miércoles, 27 de junio de 2012

La fotografía geológica de Ossian Lindholm

dr Ricardo N. Alonso


El fotógrafo Ossian Lindholm hizo un arte de la fotografía de paisajes naturales y especialmente de aquellos con un fuerte componente geológico. Ossian recorrió los Andes del norte argentino y otras regiones del país, en busca de esa naturaleza oculta que trasunta el tiempo geológico de mundos desaparecidos. Sus libros de fotografía y sus calendarios son un muestrario exquisitamente logrado de la profunda naturaleza andina.
Precisamente, si hay algo que Ossian capta en sus fotografías es el alma del paisaje, esa áurea oculta que está más allá de la vista. Sus calendarios fotográficos anuales, desde el 2001 al presente, son un profundo muestrario de paisajes puros de Salta y del norte argentino.
La lente de su cámara fue captando en estos últimos años los rincones más hermosos de esta región del sur de los Andes Centrales. Vasta geografía modelada en los últimos millones de años por los agentes exógenos que han grabado, con su gigantesco buril, las rocas que forman el cimiento de esta parte del corazón de la América del Sur.
Edificios volcánicos
La corteza andina ha sufrido glaciaciones cuyos restos aún perduran en algunos picos níveos; se ha calentado con el ascenso del magma desde grandes profundidades, cuya salida a superficie produjo la construcción de magníficos edificios volcánicos y cuyas entrañas están aún preñadas de minerales; se ha desgarrado formando profundos valles y cañones; se ha plegado en suaves serranías llamadas subandinas y cubiertas de vegetación tropical en cuyos núcleos se albergan los preciados reservorios de hidrocarburos; en fin, permitió que a una misma latitud geográfica se encuentren lagos resecos convertidos en salares de superficie acartonada al occidente, y una lujuriosa vegetación de helechos arborescentes y ríos caudalosos al oriente.
Algunos nombres son íconos de este muestrario arquitectónico de elementos paisajísticos: el Nevado de Cachi, el Volcán Llullaillaco, el Valle Calchaquí, la Quebrada de Humahuaca, la Quebrada del Toro, la Quebrada de Escoipe, la Quebrada de las Conchas, el Salar de Arizaro, el Parque Nacional Baritú. Cada uno de ellos es un mundo en sí mismo, un mundo que el turista puede descubrir viajando hasta allí o aprehendiéndolos a través de las imágenes que fluyen desde uno otro de los calendarios y libros fotográficos de Lindholm.
Gracias a su generosidad he podido incorporar hermosas fotos de paisajes geológicos en varios de mis libros, entre ellos el de “Historia geológica de Salta”, el de “Puna argentina” y el de “Geología del paisaje”, todos ellos publicados por Mundo Gráfico Editorial. Ossian es un gran buceador de la fisiografía. Sus fotos buscan captar esencialmente el espíritu del relieve.
Relieve que es la lucha entre las fuerzas interiores y exteriores que forman y modelan la corteza terrestre. Esta lucha de fuerzas, generalmente desigual, es la gran constructora del paisaje.
Los griegos la llamaban “kratosfanía”, por Kratos, el dios al que atribuían la fuerza y el poder. Los Andes son el resultado de la interacción de la dinámica interna y la dinámica externa, de las fuerzas endógenas que levantan y deforman la corteza y de las fuerzas externas que los modelan. Esto es lo que permitió la construcción de un orógeno que alcanza los casi 7 km sobre el nivel del mar.
El relieve es -filosóficamente hablando- un fluido. Si pudiéramos ver todo un proceso de generación orogénica y de destrucción exogénica a través de un ciclo de varias decenas de millones de años, acelerado en nuestra mente como en una película de cámara rápida, veríamos que efectivamente el relieve no es otra cosa que un fluido: es más, es un fluido en el sentido del viejo filósofo griego Heráclito.
Y como tal el relieve andino, que ha sido capturado por el lente de la cámara para una determinada coordenada de espacio-tiempo en cada una de las tomas fotográficas de Ossian. Recordemos que los Andes son una apoteosis orogénica a la que los incas y otros pueblos que los habitaron tuvieron un temor reverencial. Es interesante también recordar que el edificio andino involucra rocas cuya antigüedad abarca los últimos 600 millones de años.
Esas rocas, tanto las más viejas como las más jóvenes, han sido espectacularmente plasmadas en distintas fotos magistrales de Lindholm. El espíritu del artista les arranca instintivamente los secretos a los arcanos de la geología, a esa tensión manifiesta del relieve que se construye y del relieve que se destruye.
En su poema “Los Andes”, el español Juan Antonio Cavestany (1861-1924) lo dice con la fuerza de la poesía: “Valles y montes/ ventisqueros, barrancos y volcanes/ cuanto cierra los anchos horizontes/ todo parece allí campo de guerra/ resto de una batalla de titanes/ de una lucha del cielo con la Tierra”.
Es por ello, porque me he deslumbrado con las fotos del paisaje andino, que fue un orgullo presentar algunos de los trabajos de Ossian en la última década.
Diré sobre el biografiado que Ossian Lindholm nació en Tucumán en 1957.
Es hijo de la famosa historiadora tucumana Teresa Piossek Prebisch, autora erudita de numerosos libros sobre nuestra historia de la conquista y la colonia. Ossian se recibió de Ingeniero Agrónomo en la Universidad Nacional de Tucumán, pero fue la pasión por la fotografía lo que marcó el rumbo de su vida.
Fotógrafo de naturaleza
Rescato algunos de los conceptos que lo definen cuando dice: “Me gustan muchas ramas de la fotografía, pero es como fotógrafo de naturaleza con lo que siento una misión que cumplir. Estoy convencido de que para conservar primero hay que conocer, y esa es mi guía como fotógrafo de naturaleza: divulgar y mostrar la vida y los paisajes que debemos conservar”.
Sostiene Ossian: “La agronomía me dio la conexión científica con la naturaleza, y la fotografía me da la pausa necesaria que me permite observarla. La agronomía me explica los delicados mecanismos con los que la naturaleza vive y muere, la fotografía me da los sentimientos con los que la naturaleza se manifiesta”.
El paisaje y especialmente el paisaje geológico, ha sido el tema central de sus calendarios y de sus cinco libros, a saber: “10.000 kilómetros por las rutas de Argentina” (con textos de Juan Martín Roldán); “Norte argentino” (con textos de Ana Ines Figueroa); “Ischigualasto, el Valle de la Luna y Talampaya” (con textos de Ana Inés Figueroa); “El Valle Calchaquí” (con textos de Ana Inés Figueroa) y “Las Viñas del Cielo” (con textos de Dolores Lávaque y Carolina Garicoche).
Estoy seguro de que los calendarios y los distintos libros de Ossian Lindholm, actuarán como un verdadero imán para los turistas que en otras partes del país y del mundo vean las fotos, se embelesen con ellas, y opten por conocer nuestras riquezas paisajísticas.

lunes, 18 de junio de 2012

Opiniones El Combate de Río Piedras: otro feriado innecesario


 Dr Eicardo N Alonso


Cualquier encuesta permite saber si la gente realmente conoce el significado de algún feriado en particular.
Las reflexiones resultan válidas a la hora de pensar en la historia como valor y no como fomento del ocio.
En nuestro ya sufrido país, donde la economía se derrumba por mil avatares internos y externos, nos dedicamos a legislar sobre temas intrascendentes que restan más que suman. Entre estos se encuentra el “festival de feriados” que se viene repitiendo año tras año y donde cada vez son más.
Este año 2012 será récord a nivel nacional y también ahora lo será a nivel provincial. No solamente se mueven fechas importantes para hacerlas coincidir con los lunes y así tener fines de semana largos, sino que, además, se inventan nuevos y más feriados.
Es más se crean “feriados puente” para poder hacer más largo aún un fin de semana largo. Supuestamente se busca favorecer el turismo.
Entre estos feriados estrambóticos, que también va a dar lugar a un “finde largo”, la Cámara de Diputados de Salta aprobó que el 3 de septiembre de 2012 sea feriado provincial por “única vez” en razón de conmemorarse ese día el Combate del Río de las Piedras, evento militar que ocurrió hace 200 años en el departamento de Metán. Los diputados del Frente Salteño, acompañados por el PPS de Virginia Cornejo, votamos en contra. Y lo hicimos por sobrados motivos.
Buenos argumentos
No desconocemos el valor que tuvo y tiene cada una de las batallas que se libraron para lograr la independencia nacional y en la cual Salta y el ejército de Belgrano primero y el de Gemes después jugaron un papel fundamental.
Si ello es así, entendemos entonces que habría que poner en la balanza y en valor los cientos de combates y las numerosas batallas que se dieron en igual sentido. Pensamos además que, en su mayoría, los feriados han perdido su esencia y hoy son simples y meros días de ocio y turismo.
Cualquier encuesta permite saber que si se pregunta sobre el significado de un feriado en particular en gran medida se desconoce de qué se trata.
Los chicos en las escuelas y colegios, que deberían ser los más favorecidos al evocar las fechas patrias, políticas, o religiosas simplemente pasan de largo el tema o lo tocan de manera muy circunstancial. A pesar del ingente esfuerzo de maestros y profesores por rememorarlos.
En la mayoría de los casos, salvo aquellos feriados encarnados en la gente (9 de Julio, 1 de Mayo, 25 de Mayo, 25 de Diciembre, 1 de Enero, Jueves Santo y Viernes Santo, a los que habría que sumar Carnaval, Memoria, Malvinas, Obligado, Bandera, San Martín, Diversidad Cultural, Inmaculada Concepción, Batalla de Salta, Gemes, Milagro, entre otros), se desconoce casi todo sobre ellos.
La gesta belgraniana tuvo sus victorias y también sus derrotas. El 7 de noviembre de 1810 Manuel Belgrano logra la primera victoria de las armas de la patria en Suipacha (hoy Bolivia). Luego, en 1812, vendrán el Exodo Jujeño, el Combate de Río Piedras y el 24 de septiembre la Batalla de Tucumán. El 13 de febrero de 1813 se produce un hecho trascendental en nuestra geografía.
Belgrano cruza el río Pasaje (muy cerca de donde hoy está el puente carretero sobre la ruta nacional N§ 34) y hace jurar fidelidad a la Asamblea de 1813 y también hace jurar la bandera a los nuevos oficiales y soldados que se habían incorporado a partir de la batalla de Tucumán.
De Pasaje a Juramento
Allí cambió de nombre el histórico río Pasaje por el de río Juramento. Luego avanzó hacia Salta, donde el 20 de febrero infligió una dura derrota al ejército realista. Más tarde vendrán las numerosas batallas que se libraron durante el mando de nuestro caudillo mayor, el general Martín Miguel de Gemes.
El historiador Guillermo Solá en su libro “Gemes, el Gran Bastión de la Patria” (2011, 3ª Ed.) realizó un prolijo trabajo de la gesta gemesiana con más de 300 páginas de texto y numerosos gráficos y cuadros, donde los combates y batallas en Salta y Jujuy entre 1810 y 1821, sucedidos en el marco de la Guerra de la Independencia, suman la friolera de 157, y sin contar los hostigamientos. Otro historiador, Jorge Sáenz, en su libro “1817, Batalla del Valle de Lerma” (2007, 256 págs.), menciona 18 combates, escaramuzas y hostigamientos entre el 15 de abril y el 4 de mayo de 1817. Si realmente pusiéramos en valor toda esta actividad bélica independentista, siguiendo el criterio de lo actuado para el Combate de Río Piedras, no alcanzarían los días del año para ubicar tantos feriados.
El portal Informatesalta coincidió con nuestra intervención en la Cámara de Diputados y fijó su posición con el siguiente comentario: “La moda de los legisladores, ya sea en el ámbito municipal, provincial o nacional, es buscar algún hecho relevante y presentar un proyecto para que sea declarado un día feriado con tal motivo, en el ámbito correspondiente, y de esa manera anotarse un poroto como el gran gestor.
En realidad, para la sociedad, un día feriado importa más como un día en el cual no se debe trabajar o ir a la escuela que por su valor histórico, por lo tanto, la fecha en sí no implica una reflexión, ni una memoria en tal sentido. Dejemos de fomentar la vagancia, justificar el no hacer nada; sería mejor poner en marcha la creatividad para con propuestas novedosas buscar que la ciudadanía tome conciencia de los hechos que se buscan destacar” (cito textual).
Una encuesta organizada por ese portal mostró que el 60% de los salteños está en contra de la creación de más feriados. Otros portales informativos se expresaron de igual manera.
Proyectos importantes
Una lectora comentó: “Antes de mirar qué días pueden ser feriados, tanto nacionales como provinciales, deberían los legisladores aprobar proyectos importantes para defender a los ciudadanos que los votaron para solucionar problemas importantes”.
Otro comentarista, Juan Rodolfo Gigena Torino, comentó en el portal de la FM 89.9 lo siguiente: “Hay algo que no entiendo, un feriado, sea nacional o provincial, es para recordar un hecho histórico valorable. Ahora bien ¿ese hecho histórico es solo para valorar una vez? Si declaran feriado (que estoy en contra porque ya hay demasiados) que sea para siempre.
Y si hay muchos creo que ya es hora de revalorar algunos feriados y ver qué es lo realmente importante”. Reflexiones que resultan válidas a la hora de pensar en la historia como valor y no como fomento del ocio. Y también descubrir que si hay algo que sobra en el almanaque son los feriados.

martes, 12 de junio de 2012

Manuel Solá y su “Memoria descriptiva de Salta”




Ricardo Alonso
Dr en ciencias geologicas
 En 1889, Manuel Solá escribió una “Memoria descriptiva de Salta”, obra valiosa que hasta ahora nunca fue superada. Se trata de una de las geografías más extensas escritas en la historia de Salta y, sin dudas, el mejor y más completo texto de la época. Contiene datos de todas las producciones e industrias de su tiempo. Manuel Solá Chavarría (1/1/1838-

31/7/1907), era hijo de Manuel Solá Tineo (1798-1867), uno de los guerreros de la independencia y dos veces gobernador de Salta, y de doña Josefa Chavarría Moldes. Por el exilio de su padre, estuvo en Valparaíso (Chile) donde estudió en el Colegio de los Jesuitas, retirándose para dedicarse a los negocios de la minería y la ganadería en Chile, Bolivia y Perú.

A fines de la década de 1870 regresó a Salta, donde actuó como periodista y ocupó diversos cargos públicos. Dejó escritos numerosos trabajos de gran valor, históricos, biográficos, sobre los límites provinciales y su afamada “Memoria descriptiva”, que es una joya bibliográfica y obra de consulta permanente. Dicho trabajo constituye un tomo de 416 páginas y fue publicado en Buenos Aires. Está acompañado de un prolijo plano de la ciudad de Salta de 1887 con sus calles, edificios, plazas, tagaretes y otros detalles, firmado por el Ing. Fernando L. Solá. Este plano tiene un especial valor histórico para conocer distintos aspectos de la geografía urbana de Salta a fines del siglo XIX. Manuel Solá tuvo una amplísima actuación como escritor y estadista. Ocupó numerosos cargos públicos como ministro de Hacienda de los gobiernos de Moisés J. Oliva, de Miguel S. Ortiz, y de Delfín Leguizamón, fue electo diputado nacional y senador provincial, se desempeñó como presidente del Consejo General de Educación, habiendo fundado dos importantes escuelas: la Benjamín Zorrilla y la Mariano Cabezón. Fundó el diario El Norte, y fue director del Archivo General de la Provincia. Entre sus logros se cuenta el haber sido el iniciador del ferrocarril a Chile, habiendo publicado en 1906 un opúsculo titulado “Ferrocarril trasandino de Salta a Mejillones o Antofagasta”.

Durante su ministerio en 1882 se otorgó la primera concesión para explorar y explotar yacimientos de petróleo. Dejó una “Geografía de Salta” inconclusa e inédita. En cuanto a la “Memoria descriptiva de la Provincia de Salta”, la obra consta de tres partes. La primera, de seis capítulos, abarca 46 páginas. El capítulo I trata acerca de los rasgos generales del territorio y de los límites de Salta con Bolivia y con las provincias de Jujuy, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero. Los capítulos II y III están dedicados a la configuración y a la naturaleza del suelo. Se detiene en la orografía para explicar la configuración de sierras y serranías, luego en la hidrografía, mencionando los principales ríos de la provincia y también algunos de sus afluentes importantes, incluida su potencial navegabilidad. Al referirse a la naturaleza del suelo entra en consideraciones geológicas sobre los numerosos tipos de rocas que forman las distintas cadenas montañosas y el relleno de los valles y cuencas. Menciona las salinas de la Puna y sus depósitos de sal que se explotan cortándolos en panes. También la calidad de los suelos en relación con los distintos cultivos. El capítulo IV está referido al clima y así analiza las precipitaciones y las temperaturas para distintas zonas de la provincia e incluso brinda datos de una estación meteorológica que era operada por el alemán Federico Host. Clasifica a Salta en una “zona fría” al oeste, en una “zona templada” en el centro y una “zona ardiente” en el este. En base a esto, realiza un largo análisis de climatología médica. Téngase en cuenta que en 1887 el cólera atacó con fuerza al país y Salta sufrió severas consecuencias con gran mortandad a causa de las malas condiciones higiénicas (aguas estancadas y contaminadas, tagaretes, etc.). El capítulo V está dedicado a la fauna y describe principalmente los mamíferos, aves, peces, insectos y algunos reptiles y anfibios. En los casos que corresponde, menciona si son comestibles. El capítulo VI trata de la flora en general con un rico listado de nombres científicos y vulgares así como sus aplicaciones en el caso de las plantas industriales, y también de otras plantas tales como las tintóreas, oleaginosas naturales, resinosas, gomo-resinosas, balsámicas, céreas, jabonosas y medicinales. De estas últimas, menciona unas 100 especies con sus propiedades curativas populares. La segunda parte consta de doce capítulos. El capítulo I trata de la distribución administrativa y la población. El capítulo II está dedicado a comentar en profundidad el régimen y aprovechamiento de las aguas, tanto del domino de las aguas vivas, manantiales y corrientes, de las aguas muertas o estancadas y el de las aguas subterráneas. El capítulo III trata de viabilidad y transportes. El capítulo IV cubre un amplio espectro sobre mano de obra, salarios, animales mostrencos, marcas, contramarcas y señales, razas especiales de ganado, las hierras, la crianza de cerdos, palomas, abejas y aves domésticas, patrones, peones, agregados, arrenderos, y otros temas. El capítulo VI se refiere a la colonización e inmigración. Allí nos enteramos de que en Salta vivían en 1887 unos 6.000 extranjeros, principalmente bolivianos (3.000), italianos (1.200), chilenos (1.000) y españoles (500). También se encontraban viviendo 80 alemanes, 40 franceses y 12 ingleses. El capítulo VII trata de la agricultura, con un extenso comentario sobre cultivos menores, árboles frutales, árboles tropicales no cultivados, floricultura y jardinería. El capítulo VIII está dedicado a la ganadería; el IX, a las aves e insectos útiles, tratando especialmente la crianza de pavos, sericultura y apicultura. El capítulo X, muy extenso, está dedicado a la minería con un análisis de todos los tipos de minerales existentes en la provincia y un completo padrón de minas y propietarios mineros. Dejó inédito un texto sobre ensayos de minerales. Los capítulos XI y XII están dedicados a las diferentes industrias y al comercio en sus diferentes formas con la importación y exportación de toda clase de mercaderías. Finalmente, la tercera parte, con nueve capítulos, cubre los temas referidos al régimen político y administrativo (poder judicial, régimen municipal, policía, régimen militar, guardia nacional, correos y telégrafos, etc.), rentas y crédito público (escuelas, colegios, bibliotecas públicas, preceptores), religión y culto, higiene y sanidad públicas, asistencia y beneficencia, centros sociales, teatros, paseos y diversiones; ciudades y poblaciones más importantes, vida urbana y rural. Manuel Solá Chavarría casó con Sara Curth Hidalgo y tuvo cuatro hijos (Carlos, Sara, Miguel y Emma) y una numerosa descendencia de reconocidas familias salteñas. El libro de Manuel Solá sigue siendo una fuente insuperable de consulta y un clásico con mayúsculas de la geografía de la vieja Salta

lunes, 4 de junio de 2012

El salar de Arizaro y su imponente paisaje

Dr Ricardo N-.Alonso
El salar de Arizaro es el tercer salar más grande de los Andes Centrales, después del de Uyuni en Bolivia y el de Atacama en Chile. Se encuentra contenido íntegramente en territorio salteño, en el departamento Los Andes, sector de la Puna austral. Sus ejes mayores superan los 100 km de largo y los 50 km de ancho. Las coordenadas geográficas para un punto central son de 24§ 43' sur y 67§ 44' oeste y su altura sobre el nivel del mar es de 3.500 metros. Su interior es un “océano” de sal y para tener idea de su tamaño, si nos dispusiéramos a recorrer su perímetro, tendríamos que conducir a lo largo de 372 km. La gran cuenca que alberga en su centro al salar tiene 6.015 kilómetros cuadrados, mientras que el núcleo salino central cubre una superficie de 1.600 km2. Gran parte de esa superficie es sal pura cuyo espesor total no se conoce, aunque hay perforaciones que atravesaron hasta 100 m sin llegar al fondo. La sal se distribuye en la mitad occidental del salar, mientras que la mitad oriental está constituida por yeso grueso es cristales crecidos en una arcilla roja. Yeso y sal son las principales evaporitas presentes en el salar, aunque también se encuentran en algunas orillas pequeños bolsones de sulfato de sodio y eflorescencias de carbonato de sodio. A diferencia de los salares de la Puna oriental, Arizaro no contiene depósitos de boratos y es pobre en litio. Hay varias interpretaciones para el topónimo Arizaro, siendo la más utilizada la procedente de la lengua atacameña, que indica que significaría “dormidero del buitre”.

También se ha propuesto que proviene del quechua y que significa “huellas hirientes”, lo cual haría referencia a las costras de sal fósil, rotas y deformadas, que cortan como cuchillos. Transitar a pie por el interior de los salares donde existen esas costras es una tarea inhumana que justifica el topónimo de marras. El marco que rodea al salar de Arizaro es verdaderamente espectacular.

Hacia occidente se divisan majestuosos volcanes nevados que se encuentran entre los más altos del planeta. Esos gigantes cónicos forman parte de la Cordillera Volcánica Occidental que nos separa de Chile y que en muchos casos superan los seis mil metros de altura, tal el caso del Llullaillaco (6.734 m), el Socompa (6.051 m), el Salín (6.022 m) y fuera del límite internacional, el bellísimo volcán Aracar (6.095 m) y muchos otros volcanes que despuntan sobre cinco mil metros, entre ellos el Arizaro (5.774 m), el Arizar (5.076 m), el Mellado (5.317), el Cerro de La Carpa (5.475) y el cerro Rosado (5.483 m), así como algunos de menor altura. Téngase presente que estos volcanes se elevan entre 2 y 2,5 km, desde bases que alcanzan entre 5 y 15 km de diámetro, lo que da una rápida idea de su tamaño y volumen. Ahora bien, al pie del salar en su límite occidental corren serranías bajas (Taca Taca, Samenta), formadas por rocas viejas, con edades ordovícicas y permotriásicas, esto es, entre 200 y 450 millones de años atrás. Adosados a estas sierras se encuentran volcanes muy jóvenes que han derramado sus negras coladas basálticas hasta el propio borde del salar, en función de la pendiente, y que se encuentran excelentemente preservados. Del lado oriental se tiene una “cordillera de sal”, formada por espesas formaciones de sal de roca y yeso, con una fuerte coloración rojiza y una antigedad de alrededor de seis millones de años. Esas sales viejas y replegadas son una parte de lo que alguna vez fue el protosalar de Arizaro, luego deformado fuertemente por la tectónica andina. La disolución de la sal de roca da lugar a un curioso paisaje que incluye cráteres, huecos, cavernas y otros rasgos. El yeso se presenta en láminas vítreas y transparentes de la variedad selenita, a la que algunos confunden con mica pero que se raya fácilmente con la uña. El cierre norte del salar está dado por el volcán Guanaqueros (5.314 m). Hacia el sur el salar se bloquea por la sierra de Archibarca, en gran parte también de naturaleza volcánica. En el borde austral del salar están las viejas canteras de ónix de Arita. También el famoso Cono de Arita, una geoforma cónica del relieve, que constituye un atractivo turístico singular. El viejo volcanismo que imperó en esa región -y cuyos restos se observan en los flancos oeste y sur del salar- han dado lugar a manifestaciones de cobre y de oro diseminadas en lo que fueron las raíces de aquellos volcanes hoy destruidos por la meteorización y la erosión. Se han formado allí potenciales yacimientos minerales que están en distinto grado de exploración, entre ellos los pórfidos de cobre-oro de Taca Taca, Samenta, Río Grande, Arizaro y Lindero, entre los mejores estudiados. Se trata de concentraciones minerales diseminadas del tipo de las que se encuentran en el lado chileno y que dan lugar a una pujante minería en la región de Atacama. Desde el punto de vista climático la región de Arizaro pertenece al dominio árido puneño donde se alcanza la mayor sequedad. Las precipitaciones totales se encuentran por debajo de los 30 mm anuales; las temperaturas son muy bajas, alcanzando en invierno a 25 grados bajo cero; la amplitud térmica entre el día y la noche es muy alta; la radiación solar es intensa y los vientos alcanzan velocidades altas. Los vientos que ingresan desde el oeste se aceleran en su paso por el salar y al llegar a la orilla oriental producen una intensa deflación que levanta columnas de polvo que se elevan a gran altura, superan las altas montañas de la Puna y, finalmente, llegan hasta el Chaco donde forman parte del aporte eólico a los suelos. Un astronauta del Challenger hizo una foto espectacular del fenómeno. En el sector nororiental, al pie del cerro granítico de Macón (5.548 m), y en una planicie en el medio de la “Cordillera de la Sal”, se encuentra el pueblo de Tolar Grande, el punto con mayor población de la región.

En su momento, cuando funcionaba la mina de azufre La Casualidad, Tolar Grande fue una importante estación del Ramal C-14 del Huaytiquina. También era lugar de paso del ganado a pie a Chile y aún se encuentran momias de toros en la huella del salar.

Tanto el FFCC como la ruta provincial N´ 27 cruzan el salar en su tramo medio para dirigirse al Paso Socompa o a la vieja mina hoy abandonada de La Casualidad, único lugar donde existe un tramo asfaltado. El salar de Arizaro se presenta como una planicie de sal en medio de la Puna árida, en una región casi totalmente desprovista de vegetación, que invita a pensar y soñar en un paisaje lunar. La sal reseca de su interior, erosionada en filosas crestas, emite un singular crujido que recuerda un raro y extraño lamento.

La geografía del salar de Arizaro y sus alrededores es una de las riquezas paisajísticas y turísticas más atractivas y menos conocidas de la provincia de Salta.