grande, y que hacía referencia a unas muñecas francesas de ese nombre que perdían el pelo y quedaban cabezonas; “croto”, en referencia a indigentes, que eran permitidos de viajar en los trenes gracias a un decreto de José Camilo Crotto, que en 1918 fue elegido gobernador de Buenos Aires; “atorrante” por unos grandes caños de desage en la costanera del Río de la Plata, frente a la Casa de Gobierno, que tenían la leyenda "A. Torrant et Cie." y donde muchos vagos, linyeras y sujetos de avería los utilizaron para esconderse, dormir y hasta vivir en ellos. De allí viene el "se fue a vivir a los caños" o "se fue a los caños". A los que hicieron de los caños un hogar se los llamó "atorrantes" y por extensión se utiliza para referirse a toda persona pendenciera o de mal comportamiento. También “208” para alguien muy pesado por ser ese el isótopo más pesado del plomo. Para Teruggi las palabras y las rocas, ambas comunes para él, eran cantos rodados que nacían angulosos y finalizaban redondos. Lo dijo en 2002 en la última aparición pública en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, que realizó un homenaje a su obra literaria, independiente de sus aportes a la ciencia. Nunca se lo había agasajado por esta otra forma de expresar su talento. En esa oportunidad lucía orgulloso y habló poco. Como siempre, utilizó la palabra como forma superior de la inteligencia y del silencio, que es su primera consecuencia. Teruggi forma parte de los grandes maestros de la geología argentina y hoy, además, su obra lingística y literaria comienza a ser seriamente analizada.


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