lunes, 28 de octubre de 2013

El pintor Karl Oenike y su paso por Salta

RICARDO N. ALONSO,
 Doctor en Ciencias Geológicas 
(UNSa-CONICET)
Los casos de serendipia y conexiones inesperadas son comunes y muchas veces afortunados cuando se realizan trabajos históricos. El Dr. Alfredo Tomasini, con quién escribí un par de libros sobre Esteco y otras antiguas ciudades españolas del Chaco salteño, encontró una vieja copia fotostática entre unos papeles que había heredado de Robert Lehmann-Nitsche (1872-1938) vía Julián Cáceres Freyre (1916-1999), de un trabajo del geólogo alemán Ludwig Brackebusch (1849-1906).

Brackebusch es considerado uno de los grandes maestros de la geología argentina y llegó a nuestro país contratado por Domingo F. Sarmiento para la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Realizó un trabajo monumental recorriendo especialmente a lomo de mula y durante 15 años el centro, oeste y especialmente el norte del país; recolectando más de 8.000 muestras de rocas y minerales; realizando las primeras observaciones científicas sobre el petróleo de Salta y Jujuy; y dejando para la posteridad un mapa a colores, a escala 1:1.000.000, que es su trabajo de mayor enjundia. En su primer viaje a Salta en 1881, Brackebusch se entrevistó con el gobernador Miguel S. Ortiz y con el vicecónsul interino alemán Carlos Ziegner (1842-1882), quién estaba casado con la salteña Flora Uriburu y era socio comercial del minero Jorge H. Boden, también alemán. A ellos les tocó vivir al año siguiente una situación dramática ya que fueron atacados a tiros en el Teatro de Salta donde Ziegner falleció por herida de bala a los 40 años de edad, el 12 de octubre de 1882.

La mayor parte de los artículos que Brackebusch publicó en alemán fueron traducidos al español. Sin embargo quedaba uno, en que trata sobre la vida de los mineros, que permanecía sin traducción (“Das Bergmannsleben in der Argentinischen Republik”) el que fuera publicado en marzo de 1894 en la revista Westermanns Monatshefte (T. 75, páginas 749-771). El trabajo está ilustrado con 15 dibujos que firma Karl Oenike. Investigando un poco más nos damos con la sorpresa de que este Oenike se convirtió años más tarde en un famoso pintor alemán, pero más interesante aún es que siendo joven acompañó personalmente a Brackebusch por San Luis, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy en la década de 1880. La idea de este artículo es profundizar en la vida y obra de este fotógrafo, dibujante y pintor paisajista alemán que supo retratar con belleza y fidelidad la naturaleza agreste de nuestras cordilleras. Karl Oenike nació en Berlín el 9 de abril de 1862. Entre 1879 y 1886 estudió en la Real Academia Prusiana de las Artes donde se formó como paisajista y fotógrafo.

Su maestro allí fue el profesor Eugen Bracht quién era un altamente respetado pintor de motivos orientales. En 1888 fue invitado por Brackebusch a recorrer las cordilleras argentinas y un año después participó también de otras expediciones principalmente en Paraguay. En 1891, estando en Buenos Aires conoce a la señorita Wilhelmine Fehling con quién se casa y regresa finalmente a Berlín. De ese matrimonio nacieron cuatro hijas: Charlotte, Marie Henriette, Wilhelmine Gertrud y Luise Irmgard. De su paso por Buenos Aires se conserva una excelente iconografía de la Plaza de Mayo coloreada sobre papel en formato postal. Luego de su retorno en Berlín, Oenike continuó su carrera como pintor, principalmente en el norte de Europa, donde se lo comisionó para pintar castillos, paisajes, reproducir escenas históricas, a la vez que participaba de varias exposiciones alemanas e internacionales. Fue un artista muy prolífico y utilizó la mayoría de las técnicas tales como grabado, acuarela, pintura al óleo, entre otras.

Su trabajo artístico más renombrado es la entrada de los peregrinos en Belén que fuera reproducido en numerosas publicaciones. Muchos de sus diarios de viaje, mapas topográficos, dibujos, bocetos, acuarelas, óleos y fotografías se conservan en la biblioteca de la Sociedad Geográfica de Berlín y en el Instituto Ibero Americano de Berlín. Oenike falleció el 11 de abril de 1924 a los 62 años de edad. Es muy renombrado el trabajo que Oenike realizó en Paraguay en 1889. Algunas de sus fotografías forman parte en la actualidad de la colección del Linden-Museum de Stuttgart. Se encuentran entre las fotografías más antiguas que se conservan de Paraguay. Estando en Paraguay, en una colonia alemana donde había una fábrica de cerveza que resultó el “edén” para Oenike, éste conoció al naturalista austríaco Paul Jordan con quién planeó realizar excursiones naturalistas y etnográficas al interior del país.

En julio de 1889, Oenike y Jordan decidieron escalar juntos el Cerro Tatuy situado en el sureste de Villarrica. Los campos al pie de la montaña y la misma montaña estaban entonces cubiertos por una espesa selva virgen que los indios guayaquís, una tribu muy primitiva considerada entonces como el último grupo de la edad de piedra, recorrían cazando y recolectando. Este "peligro" y la inaccesibilidad de la región hicieron que se forjasen alrededor de la montaña numerosas leyendas que mantenían a los paraguayos alejados de ella. A pesar de todo esto, Oenike y Jordan pudieron contratar tres guías para su empresa. Llegaron a la cumbre del Cerro Tatuy, que a pesar de sus escasos 700 m de altura era considerado en aquel entonces la cota más alta de Paraguay y aún no había sido escalado por ningún europeo.

Oenike pintó la naturaleza prístina y salvaje del Paraguay con el verde profundo de sus selvas y la subyugante densidad de la vegetación. El etnólogo holandés Herman Ten Kate (1858-1931) atribuyó a la obra de Oenike "una importancia fundamental para el conocimiento de la Sudamérica meridional"; y dijo además que "entre los pintores exóticos hay muy pocos de cuyos trabajos emane tanta magia selvática". Lo cierto es que este famoso pintor anduvo por Salta donde es completamente desconocido para nosotros al punto que no figura en ninguno de los importantes diccionarios biográficos argentinos.

En el trabajo que ilustró de Brackebusch sobre la vida de los mineros se puede apreciar su fino arte al dibujar diferentes escenas montañesas. Entre ellas se tiene un asado junto a un arroyo al lado de un bosque; un ingeniero de minas europeo rodeado por pobladores nativos; un campamento de descanso junto a un cerro nevado; pircas y viviendas en cuevas en los cerros de San Luis; explotaciones mineras y campamentos en Famatina (La Rioja), Capillitas (Catamarca), La Carolina (San Luis); viejas fundiciones en Tambillos (La Rioja); mineros apires sacando mineral del fondo de una mina en sacos de cuero a la espalda y trepando por troncos calados; cateadores mineros picando una roca; y el pueblo minero de aluviones auríferos de Ajedrez en la Puna de Jujuy, entre otras imágenes. La figura de Oenike viene así a sumar una biografía más a las ricas artes plásticas de nuestra región en sus cultores tanto locales como extranjeros.


1 comentario:

Roberto dijo...

Hola, yo soy bisnieto de Karl Oenike y me emocionó leer el articulo del Dr.Alonso en El Tribuno (lo encontré googleando)e incluido en este blog. Hace unos años escribi una reseña en wikipedia sobre mi bisabuelo, y el articulo del Dr.Alonso completó la informacion que tenia. Asi que aprovecho para agradecer al Dr.Alonso por este articulo y toda la tarea de difusion que realiza sobre la historia de la ciencia en Argentina (poco conocida) como tambien su esfuerzo por promover la mineria sustentable. Quedo a su disposicion robertoliebenthal@yahoo.com