lunes, 28 de diciembre de 2015

El magnesio, minerales y usos


Ricardo N Alonso
Dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet

Es uno de los ocho elementos químicos principales de la corteza terrestre, tanto es así que cumple un rol importante en la fisiología del hombre, plantas y animales.
El magnesio es uno de los elementos químicos fundamentales y forma parte de las rocas, las aguas y los seres vivos. Químicamente es un elemento alcalino térreo y se lo representa simbólicamente como Mg. 
Su nombre deriva de la antigua ciudad griega de Magnesia, al igual que la palabra magnetismo y el mineral magnetita. 
El magnesio es uno de los ocho elementos químicos principales de la corteza terrestre. La corteza oceánica está formada esencialmente por basaltos que es una roca rica en hierro y magnesio. 

Si tomamos el conjunto del planeta, el magnesio pasa a ser uno de los elementos más abundantes, ya que es un constituyente principal del manto terrestre, esto es la gruesa capa de 2.900 kilómetros que se encuentra entre la fina corteza y el núcleo de hierro. 
El magnesio cumple un rol importante en la fisiología de plantas y animales. Especialmente en la clorofila, donde constituye el átomo central de la molécula, y es esencial en la fotosíntesis. 
En el cuerpo humano es el cuarto elemento químico más importante. Se lo encuentra en las aguas y en los suelos desde donde pasa a los organismos vivos. Su déficit produce debilitamiento. Por esa razón su uso es tan común en los compuestos farmacéuticos, en complejos polimerálicos, sales y leche de magnesia, etcétera. 
"El alemán Max Siewert fue el primero en analizar los contenidos del magnesio en las aguas corrientes y de manantiales termales de Salta".El magnesio no se presenta libre en la naturaleza, tal como por ejemplo lo hace el carbono, en el diamante o grafito, sino formando distintos minerales o bien disuelto en las aguas.
Existen unos 60 minerales de magnesio o que tienen magnesio en su composición. Entre ellos se tienen haluros, óxidos, carbonatos, boratos, sulfatos y silicatos. Los haluros magnesianos son aquellos que precipitan a partir de la evaporación de las aguas marinas en sus estadios finales. Ello ocurrió en algunas regiones muy restringidas a nivel mundial como en Zechstein (Alemania). Allí se formaron minerales como la carnalita (cloruro de potasio y magnesio hidratado) y bischofita (cloruro de magnesio hidratado). Cuando la evaporación de las aguas fue total se precipitaron boratos magnesianos (boracita y otros).
Boratos magnesianos se encuentran también en la Puna argentina, dentro de la Formación Sijes en Pastos Grandes (Salta), que contiene los mayores yacimientos de hidroboracita (borato de calcio y magnesio hidratado) a nivel mundial. Asimismo se conocen óxidos de magnesio como la periclasa y la espinela e hidróxidos como la brucita. Más conocida es la dolomita, el carbonato doble de calcio y magnesio, que forma extensas formaciones en todo el planeta. Depósitos de dolomita se encuentran en Tumbaya (Jujuy). La Formación Yacoraite, una extensa unidad de calizas amarillas del norte argentino, tiene también altos contenidos de magnesio provenientes de la dolomita. Otro carbonato es la magnesita, la fuente principal de provisión del elemento químico. 
Dentro de los sulfatos naturales, un mineral común es la epsomita (sulfato de magnesio), la famosa "sal de Epsom", de amplio uso en farmacia. Es un mineral blanco, fibroso y de aspecto sedoso. Sin embargo donde el magnesio forma un amplio número de minerales es entre los silicatos. Uno de ellos el talco (silicato de magnesio), técnicamente es el mineral más blando que se conoce (dureza 1 en una escala de 10), que se muele y se usa como polvo cosmético. También el olivino, los anfíboles, piroxenos y la mica negra son ricos en magnesio. Incluso algunas arcillas son magnesianas, caso de las sepiolitas. Estas pueden formarse en las orillas de algunos lagos o salares. 
Es famosa la "espuma de mar" o Meerschaum que provienen de la región de Eskisehir en Turquía y con la cual se fabricaban bellos objetos como pipas de fumar, mangos de bastones y otros ornamentos que lucían como el marfil. 
En la farmacopea antigua las sales de magnesio eran muy valoradas. Al igual que ciertas aguas de manantiales, frías o termales, que estaban enriquecidas en sales de magnesio y que tenían un efecto benéfico de laxante o purgante suave. Eran las sales catárticas. Una mención de ellas se encuentra en el mapa de Orán (Salta) de García de León y Pizarro del siglo XVIII. También una de las aguas de Rosario de la Frontera cumple con esa función. 
El químico alemán Max Siewert fue el primero en analizar los contenidos en magnesia de las aguas corrientes y de manantiales termales de Salta. Sus trabajos fueron publicados en Alemania y en la geografía de Ricardo Napp de 1876. Además de la farmacopea médica donde tiene una importancia mayor, el magnesio, o los minerales o productos de magnesio, se utilizan en centenares de aplicaciones como revestimiento de hornos de fundición, cosmética, alimentación, industria química, agricultura, construcción, entre otros. 
Es un producto esencial en las aleaciones con aluminio para la fabricación de latitas de gaseosas y cerveza. Aumenta la dureza y la resistencia a la corrosión del aluminio de aeronaves. 
Los fabricantes de automóviles han introducido componentes de magnesio fundido a presión, tales como carcasas de embrague, soportes de instrumentos, conjuntos de faros y parrilla, para reducir el peso. También se lo utiliza en herramientas, cámaras de video, teléfonos celulares, componentes informáticos y artículos de deporte. En los fuegos artificiales da la luz blanca brillante. 
Es interesante comentar que los salares de la Puna albergan decenas de millones de toneladas de magnesio en sus salmueras. Representan un activo negativo cuando de litio se trata, ya que concentrar las salmueras de litio con altos contenidos de magnesio cambia desfavorablemente la relación económica de su aprovechamiento. Esto en razón de que se necesita una tonelada de cal viva por cada punto de magnesio en la solución. Salares con una relación mayor a 1:8 en litio y magnesio pueden resultar antieconómicos con los métodos tradicionales de explotación. 
Pero a su vez, visto desde otro ángulo, el magnesio podría aprovecharse como subproducto. 
En Chile, los residuos cloro magnesianos (bischofita), de las explotaciones de litio del salar Atacama, se utilizan para estabilizar los caminos. El salar más rico en litio es Uyuni (Bolivia), y paradójicamente es también el más concentrado en magnesio, con una relación de 1:19, e incluso más alta. 
Los salares más ricos en magnesio en la Puna Argentina son Incahuasi y Llullaillaco. Esto indica que hay en los salares puneños un recurso potencial enorme de magnesio asociado al litio, potasio, boro y otros elementos. Sin embargo no resulta económico en la actualidad, tanto por su bajo precio y porque el mercado está manejado en más de un 70% por China; que al igual que con las Tierras Raras, cuenta con gigantescas reservas. Más aún en el Tíbet, donde la mayoría de sus salares son netamente magnesianos.

lunes, 21 de diciembre de 2015

¿Un OVNI en 1825?



Ricardo N Alonso
Dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet


Los cielos actuales están llenos de objetos voladores no identificados.
Muchos de ellos son de naturaleza luminosa y se les ha dado en llamar OLNIS (objetos luminosos no identificados). Algunos son fenómenos naturales, tal el caso de estrellas fugaces, meteoritos, aerolitos u otros materiales de origen cósmico que entran a la atmósfera terrestre a grandes velocidades, generando fuentes pasajeras de luz, especialmente en los cielos nocturnos.
Luego hay toda clase de fenómenos lumínicos relacionados con la electricidad y el magnetismo atmosféricos, desde las aureolas boreales, pasando por rayos y centellas en sus diversas manifestaciones de forma e intensidad.
También otros fenómenos relacionados con la refracción y la reflexión en distintas capas de la atmósfera. Halos lumínicos solares y lunares, reflexión sobre nubes, nubes lenticulares, hielo y otros.

Formación de luces por eventos sísmicos, faroles, luz mala. Y por supuesto toda clase de ingenios creados por el hombre como satélites, aviones comerciales y de carga, aviones comunes, helicópteros, aviones militares, globos sonda meteorológicos, drones, entre muchos más.
De allí entonces que algo que no tenga una identificación clara y definida pasa a la categoría de OVNI.
Pero basta que se diga esta palabra para que inmediatamente el imaginario colectivo los asocie a naves extraterrestres tripuladas.
No conozco a nadie que no afirme haber visto alguna vez a un OVNI, y por supuesto, en algunos casos, tripulado por vaya a saber qué habitantes y de qué galaxia.
Con formas de platillos o cigarros, con ventanas o sin ellas, plateados o dorados, pequeños o gigantes.
Antes se creía en selenitas, marcianos y venusinos, como habitantes de la Luna, Marte y Venus respectivamente; pero las sondas de la NASA hace rato que los extinguieron al descubrir que esos planetas están vacíos de cualquier vida inteligente.
Entonces hay que salir a buscarlos en la galaxia y allí chocamos de frente con las distancias luz, donde no tiene cabida nuestra mísera ventana de espacio-tiempo.
Dentro de 100 años nadie va a creer en OVNIS, tal como hoy nadie cree en brujas volando sobre escobas. Carl Jung, entre otros, señala que en el siglo XX se dio una metamorfosis en donde se cambió a la escoba por la nave y a la bruja por los extraterrestres tripulantes.
Lo cierto es que la ciencia ha descartado hace largo rato la posibilidad de visitas de seres extraterrestres y de naves intergalácticas.
Cualquier científico que se anime a decir esto corre el riesgo de ser tildado de conspiraciones secretas, ocultamiento de pruebas, cómplice de los poderes mundiales, y otros calificativos por el estilo.
Hay toda clase de fenómenos lumínicos relacionados con la electricidad atmosférica, desde las aureolas boreales. Formación de luces por eventos sísmicos y luz mala. Y toda clase de ingenios creados por el hombre como satélites.
El OVNI autóctono
En esta nota vamos a describir un OVNI de verdad, que fuera observado en los cielos del Noroeste Argentino en 1825, y al cual los viajeros que lo observaron, no le encontraron ningún tipo de explicación. Téngase presente que para aquella época, primera mitad del siglo XIX, no volaba ningún objeto construido por el hombre, a excepción de globos aerostáticos, que aquí no vienen al caso.
Los testigos presenciales fueron el capitán Joseph Andrews y su equipo técnico minero que viajaban por el camino de postas entre Buenos Aires y Potosí.
Andrews era un marino inglés que había navegado los mares del mundo y contaba con una rica experiencia producto de sus estudios y aventuras. Era un hombre con grandes influencias personales y políticas, que tuvo trato deferente con Bolívar, Sucre, Alvear, O'Higgins, Pedro I de Brasil, y era amigo personal del General Miller. Andrews fue el último comandante del barco de la Compañía de las Indias HCS Windham, que fuera vendido al gobierno de Chile en 1818 y el cual, con el nombre de fragata Lautaro, se batió frente a Valparaíso contra la fragata española Venganza y el bergantín Pezuela.
Las memorias de Andrews fueron publicadas en Londres en 1827 y traducidas al español por Carlos Aldao en "La Cultura Argentina" (1920). El valioso relato está en las páginas 73 y 74. Era el 28 de junio de 1825.
Los viajeros llegaron a la posta de Tarija Pampa, cerca del límite de Córdoba y Santiago del Estero y se acostaron a la intemperie, dispuestos a dormir, cuando uno de ellos observó que la Luna salía más temprano.
La noche estaba oscura y según sus relojes faltaban aún tres horas para la salida de la Luna. Por figura y brillo semejaba el disco lunar el que de golpe desapareció y ello los llevó a reflexionar en las posibles causas. Pensaron que se tratase de la luz de algún rancho o de fogones lejanos de arrieros, lo que fue rápidamente descartado. En un descuido, la luz estaba nuevamente allí "pero alterada en figura y dirección".
El maestro de la posta lo atribuía al alma en pena de un muchacho que había sido asesinado por salteadores.
Discutían ahora sobre el fenómeno "cuando súbitamente cambió su forma de media luna en espléndida cruz, con un rápido movimiento lateral y rapidez de meteoro o exhalación". Ahora, dice Andrews, nos confundimos más que nunca.
El "pájaro fosforescente"
En eso estaban cuando llegaron los carteros que llevaban el correo de Salta a Buenos Aires. Interrogados sobre el fenómeno estos lo atribuyeron a un pájaro blanco que vive en esos bosques y que "su calidad luminosa de noche provenía de una cresta o dureza luciente en la corona de la cabeza, que reflejaba luz fosforescente sobre el plumaje blanco del cuerpo".
Con respecto a este supuesto pájaro de la cripto-ornitología se cuenta con el comentario de Elena Perilli de Colombres Garmendia.
En su libro "El cura Miguel Martín Laguna (1762-1828)", Fundación Miguel Lillo, en la página 53, se lee al cura que dice: "A nuestras gentes y a las de Santiago oigo hablar de un ave, que llaman ninagüiro.
Esta dicen que arroja tanta luz, que parecen llamaradas. Nadie la ha visto, y porque de noche ven mudarse estas luces de un lugar a otro, ya aparecerse, ya perderse, han juzgado que es ave que bajo de las alas tiene esta fosfórica materia; este es solamente juicio, que no sale de los términos de posibilidad'.
Andrews analiza y discute la teoría del "Pájaro Blanco", como la más racional para explicar lo que vio él y su grupo.
La descripción es absolutamente compatible con otros fenómenos modernos que han sido atribuidos a OVNIS, esto es el disco luminoso, los cambios de forma, los giros y cambios bruscos en el ángulo de la trayectoria, y la gran velocidad desplegada en forma lateral.
En definitiva es la perfecta descripción de un OVNI, casi un siglo y medio antes de que se comenzara a hablar de este fenómeno.
La pregunta sigue pendiente: ¿Qué fue lo que realmente vio Andrews en 1825?.

lunes, 14 de diciembre de 2015

El petróleo y el polaco Zuber

Dr Ricardo N- Alonso
doctor en Ciencias Geologicas
Unsa- Conicet


La presencia en nuestra región de figuras relevantes para la ciencia y que son prácticamente desconocidas, incluso en medios académicos, resulta una constante cuando se estudia la historia de esta zona del país.
Los antecedentes sobre el petróleo argentino antes de su descubrimiento oficial en 1907, a pesar de su enorme trascendencia, se limitan a noticias sueltas de Jujuy, Salta y Mendoza.
Uno de los nombres que aparecen relacionados a la exploración de los hidrocarburos es el de Rodolfo Zuber (1858-1920). 
A este personaje se lo conoce exclusivamente por algunas monografías y escritos científicos en la bibliografía petrolera clásica del siglo XIX, especialmente por los trabajos que publicara en los boletines de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba.
Sin embargo, cuando se intenta profundizar sobre su figura nos encontramos con una notable orfandad de datos biográficos. 
Todo un científico
Solamente una breve reseña en Abad de Santillán. Lo curioso del caso es que este caballero, desconocido para nosotros, fue uno de los grandes científicos polacos y como tal fue y es reconocido en su patria. Al punto que presidió en tres oportunidades (1888 - 1889, 1898 - 1899, 1918 - 1919), la prestigiosa "Sociedad Copérnico de Naturalistas Polacos", la que fuera fundada en 1875.

Fue además miembro de la Academia de Ciencias de Cracovia, llamada más tarde la Academia Polaca de Ciencias. Una fotografía de época, sentado en el centro de la imagen y rodeado de académicos, muestra al sabio en 1914 como una persona menuda, de baja estatura, rostro triangular, cabello blanco y corto, luciendo quevedos, y mostachos y barba a lo Quijote.
Rodolfo Zuber nació en Orlat, Transilvania, el 13 de septiembre de 1858 y falleció a los 61 años de edad en la ciudad de Lviv el 5 de abril de 1920. Está enterrado en el cementerio de Lychakiv en Lviv, en una tumba sobre la que se emplaza un espectacular monumento de granito rojo. Zuber estudió geología en la Universidad de Lviv, donde se doctoró en 1883, con especialidad en geología del petróleo. Tuvo una amplia y destacada actuación como profesor universitario en su país. En su rol de geólogo petrolero alcanzó renombre mundial y trabajó en todos los continentes, exceptuando Australia. En 1919 fue invitado a formar parte, como miembro especialista, de la Conferencia de la Paz en París. Su trayectoria como geólogo petrolero lo llevó a actuar en América del Sur, especialmente en Argentina, Chile, Bolivia y Venezuela entre los años 1886 a 1892. En los años 1900 a 1910 dirigió la investigación en el Cáucaso, en España, México, Venezuela, Trinidad, Canadá y Estados Unidos. En 1910 fue invitado a realizar investigaciones en las colonias británicas en África Occidental, Costa de Marfil, Guinea, Nigeria y la Costa de Oro (hoy Ghana). En 1912 viajó a la India, donde exploró las montañas de sal (Sakhisar) en el Punjab. Estudió la geología de los Cárpatos Orientales y dejó escrito un libro que hoy es referencia clásica en el tema. 
El agua Zuber
Fue además un cartógrafo notable y entre otros trabajos dejo un encomiable Atlas de Galitzia. De regreso de la India fue invitado a estudiar el famoso centro de manantiales y balneoterapia de Krynica, al pie de los Cárpatos, conocido como la "Perla de los balnearios de Polonia". Luego de pacientes estudios programó una perforación a 810 m de profundidad, con tan buena suerte que en 1914 descubrió una de las aguas minerales más cotizadas del mundo. En su honor se la dio en llamar "Agua Zuber" y hoy se comercializa en Europa compitiendo con las famosas aguas de Vichy, Carlsbard y otras. El "Agua Zuber", única en su tipo, se embotella in situ y está considerada como el agua mineral más fuerte de Europa; altamente carbonatada, rica en bicarbonatos de calcio, sodio y magnesio, y con leves contenidos de boro y litio. Entre otros motivos se dice que su fama de agua mineral medicinal está relacionada con su propiedad de eliminar la resaca y aliviar los síntomas dolorosos del consumo excesivo de alcohol. Por su alcalinidad ayuda en el tratamiento de la hiperacidez, y es utilizada para trastornos gastrointestinales, principalmente úlceras del estómago y el duodeno, hígado, tracto biliar y la diabetes. Se dice además que el contenido de litio ejerce un efecto antidepresivo. También una roca, mezcla de sal y arcilla, lleva su nombre: "Roca Zuber".
En nuestro país, Zuber tuvo actuación en tres provincias: Mendoza, Jujuy y Tierra del Fuego; en esta última se dedicó a la búsqueda de carbón en el Estrecho de Magallanes. Especialmente llegó al país contratado por la Compañía Mendocina de Petróleo, fundada en abril de 1886 por el Ing. Carlos Fader (1844-1905). Zuber arribó en Julio de 1886 y estudió los manaderos y afloramientos de asfalto del Cerro Cacheuta y Cerro de los Buitres. Tres de los cuatro pozos que ubicó e hizo perforar en el cerro Cacheuta, con profundidades ente 80 y 200 m resultaron exitosos.
La compañía tuvo su auge entre 1887 y 1891, periodo en el cual se perforaron 30 pozos, se construyó un oleoducto de 35 km hasta la estación ferroviaria "San Vicente", llegando a despacharse 8000 m cúbicos de petróleo.
En Jujuy
Informado de los afloramientos naturales de petróleo en Laguna La Brea y Garrapatal en Jujuy, con explotaciones de jujeños y salteños desde la década de 1860, los mendocinos se decidieron a crear una filial para esa provincia.
Encomendaron la tarea al Dr. Zuber quién llegó a la zona en 1888. La calidad de las muestras recogidas, que dieron hasta 44% de kerosene los incentivaron a continuar. Por cierto Zuber regresó a Jujuy en agosto de 1889 y encaró los trabajos en el Garrapatal (Dpto. San Pedro, flanco oriental de la Serra de Zapla), para lo cual solicitó siete pertenencias mineras de acuerdo con el nuevo Código de Minería de Enrique Rodríguez (1809-1891), el que comenzó a regir en mayo de 1887.
El Dr. Zuber regresó a Europa en noviembre de 1889, luego de tres años de estancia en nuestro país, con el propósito de adquirir equipos de sondeos y contratar técnicos y personal polaco para las perforaciones de Jujuy. Un año y medio después, en 1891, se comenzó con las perforaciones en Garrapatal, que resultaron en un fracaso. Años después, en 1897, la Compañía Mendocina quebró sumando una nueva frustración a los desarrollos pioneros del petróleo en el siglo XIX. El Dr. Zuber tuvo un hijo, Stanislaw Zuber, también geólogo.
La figura de Rodolfo Zuber debe ser valorada y rescatada para la historia de los grandes pioneros del petróleo en la República Argentina.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Riquezas de los salares de la Puna

Dr Ricardo N. Alonso
dr en Ciencias Geologicas
Unsa Conicet


La Puna Argentina es parte de una extensa cuenca cerrada a casi 4 kilómetros de altura sobre el nivel del mar que abarca lo que se conoce como el alto plateau del Altiplano-Puna; unidad morfotectónica de los Andes Centrales. 
Esta cuenca endorreica, es decir donde las aguas confluyen en su interior, está limitada a occidente por una gran cadena volcánica que contiene los volcanes más altos del mundo y al oriente por una cadena montañosa tectónica. A nivel regional la cuenca mayor se divide en la Puna Peruana al norte, el Altiplano Boliviano al centro y la Puna Argentina al sur. 
El salar y el desierto de Atacama en Chile, se encuentran un par de kilómetros de altura más abajo, al oeste de la cordillera volcánica principal, y forman parte de otra geología y de otra historia. 
La Puna Argentina está a su vez subdividida internamente por volcanes y serranías. Ello acrecienta el grado de endorreísmo y hace que se formen espacios cerrados o depresiones de tamaños menores. 
La Puna jujeña en lugar de contar con una sola cuenca cerrada entre la cadena volcánica de Coyahuaima al norte y del Quevar al sur, está dividida en tres o cuatro cuencas longitudinales, las que a su vez están también divididas dando lugar a los salares de Olaroz-Cauchari, Salinas Grandes-

Guayatayoc, entre otros. La Puna salteña, también se halla dividida y compatimentalizada en tres cuencas longitudinales que contienen de oeste a este, los salares de Arizaro, Pocitos y Pastos Grandes. 
La cuenca de Pastos Grandes continúa hacia el sur en Centenario, Ratones y Hombre Muerto. 
Las depresiones de la Puna son entonces compartimentos, más o menos estancos, donde confluyen los materiales que arrastran los ríos y que provienen de la meteorización y erosión de las rocas vecinas, más las aguas de infiltración frías o termales, más la sales disueltas en esas aguas, más el polvo eólico y las cenizas volcánicas que caen como fina lluvia aportada por el viento. 
Todo se concentra en esas cuencas cerradas donde se van formando capas que se acumulan con el correr de los siglos y que guardan grabada la memoria de la región como en las páginas de un gran libro geológico. Incluso se conservan los registros de las épocas de climas secos y también las de climas húmedos, donde muchas depresiones se convirtieron en lagos, especialmente en los periodos interglaciares. 
Por su naturaleza de cuenco, las depresiones cerradas concentran las aguas en su centro. Dado el clima seco, donde la evaporación supera a las precipitaciones, dichas aguas se evaporan liberando su carga de sales. Es así como se forman los salares. El entorno volcánico fue propicio para liberar billones de toneladas de gases y líquidos ricos en gas carbónico, boro, azufre, cloro que por unión con otros elementos químicos alcalinos y alcalinos térreos, tales como el sodio, potasio, calcio y magnesio dieron lugar a sales variadas, esto es carbonatos, sulfatos, boratos y cloruros. 
Los salares tienen tres componentes mayores en su relleno. Las gravas, arenas y arcillas de sus alrededores, las sales sólidas en el centro y las salmueras líquidas en su interior, ricas éstas en numerosos elementos químicos valiosos, entre ellos el litio. Los aluviones de gravas y arenas que bajan de las serranías laterales, formados por degradación física, pueden tener chispitas o polvo de oro como ocurre en los flancos occidentales de la Laguna de Pozuelos y del salar de Olaroz, ambos en Jujuy. 
Las sales y minerales del interior de los salares son de naturaleza química y evaporítica, es decir formados por evaporación en razón del fuerte déficit hídrico antes comentado. Así se encuentran extensas superficies de capas de carbonato de calcio en forma de travertinos, con venillas de ónix, en el borde de algunos salares, especialmente Cauchari y Pocitos. 
El carbonato de sodio, llamado coipa por los nativos, se presenta en eflorescencias y también en la pequeña laguna alcalina de Santa María, al oeste del salar del Rincón, cerca del límite de Salta y Chile. 
El sulfato de sodio, especialmente la mirabilita o sal de Glauber, está en la mayoría de los salares sea como eflorescencia o formando bancos con aspecto de hielo (Ice Cake). Los mayores depósitos comerciales se encuentran en el salar de Río Grande, próximo a la azufrera de La Casualidad, y también en el salar de Pocitos. Mucho más abundante es el yeso, o sea el sulfato de calcio, que forma una parte sustancial de las evaporitas de los salares. La mitad oriental del salar de Arizaro está compuesta mayormente por yeso en cristales grandes. También se encuentran en abundancia, y especialmente en los salares de la Puna oriental, extensos depósitos de boratos. Comprenden mayormente el mineral ulexita o borato común que se presenta en nódulos o en bancos macizos, llamados respectivamente "papas" o "barras" por los mineros de la región puneña. Este mineral se utiliza para la fabricación de ácido bórico. En menor cantidad aparecen hermosos cristales de borato de sodio (bórax o tincal). 
Completa el cuadro de sedimentación evaporítica el cloruro de sodio o sal común (halita). Cantidades inimaginables de sal yacen en los salares de la Puna y de los Andes Centrales. Como así también en viejas serranías de sal de roca que reposan junto a los salares o en su interior. Tal como ocurre cerca del pueblo de Tolar Grande, donde incluso hay cavernas turísticas labradas en la sal de los cerros vecinos.
Decenas de miles kilómetros cuadrados de superficies evaporíticas salinas, blancas y especulares, recuerdan a viejos mares desecados. Sin embargo no hay que caer en el error común de atribuir esas sales a mares inexistentes, ya que su origen es plenamente continental y volcanogénico. 
La sal de los salares se corta en panes, se evapora en piletas (cosecha) o se raspa de la costra que se forma anualmente a fines del verano. Además de los travertinos, carbonato de sodio, sulfato de sodio, yeso, boratos y sal, de los cuales algunos se explotan y otros permanecen como recursos potenciales, los salares son portadores de salmueras enriquecidas en elementos químicos valiosos. 
La salmuera es agua híper salada con una concentración de diez a quince veces el agua de mar. Contienen aproximadamente los elementos químicos diluidos de todas las sales presentes en un salar, además de otros que no precipitan en minerales, como litio, potasio y magnesio. Mediante una serie de procesos de evaporación, concentración y precipitación se pueden obtener sales como el carbonato de litio o el cloruro de potasio que tienen valor comercial por sus aplicaciones especialmente en la agricultura (potasio) y en baterías (litio). 
El recurso de elementos químicos presentes en las salmueras de los salares es enorme pero está aún lejos de ser cuantificado. 
Este fue el tema de la conferencia que pronuncié el 6 de noviembre de 2015 en la Tecnicatura Superior de Minería, de Campo Quijano