Ricardo N. Alonso
dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet
En una amable conversación con mi colega y amigo Francisco
“Paco” Fernández, columnista de temas lingísticos en El Tribuno, abordamos el tema del origen de las
frases, dichos y curiosidades de la lengua y le comenté del enorme papel que había jugado un geólogo argentino en los estudios sobre
el lunfardo. Me animó a escribir
sobre el tema y por eso lo hago en esta oportunidad. Mario Egidio Teruggi
(1919-2002), fue un científico y escritor argentino. Estudió y se doctoró en
Ciencias Naturales en La Plata con orientación en geología y se especializó en
Londres en petrología. Sus intereses fueron múltiples. Fue el padre fundador de
la sedimentología argentina, formando discípulos reconocidos hoy
internacionalmente. Publicó más de 120 artículos científicos. Varias de sus
obras merecieron elogiosos comentarios fuera de la Argentina, tal el caso de
“Las rocas eruptivas al microscopio (1951)”, o el “Léxico Sedimentológico
(1963)” que escribiera con el Dr. Félix González Bonorino y del que se
realizaron más de diez reimpresiones, ambas piezas de consulta de muchas
generaciones de geólogos. Fue director del Museo de Ciencias Naturales de La
Plata y del Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” de Buenos Aires.
Un nuevo mineral descubierto en la Puna de Jujuy (un boro arseniato de calcio y
magnesio) le fue dedicado en su nombre y bautizado como teruggita por
científicos de Harvard (USA). En 1967, el Prof. Alfred S. Romer, de la
Universidad de Harvard, bautizó en su honor un vertebrado triásico de La Rioja,
Massetognathus teruggii. Ocupó el cargo de director del Conicet. Fue un
destacado especialista argentino en meteoritos y por sus trabajos, en la
inauguración del planetario de Buenos Aires, recibió la medalla de oro del
gobierno. Los méritos en el campo científico le valieron numerosos premios y
designaciones académicas del más alto nivel. Entre ellas fue nombrado
“Caballero Oficial de la Orden del Mérito” de Italia.
Un erudito notable
Fue un hombre de una erudición notable y un profesor
brillante y entretenido. Profesor titular emérito de la Universidad Nacional de
La Plata, en la década de 1970 fue invitado a dictar clases en la UNSa y así
nuestra universidad puede exhibir con orgullo el paso de este notable académico
por sus claustros. Cultivó también el campo de las letras. Conocedor profundo
del idioma inglés se especializó en la obra de James Joyce. Abordó el estudio
de otras lenguas y escribió un tratado sobre la génesis y la esencia del
lunfardo en comparación con el slang americano y otras hablas coloquiales
urbanas. Autor de cientos de artículos y libros científicos, escribió además
novelas y ensayos como La túnica caída (1977), Casal de patitos (1982), El
Omnium de las cornucopias (1987), Prohibido tocar los gauchos (1994), El
meteorólogo y Shakespeare (1998), Pozo negro (2001), y Mi pariente Tarisio
(1796-
1854) (2002), ésta su última novela que terminó días antes de
morir y que versaba sobre un antepasado, un campesino analfabeto, que se
transformó en el mayor y mejor fabricante de violines de la Europa de aquella
época. Jorge Gottling, de Clarín, decía que “hay señales que, en ella,
elaborada con trazos que suenan a autobiográficos, hacía también una despedida
amable de la vida”. Escribió además: “Reality life”, Armiño y yuyos (1981),
libro de relatos, y “Finnegans Wake por dentro” (1995), un ensayo sobre la
galimática novela de James Joyce que lo reveló como el mayor especialista
argentino sobre el escritor irlandés. Según los críticos, Teruggi se incorpora
con claves propias en "Finnegans Wake por dentro", el libro jungla de
James Joyce, y logra desarmar la maquinaria verbal joyceana ante los ojos del
lector, como una especie de reto para que cada uno continúe por su cuenta. En
todos ellos se encuentran chispazos de su profunda filosofía, donde la apertura
y la libertad son motores de enriquecimiento.
El otro territorio
Tuve el privilegio y la suerte de conocer personalmente al
Dr. Teruggi y asistir a sus clases como alumno de sedimentología de la
Universidad Nacional de Salta en la década de 1970. Además de todo lo que
aprendí me quedó profundamente grabada una charla que dictó sobre el lunfardo y
el origen de algunas de sus frases y términos. El lunfardo era para Teruggi el
territorio común en que los argentinos se entienden y convierten por un
momento, en pares. En este sentido se destacan sus obras “Panorama del
lunfardo. Génesis y esencia de las hablas coloquiales urbanas” (1974, 1978), y
en 1998 su “Diccionario de voces lunfardas y rioplatenses” que incluye más de
7000 vocablos. Al decir de los expertos, entre ellos Oscar Conde de la Academia
Porteña del lunfardo, Teruggi supo desmontar los mecanismos lingísticos de los lexemas lunfardos y
clasificar y explicar siempre de modo sencillo, pero con altísima precisión los fenómenos fonéticos y morfológicos que hacen a la conformación de los términos que integran este repertorio léxico. Su obra “Panorama del lunfardo” constituye uno
de los pocos estudios teóricos serios relativos al lunfardo, junto a Lunfardía,
Nueva Lunfardía y Aproximación al lunfardo de José Gobello; El lunfardo de
Buenos Aires, de José Barcia; Lunfardología, de Enrique del Valle; El habla
popular de Buenos Aires, de Arturo López Peña, y El lunfardo en Salta, de
Susana Martorell de Laconi. De la conferencia que dictara en la UNSa me
quedaron algunos de sus comentarios sobre el origen de ciertas palabras de
lunfardo como “marote”, por cabeza grande, y que hacía referencia a unas
muñecas francesas de ese nombre que perdían el pelo y quedaban cabezonas;
“croto”, en referencia a indigentes, que eran permitidos de viajar en los
trenes gracias a un decreto de José Camilo Crotto, que en 1918 fue elegido
gobernador de Buenos Aires; “atorrante” por unos grandes caños de desage en la costanera del Río de la Plata, frente a la Casa de
Gobierno, que tenían la leyenda
"A. Torrant et Cie." y donde muchos vagos, linyeras y sujetos de avería los utilizaron para esconderse,
dormir y hasta vivir en ellos. De allí viene el "se fue a vivir a los
caños" o "se fue a los caños". A los que hicieron de los caños
un hogar se los llamó "atorrantes" y por extensión se utiliza para
referirse a toda persona pendenciera o de mal comportamiento. También “208”
para alguien muy pesado por ser ese el isótopo más pesado del plomo. Para
Teruggi las palabras y las rocas, ambas comunes para él, eran cantos rodados
que nacían angulosos y finalizaban redondos. Lo dijo en 2002 en la última
aparición pública en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, que realizó un
homenaje a su obra literaria, independiente de sus aportes a la ciencia. Nunca
se lo había agasajado por esta otra forma de expresar su talento. En esa oportunidad
lucía orgulloso y habló poco. Como siempre, utilizó la palabra como forma
superior de la inteligencia y del silencio, que es su primera consecuencia.
Teruggi forma parte de los grandes maestros de la geología argentina y hoy,
además, su obra lingística y
literaria comienza a ser seriamente analizada.