RICARDO N. ALONSO,
Doctor en Ciencias Geológicas
(UNSa-Conicet)
La complejidad, esencialidad y singularidad de la minería
fueron abordadas en mi reciente libro “Filosofía de la Minería” (Mining Press
Ediciones, 156 p. Buenos Aires), que fuera presentado en la Embajada de Canadá,
en Buenos Aires, el 8 de mayo de 2013. Entre muchos otros conceptos señalo allí
que el hombre no puede vivir sin minería, ya que alimentarse, vestirse,
refugiarse, transportarse, comunicarse, curarse, alumbrarse, instruirse o
divertirse, requiere del uso de minerales en cualquiera de sus formas.
Las etapas de la evolución social han estado marcadas por los
minerales.
Primero fue la Edad de la Piedra. El hombre primitivo
aprovechó la piedra para fabricar rústicos instrumentos de supervivencia, tanto
de defensa como de ataque, para cazar y desollar, para quebrantar huesos en
busca de la médula, para guarecerse, entre otros. La forma y dureza de ciertas
rocas o su fractura concoide fueron útiles para esos objetivos.
Luego descubriría el fuego y seguramente habrá observado que
los suelos donde se realizaban las fogatas tomaban un color rojo y se hacían
más duros.
Dichos suelos estaban compuestos por arcillas y habrá
observado también que las arcillas con agua se vuelven un barro fácilmente
moldeable con el cual se pueden modelar distintos objetos. Entre ellos pequeñas
vasijas que les permitían transportar agua y sortear zonas secas. O utensilios
cerámicos pequeños para múltiples usos de cocina y aún grandes urnas para
depositar a sus muertos. Hay decenas de tipos de arcillas y muchas formas de
mezclarlas, grabarlas y decorarlas. Todo ello formaba parte de la cerámica y a
esta edad del hombre posterior a la de la piedra le cabría el nombre de Edad de
la Arcilla. Como se aprecia la piedra y la arcilla precedieron al uso de los
metales y por tanto pertenecen a una época no metálica.
Luego llegaría el descubrimiento del cobre, como metal nativo
y como óxidos que al fundir las menas complejas se obtenía un tipo de bronce.
El bronce es una aleación de cobre y estaño, pero muchas menas polimetálicas
pueden dar distintos tipos de “bronces”. Se inauguraba con el bronce la edad de
los metales y de la aleación de esos metales la Edad de Bronce. Fundir menas de
oxidados de cobre no requiere mayores complicaciones. En cambio el hierro ya
significa un paso tecnológico mayor. En Anatolia y Persia las fundiciones de
hierro que inauguraron la Edad de Hierro se remontan a 2.000 años a C.,
mientras que en China recién se logró en el 600 a C.
En América, a pesar de que el hombre ingresó al continente
entre 14 y 12 mil años atrás no se alcanzó la edad de hierro, pero sí en cambio
se desarrolló muy bien la edad del bronce y la orfebrería exquisita de los
metales preciosos. Este desfasaje tecnológico entre el hierro acerado de los
españoles y los metales blandos y la piedra de los americanos significó el
avance acelerado de la conquista.
Plinio el Viejo, que murió en el año 79 de nuestra era
durante la erupción del Vesubio, dejó escritas palabras memorable sobre el
hierro en su región y en su tiempo. Entre su descubrimiento en 2000 a C y hasta
1750 el hierro se va a usar generalizadamente en el sentido dado por Plinio.
Sin embargo, iba a haber un cambio paradigmático con el uso
intensivo del hierro a partir de la llamada Revolución Industrial que deja
atrás el trabajo manual para pasar a una fabricación en escala y en serie con
las máquinas textiles y luego con la máquina a vapor y los ferrocarriles.
El hierro y el carbón metalúrgico dan el acero, y la mezcla
con otros numerosos metales va a dar lugar a toda clase de aceros con distintas
prestaciones. Duros, flexibles, resistentes, inoxidables y otros muchos que son
la consecuencia del agregado de distintas proporciones de wolframio, vanadio,
tantalio, cromo, manganeso para mencionar algunos elementos químicos que
permiten fabricar aceros de los más diversos tipos para los más diversos usos.
El aluminio es un elemento que no se encuentra en estado
libre como metal en la naturaleza. Se presenta en unos barros fósiles llamados
bauxitas. El primero en aislarlo fue Friedrich W”hler en 1827. Se cuenta como
anécdota que un emperador europeo obsequió a un ilustre visitante una preciosa
caja de madera forrada en seda que contenía algo único, novedoso y muy valioso:
un juego de cubiertos de cuchara, cuchillo y tenedor hechos en aluminio! Claro
que entonces así era por ser un metal único recién descubierto. Hoy sería una
afrenta recibir algo tan ordinario. Lo cierto es que el aluminio se comenzó a
producir en pequeña escala hasta que en 1886 Charles Hall y Paul Héroult
descubrieron que disolviendo la bauxita en criolita fundida se podía obtener el
aluminio metálico.
El aluminio se convirtió desde entonces en uno de los pilares
de la civilización industrial. La aeronavegación lo tiene como el elemento
esencial para la fabricación de los aviones. La aplicación de otros elementos
químicos en aleación le da mayor resistencia y dureza. Se usa además en la
industria de la construcción para hacer toda clase de cerramientos, en latas de
gaseosas, papel de aluminio y otro centenar de aplicaciones modernas. Podemos
afirmar sin equivocarnos que en 1886 comenzó la Edad del Aluminio.
Otro elemento que se convirtió en pilar de la civilización
actual y que viene acompañando al cobre desde la edad de bronce es el estaño.
Aún cuando tiene múltiples usos alcanzó su máxima importancia cuando se comenzó
a aplicar al estañado interior de las latas de conservas de alimentos. Gracias
a ese estañado los alimentos pueden conservarse por mucho tiempo. El estaño
convirtió en el hombre más rico del mundo a un pobre minero boliviano llamado
Simón Patiño que fue bautizado como el “Rey del Estaño” y cuya fortuna en la
primera mitad del siglo XX equivaldría hoy a las de los magnates de la
informática y la electrónica.
La aplicación del uranio para la generación de electricidad,
radioisótopos médicos y la temible bomba atómica, todo ello a partir de la radiactividad,
dio impulso a una nueva edad atómica o Edad del Uranio.
El uso del silicio, tierras raras, litio, coltán, y otros
minerales tecno-electro-informáticos dio pie a la nueva era de las
computadoras, teléfonos celulares, superimanes, televisión digital y otras
maravillas modernas que hablan de una nueva era mineral que abarca la casi
totalidad de la tabla periódica de Mendeleev.
Si bien hay algo que se llamó o hemos llamado “Edad de...”,
lo cierto es que todas la edades coexisten hoy porque seguimos usando la
piedra, el bronce, el hierro, el acero, el aluminio, el estaño, el uranio, el
silicio, las tierras raras, el litio, el coltán y otros elementos comunes y
raros en la vida moderna.
La minería es la madre de todas las industrias. Hoy todos los
minerales y metales tienen un uso industrial. Casas, edificios, aviones,
automóviles, barcos, trenes, camiones, medicinas, transporte de la
electricidad, todo, absolutamente todo está hecho en base a minerales metálicos
y no metálicos, ferrosos y no ferrosos, industriales, químicos, farmacéuticos,
nucleares y rocas de aplicación que hablan a las claras de la esencialidad de
la minería.
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