RICARDO N. ALONSO,
Doctor en Ciencias Geológicas
(UNSa-CONICET)
Los casos de serendipia y conexiones inesperadas son comunes
y muchas veces afortunados cuando se realizan trabajos históricos. El Dr.
Alfredo Tomasini, con quién escribí un par de libros sobre Esteco y otras
antiguas ciudades españolas del Chaco salteño, encontró una vieja copia
fotostática entre unos papeles que había heredado de Robert Lehmann-Nitsche
(1872-1938) vía Julián Cáceres Freyre (1916-1999), de un trabajo del geólogo
alemán Ludwig Brackebusch (1849-1906).
Brackebusch es considerado uno de los grandes maestros de la
geología argentina y llegó a nuestro país contratado por Domingo F. Sarmiento
para la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Realizó un trabajo monumental
recorriendo especialmente a lomo de mula y durante 15 años el centro, oeste y
especialmente el norte del país; recolectando más de 8.000 muestras de rocas y
minerales; realizando las primeras observaciones científicas sobre el petróleo
de Salta y Jujuy; y dejando para la posteridad un mapa a colores, a escala
1:1.000.000, que es su trabajo de mayor enjundia. En su primer viaje a Salta en
1881, Brackebusch se entrevistó con el gobernador Miguel S. Ortiz y con el
vicecónsul interino alemán Carlos Ziegner (1842-1882), quién estaba casado con
la salteña Flora Uriburu y era socio comercial del minero Jorge H. Boden,
también alemán. A ellos les tocó vivir al año siguiente una situación dramática
ya que fueron atacados a tiros en el Teatro de Salta donde Ziegner falleció por
herida de bala a los 40 años de edad, el 12 de octubre de 1882.
La mayor parte de los artículos que Brackebusch publicó en
alemán fueron traducidos al español. Sin embargo quedaba uno, en que trata
sobre la vida de los mineros, que permanecía sin traducción (“Das
Bergmannsleben in der Argentinischen Republik”) el que fuera publicado en marzo
de 1894 en la revista Westermanns Monatshefte (T. 75, páginas 749-771). El
trabajo está ilustrado con 15 dibujos que firma Karl Oenike. Investigando un
poco más nos damos con la sorpresa de que este Oenike se convirtió años más
tarde en un famoso pintor alemán, pero más interesante aún es que siendo joven
acompañó personalmente a Brackebusch por San Luis, La Rioja, Catamarca, Salta y
Jujuy en la década de 1880. La idea de este artículo es profundizar en la vida
y obra de este fotógrafo, dibujante y pintor paisajista alemán que supo
retratar con belleza y fidelidad la naturaleza agreste de nuestras cordilleras.
Karl Oenike nació en Berlín el 9 de abril de 1862. Entre 1879 y 1886 estudió en
la Real Academia Prusiana de las Artes donde se formó como paisajista y
fotógrafo.
Su maestro allí fue el profesor Eugen Bracht quién era un
altamente respetado pintor de motivos orientales. En 1888 fue invitado por
Brackebusch a recorrer las cordilleras argentinas y un año después participó
también de otras expediciones principalmente en Paraguay. En 1891, estando en
Buenos Aires conoce a la señorita Wilhelmine Fehling con quién se casa y
regresa finalmente a Berlín. De ese matrimonio nacieron cuatro hijas:
Charlotte, Marie Henriette, Wilhelmine Gertrud y Luise Irmgard. De su paso por
Buenos Aires se conserva una excelente iconografía de la Plaza de Mayo
coloreada sobre papel en formato postal. Luego de su retorno en Berlín, Oenike
continuó su carrera como pintor, principalmente en el norte de Europa, donde se
lo comisionó para pintar castillos, paisajes, reproducir escenas históricas, a
la vez que participaba de varias exposiciones alemanas e internacionales. Fue
un artista muy prolífico y utilizó la mayoría de las técnicas tales como
grabado, acuarela, pintura al óleo, entre otras.
Su trabajo artístico más renombrado es la entrada de los
peregrinos en Belén que fuera reproducido en numerosas publicaciones. Muchos de
sus diarios de viaje, mapas topográficos, dibujos, bocetos, acuarelas, óleos y
fotografías se conservan en la biblioteca de la Sociedad Geográfica de Berlín y
en el Instituto Ibero Americano de Berlín. Oenike falleció el 11 de abril de
1924 a los 62 años de edad. Es muy renombrado el trabajo que Oenike realizó en
Paraguay en 1889. Algunas de sus fotografías forman parte en la actualidad de
la colección del Linden-Museum de Stuttgart. Se encuentran entre las
fotografías más antiguas que se conservan de Paraguay. Estando en Paraguay, en
una colonia alemana donde había una fábrica de cerveza que resultó el “edén”
para Oenike, éste conoció al naturalista austríaco Paul Jordan con quién planeó
realizar excursiones naturalistas y etnográficas al interior del país.
En julio de 1889, Oenike y Jordan decidieron escalar juntos
el Cerro Tatuy situado en el sureste de Villarrica. Los campos al pie de la
montaña y la misma montaña estaban entonces cubiertos por una espesa selva
virgen que los indios guayaquís, una tribu muy primitiva considerada entonces
como el último grupo de la edad de piedra, recorrían cazando y recolectando.
Este "peligro" y la inaccesibilidad de la región hicieron que se
forjasen alrededor de la montaña numerosas leyendas que mantenían a los paraguayos
alejados de ella. A pesar de todo esto, Oenike y Jordan pudieron contratar tres
guías para su empresa. Llegaron a la cumbre del Cerro Tatuy, que a pesar de sus
escasos 700 m de altura era considerado en aquel entonces la cota más alta de
Paraguay y aún no había sido escalado por ningún europeo.
Oenike pintó la naturaleza prístina y salvaje del Paraguay
con el verde profundo de sus selvas y la subyugante densidad de la vegetación.
El etnólogo holandés Herman Ten Kate (1858-1931) atribuyó a la obra de Oenike
"una importancia fundamental para el conocimiento de la Sudamérica
meridional"; y dijo además que "entre los pintores exóticos hay muy
pocos de cuyos trabajos emane tanta magia selvática". Lo cierto es que
este famoso pintor anduvo por Salta donde es completamente desconocido para
nosotros al punto que no figura en ninguno de los importantes diccionarios
biográficos argentinos.
En el trabajo que ilustró de Brackebusch sobre la vida de los
mineros se puede apreciar su fino arte al dibujar diferentes escenas montañesas.
Entre ellas se tiene un asado junto a un arroyo al lado de un bosque; un
ingeniero de minas europeo rodeado por pobladores nativos; un campamento de
descanso junto a un cerro nevado; pircas y viviendas en cuevas en los cerros de
San Luis; explotaciones mineras y campamentos en Famatina (La Rioja),
Capillitas (Catamarca), La Carolina (San Luis); viejas fundiciones en Tambillos
(La Rioja); mineros apires sacando mineral del fondo de una mina en sacos de
cuero a la espalda y trepando por troncos calados; cateadores mineros picando
una roca; y el pueblo minero de aluviones auríferos de Ajedrez en la Puna de
Jujuy, entre otras imágenes. La figura de Oenike viene así a sumar una
biografía más a las ricas artes plásticas de nuestra región en sus cultores tanto
locales como extranjeros.
1 comentario:
Hola, yo soy bisnieto de Karl Oenike y me emocionó leer el articulo del Dr.Alonso en El Tribuno (lo encontré googleando)e incluido en este blog. Hace unos años escribi una reseña en wikipedia sobre mi bisabuelo, y el articulo del Dr.Alonso completó la informacion que tenia. Asi que aprovecho para agradecer al Dr.Alonso por este articulo y toda la tarea de difusion que realiza sobre la historia de la ciencia en Argentina (poco conocida) como tambien su esfuerzo por promover la mineria sustentable. Quedo a su disposicion robertoliebenthal@yahoo.com
Publicar un comentario