domingo, 2 de octubre de 2011

Panorama Científico

Isahiah Bowman, el geógrafo de los Andes
RICARDO N. ALONSO, Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa, Conicet)

lunes 03 de octubre de 2011 Opinión




Bowman estudió en Harvard bajo la dirección de William Davis, considerado el “padre de la geografía americana”.

Bowman realizó un prolijo relevamiento de los paisajes, el clima, las gentes, el comercio y otros aspectos de la región.

La geografía andina se enriqueció a principios del siglo XX con la publicación de dos obras monumentales: “The Andes of Southern Peru” (1916) y “Desert Trails of Atacama” (1924, 364 p). La primera trata ampliamente sobre los Andes del Sur del Perú y la segunda sobre las huellas y senderos que cruzan la región de Atacama. Esta última no solo abarca la zona de Chile sino que también se extiende ampliamente a la Puna argentina, los valles intermontanos al este de los Andes (Calchaquíes y Lerma), la ciudad de Salta e incluso contiene consideraciones sobre el Chaco salteño.

Estas obras, hoy verdaderos clásicos de la disciplina, las escribió Isaiah Bowman que fue en su tiempo uno de los mejores geógrafos del mundo. Isaiah Bowman (1878-1950) estudió en Harvard bajo la dirección del controversial William Morris Davis, considerado el “padre de la geografía americana”. En 1905 pasó a la prestigiosa universidad de Yale, que le encomendó la misión geográfica a la América del Sur (1907) y a los Andes peruanos, que se llevó a cabo en 1911. En 1913 realizó la expedición a los Andes Centrales del Sur, oportunidad en que recorrió ampliamente la provincia de Salta.

En 1915 se convirtió en el presidente de la American Geographical Society, la principal institución que nuclea a los geógrafos de América, a la cual condujo por veinte largos años. En 1935 aceptó la presidencia de la Johns Hopkins University, cargo que mantuvo hasta 1948. Con la llegada del presidente Wilson, Bowman pasó a tener un importante rol de consejero y estuvo a cargo de la conferencia de paz de París en Versalles, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. En su trabajo de la geografía andina, Bowman realizó un prolijo relevamiento de los paisajes, el clima, las gentes, el comercio, entre otros aspectos que resultan fundamentales para entender las cuestiones socioeconómicas de la región, a principios del siglo XX. Comienza su descripción hablando de las nitrateras chilenas que pasaban por sus últimos años de esplendor, ya que pronto iban a ser desplazadas por los nitratos artificiales.

Describe la extrema aridez del desierto de Atacama, el problema de la provisión de agua, las huellas de carros que se conservaban intactas durante décadas, los petroglifos y otras manifestaciones arqueológicas de los antiguos habitantes, la escasez de la flora y de la fauna, la cuestión climática excepcional -producto de la radiación solar y la sequedad del aire- y la presencia de la “camanchaca” o niebla marina en la costa oceánica, entre otros aspectos. También habla de la extraordinaria riqueza de las minas de plata de Huantajaya, cerca de Iquique, y las de Chañarcillo, próximas a Copiapó. Se detiene además en el tema de los terremotos, muy frecuentes en la costa chilena, con mención a algunos eventos históricos. Un tema de gran interés es la descripción que hace de unas dunas sonoras en Toledo, región de Copiapó.

Estas dunas emiten música en forma natural, tal como ocurre en el Huancar de Abra Pampa, en Jujuy. Describe también con interés la región de San Pedro de Atacama, con sus oasis y su rico patrimonio arqueológico, llamando la atención sobre el volcán Lascar, que entonces estaba en erupción. Téngase presente que este es el volcán que durante sus erupciones arrojaba cenizas sobre la ciudad de Salta a causa de los vientos del oeste.

Siguió su viaje hacia el este sorteando la alta cordillera volcánica y luego cruzó la Puna argentina (entonces Territorio Nacional de Los Andes), en junio, en varias direcciones. Cruzar la Puna en pleno invierno y a lomo de mula no debió de ser una tarea fácil. Le llaman la atención las bajas temperaturas nocturnas, el viento que se vuelve insoportable para el viajero (sobre todo después del mediodía), las grandes amplitudes térmicas diarias que alcanzan -y hasta superan- los 50 §C, el problema con el agua salobre y los pastos duros para los animales, la escasa población -limitada a unos pocos puestos de pastores- y otros datos de mayor interés. Desde la Puna cruza hacia el Valle Calchaquí y visita las estancias en La Poma y alrededores. Como excelente fotógrafo, Bowman nos legó en su obra imágenes imperecederas.

Entre ellas, una vista de la calle principal del pueblo de La Poma, que fue completamente destruido años más tarde durante el terremoto en vísperas de la Navidad de 1930 y que dejó el luctuoso saldo de 36 muertos. Gracias a las fotografías de Bowman podemos ver distintas salas de fincas, los potreros con abundante alfalfa y otros pastos frescos que se usaban para el engorde de los toros que cruzaban desde el Valle de Lerma hacia las salitreras del norte de Chile, así como para el engorde de las mulas, que iban a Bolivia a la famosa feria de Huari. Bowman sigue su travesía por la Quebrada de Escoipe, mencionando los clásicos problemas de los torrentes o “volcanes” de barro. También señala que para entonces, de toda la región visitada, se obtenían miles de cueros de cabra que se despachaban desde Salta a razón de unas 80 toneladas por año y que constituían una importante fuente de riqueza. Ya en el Valle de Lerma, visita una importante estancia, la finca de Santa Lucía, donde pernocta y de la cual aporta una excelente fotografía.

Resulta interesante su impresión sobre la ciudad de Salta, que lo sorprendió favorablemente. Dice Bowman en 1913: “Esta ciudad se transformó en los últimos 20 años y hoy tiene 36.636 habitantes. Cuenta con una línea de tranvía, grandes casas comerciales, cuatro bancos importantes y un número considerable de finas residencias familiares. Ya no se lo considera como a alguien especial a quien haya viajado a Europa. Las mujeres lucen tan elegantes como las que se ven en las calles de New York. Uno de los clubes más distinguidos de la Argentina (Club 20 de Febrero) se encuentra ubicado al frente de la plaza principal. El nivel de vida de la gente, en muchos sentidos, adquirió un confort y un lujo casi desconocido hasta ahora. Mucho de ello se debió a la llegada del ferrocarril y a su posición geográfica privilegiada para el comercio con países vecinos” (pág. 191).

Desde Salta, Bowman emprendió el viaje en ferrocarril hasta la punta de riel de entonces: Embarcación, al pie de la llanura chaqueña. Allí observó la crianza de ganado, los pueblos originales, la vegetación y otros temas que le impactaron. Entre ellos el haberse encontrado allí con el famoso arqueólogo y etnógrafo sueco, barón Erland Nordenski”ld.

En síntesis, la obra de Bowman representa la primera descripción geográfica científica de un corte transversal de los Andes Centrales del Sur, desde la costa del océano Pacífico hasta la llanura chaqueña, pasando por los Altos Andes, la Puna y los valles intermontanos orientales, y nada menos que a la latitud de la ciudad de Salta.

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