viernes, 25 de octubre de 2013

La esencialidad de la minería

RICARDO N. ALONSO, 
Doctor en Ciencias Geológicas 
(UNSa-Conicet)
La complejidad, esencialidad y singularidad de la minería fueron abordadas en mi reciente libro “Filosofía de la Minería” (Mining Press Ediciones, 156 p. Buenos Aires), que fuera presentado en la Embajada de Canadá, en Buenos Aires, el 8 de mayo de 2013. Entre muchos otros conceptos señalo allí que el hombre no puede vivir sin minería, ya que alimentarse, vestirse, refugiarse, transportarse, comunicarse, curarse, alumbrarse, instruirse o divertirse, requiere del uso de minerales en cualquiera de sus formas.
Las etapas de la evolución social han estado marcadas por los minerales.
Primero fue la Edad de la Piedra. El hombre primitivo aprovechó la piedra para fabricar rústicos instrumentos de supervivencia, tanto de defensa como de ataque, para cazar y desollar, para quebrantar huesos en busca de la médula, para guarecerse, entre otros. La forma y dureza de ciertas rocas o su fractura concoide fueron útiles para esos objetivos.
Luego descubriría el fuego y seguramente habrá observado que los suelos donde se realizaban las fogatas tomaban un color rojo y se hacían más duros.
Dichos suelos estaban compuestos por arcillas y habrá observado también que las arcillas con agua se vuelven un barro fácilmente moldeable con el cual se pueden modelar distintos objetos. Entre ellos pequeñas vasijas que les permitían transportar agua y sortear zonas secas. O utensilios cerámicos pequeños para múltiples usos de cocina y aún grandes urnas para depositar a sus muertos. Hay decenas de tipos de arcillas y muchas formas de mezclarlas, grabarlas y decorarlas. Todo ello formaba parte de la cerámica y a esta edad del hombre posterior a la de la piedra le cabría el nombre de Edad de la Arcilla. Como se aprecia la piedra y la arcilla precedieron al uso de los metales y por tanto pertenecen a una época no metálica.
Luego llegaría el descubrimiento del cobre, como metal nativo y como óxidos que al fundir las menas complejas se obtenía un tipo de bronce. El bronce es una aleación de cobre y estaño, pero muchas menas polimetálicas pueden dar distintos tipos de “bronces”. Se inauguraba con el bronce la edad de los metales y de la aleación de esos metales la Edad de Bronce. Fundir menas de oxidados de cobre no requiere mayores complicaciones. En cambio el hierro ya significa un paso tecnológico mayor. En Anatolia y Persia las fundiciones de hierro que inauguraron la Edad de Hierro se remontan a 2.000 años a C., mientras que en China recién se logró en el 600 a C.
En América, a pesar de que el hombre ingresó al continente entre 14 y 12 mil años atrás no se alcanzó la edad de hierro, pero sí en cambio se desarrolló muy bien la edad del bronce y la orfebrería exquisita de los metales preciosos. Este desfasaje tecnológico entre el hierro acerado de los españoles y los metales blandos y la piedra de los americanos significó el avance acelerado de la conquista.
Plinio el Viejo, que murió en el año 79 de nuestra era durante la erupción del Vesubio, dejó escritas palabras memorable sobre el hierro en su región y en su tiempo. Entre su descubrimiento en 2000 a C y hasta 1750 el hierro se va a usar generalizadamente en el sentido dado por Plinio.
Sin embargo, iba a haber un cambio paradigmático con el uso intensivo del hierro a partir de la llamada Revolución Industrial que deja atrás el trabajo manual para pasar a una fabricación en escala y en serie con las máquinas textiles y luego con la máquina a vapor y los ferrocarriles.
El hierro y el carbón metalúrgico dan el acero, y la mezcla con otros numerosos metales va a dar lugar a toda clase de aceros con distintas prestaciones. Duros, flexibles, resistentes, inoxidables y otros muchos que son la consecuencia del agregado de distintas proporciones de wolframio, vanadio, tantalio, cromo, manganeso para mencionar algunos elementos químicos que permiten fabricar aceros de los más diversos tipos para los más diversos usos.
El aluminio es un elemento que no se encuentra en estado libre como metal en la naturaleza. Se presenta en unos barros fósiles llamados bauxitas. El primero en aislarlo fue Friedrich W”hler en 1827. Se cuenta como anécdota que un emperador europeo obsequió a un ilustre visitante una preciosa caja de madera forrada en seda que contenía algo único, novedoso y muy valioso: ­un juego de cubiertos de cuchara, cuchillo y tenedor hechos en aluminio! Claro que entonces así era por ser un metal único recién descubierto. Hoy sería una afrenta recibir algo tan ordinario. Lo cierto es que el aluminio se comenzó a producir en pequeña escala hasta que en 1886 Charles Hall y Paul Héroult descubrieron que disolviendo la bauxita en criolita fundida se podía obtener el aluminio metálico.
El aluminio se convirtió desde entonces en uno de los pilares de la civilización industrial. La aeronavegación lo tiene como el elemento esencial para la fabricación de los aviones. La aplicación de otros elementos químicos en aleación le da mayor resistencia y dureza. Se usa además en la industria de la construcción para hacer toda clase de cerramientos, en latas de gaseosas, papel de aluminio y otro centenar de aplicaciones modernas. Podemos afirmar sin equivocarnos que en 1886 comenzó la Edad del Aluminio.
Otro elemento que se convirtió en pilar de la civilización actual y que viene acompañando al cobre desde la edad de bronce es el estaño. Aún cuando tiene múltiples usos alcanzó su máxima importancia cuando se comenzó a aplicar al estañado interior de las latas de conservas de alimentos. Gracias a ese estañado los alimentos pueden conservarse por mucho tiempo. El estaño convirtió en el hombre más rico del mundo a un pobre minero boliviano llamado Simón Patiño que fue bautizado como el “Rey del Estaño” y cuya fortuna en la primera mitad del siglo XX equivaldría hoy a las de los magnates de la informática y la electrónica.
La aplicación del uranio para la generación de electricidad, radioisótopos médicos y la temible bomba atómica, todo ello a partir de la radiactividad, dio impulso a una nueva edad atómica o Edad del Uranio.
El uso del silicio, tierras raras, litio, coltán, y otros minerales tecno-electro-informáticos dio pie a la nueva era de las computadoras, teléfonos celulares, superimanes, televisión digital y otras maravillas modernas que hablan de una nueva era mineral que abarca la casi totalidad de la tabla periódica de Mendeleev.
Si bien hay algo que se llamó o hemos llamado “Edad de...”, lo cierto es que todas la edades coexisten hoy porque seguimos usando la piedra, el bronce, el hierro, el acero, el aluminio, el estaño, el uranio, el silicio, las tierras raras, el litio, el coltán y otros elementos comunes y raros en la vida moderna.

La minería es la madre de todas las industrias. Hoy todos los minerales y metales tienen un uso industrial. Casas, edificios, aviones, automóviles, barcos, trenes, camiones, medicinas, transporte de la electricidad, todo, absolutamente todo está hecho en base a minerales metálicos y no metálicos, ferrosos y no ferrosos, industriales, químicos, farmacéuticos, nucleares y rocas de aplicación que hablan a las claras de la esencialidad de la minería.

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