martes, 18 de diciembre de 2012

El eventual pacto CiU-ERC garantiza el caos en Cataluña




                                                Antonio Casado
AL GRANO
EL CONFIDENCIAL

Ayer quedó constituido el Parlamento de Cataluña alumbrado en las urnas del pasado 25 de noviembre. El arranque de esta X Legislatura, marcada por el desafío secesionista apadrinado por CiU y ERC, tuvo su banda sonora en los aledaños del Parlament. Pero no se gritaba a favor del Estat catalá o la independencia soñada por los Mas, Pujol, Junqueras y compañía sobre el papel de un pacto de legislatura aún sin rellenar.

No, señor. Los ciudadanos que ayer se acercaron al Parque de la Ciudadela no clamaban por la Catalunya rica y plena, sino en contra de los recortes y la corrupción. Fueron unos doscientos trabajadores del sector público, que escoltaron el paso de los diputados a los gritos de “no hay pan para tanto chorizo” y “queremos los millones de Millet”. Los miembros del Gobierno en funciones de Artur Mas fueron increpados al bajar de sus coches oficiales con ruidosas apelaciones al principio de austeridad. Por ejemplo: “Si no hay dinero, venid en metro”.

Los manifestantes pudieron entregar en mano a los políticos un ‘Manifiesto de la Plataforma Sindical de los Trabajadores Públicos de Cataluña’, en el que se reclaman decisiones a favor de los derechos de los ciudadanos y las capas sociales más desprotegidas. Y en un momento determinado, cuando ya estaba en marcha la sesión constitutiva, arreciaron los gritos de “Que salga el Mesías por el balcón”.

Mas se subió al tigre del secesionismo cuando estaba políticamente muerto y ya no se puede bajar, so pena de quedar como un traidor a los ojos de los Pujol-Pujol, que son los dueños de la finca. Y Junqueras (ERC) ha encontrado en el discurso secesionista del presidente de la Generalitat la forma más rápida y barata de crecer como fuerza políticaDe eso se trata. ¿Se comportará el president como el Moisés empeñado en llevar a los catalanes a la tierra prometida o como el gobernante sensible al clamor de una ciudadanía afectada por el aumento del paro, la pobreza y el deterioro de los servicios públicos? En el todavía imaginario-imaginado acuerdo del nacionalismo dominante del nuevo abanico parlamentario, la conservadora CiU y la ERC roja y republicana siguen aferrándose a la falacia de que es posible una misma respuesta afirmativa a esa pregunta bífida.

Se explica. Artur Mas se subió al tigre del secesionismo cuando estaba políticamente muerto y ya no se puede bajar, so pena de quedar como un traidor a los ojos de los Pujol-Pujol, que son los dueños de la finca. Y Oriol Junqueras (ERC) ha encontrado en el discurso secesionista del presidente de la Generalitat (todavía en funciones) la forma más rápida y barata de crecer como fuerza política. Así que seguirán intentándolo, aunque haya que retrasar la sesión de investidura.

Insisto: la ERC roja y republicana unida a la conservadora y aburguesada CiU; si se consuma el pacto de gobernabilidad, es una sólida garantía del caos que se avecina a las puertas de esta décima legislatura catalana.

El agua y el aceite. Imposible hacer compatible la lucha contra el déficit público y la hoja de ruta secesionista. A corto o medio plazo, cinco minutos antes del caos, la inestabilidad política y económica de Cataluña que generaría el tándem Mas-Junqueras solo dejaría abiertas dos salidas: la espantada del president y su consiguiente sustitución en la cúpula de CiU o la convocatoria de nuevas elecciones.

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